La vivacidad de su mirada, la energía inagotable que desprende y la fidelidad hacia los suyos son tres de los rasgos más característicos del Pastor Holandés. Esta raza todoterreno es perfecta para personas activas y para familias que prefieren salir al aire libre antes que quedarse en casa. Sigue leyendo para descubrir más detalles sobre estos ejemplares de manto atigrado.

Datos básicos

  • Tamaño: entre 55 y 62 cm
  • Peso: entre 20 y 34 kilos
  • Esperanza de vida: entre 11 y 14  años
  • Ideales para: familias activas; como perros guardianes o de pastoreo; para la práctica de deportes caninos; para vivir en casas con jardín.

Orígenes del Pastor Holandés

Desde la Edad Media estos canes se dedicaron a ayudar a los campesinos a controlar el ganado, tirar de carretas pequeñas y cuidar el hogar. La variedad de Pastor Holandés está muy relacionada con otros perros de pastoreo de Europa Occidental, como el Alemán o el Belga. Incluso se cree que los Holandeses y los Belgas comparten antepasados comunes y que formaban parte de la misma raza antes de que los Países Bajos y Bélgica establecieran sus fronteras.

El estándar se fijó a finales del siglo XIX y, si bien en un principio se permitían todas las tonalidades de pelaje, posteriormente se limitaron a los tonos en marrón y negro. A mediados del siglo XX, la variedad de Pastor Holandés estuvo al borde de la extinción. Por un lado, la modernización en los campos; por otro, el advenimiento de la Segunda Guerra Mundial. Aunque la raza logró recuperarse gracias al esfuerzo de los clubes caninos holandeses, hoy en día sigue siendo una raza difícil de encontrar.

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Características físicas de un Pastor Holandés

Los ejemplares de esta variedad mantienen unas proporciones armónicas. La espalda es corta y recta, mientras que el pecho es profundo y bastante amplio, con una línea inferior que se recoge gradualmente hacia el vientre. Las patas son bastante largas, con huesos fuertes pero no pesados. La cola les llega hasta el corvejón y, cuando están en movimiento, suelen llevarla erguida y curvada con elegancia.

Su cabeza tiene forma de cuña aplanada, con un cráneo y un hocico de la misma longitud. La expresión característica denota inteligencia y una disposición alerta. Los ojos son de colores oscuros, ligeramente oblicuos y con una forma almendrada. Por otro lado, las orejas son de tamaño medio, puntiagudas. La trufa siempre debe presentar un color negro y la mordida debe cerrar en forma de tijera.

Con respecto al tipo de pelaje, existen tres variedades que cuentan con un subpelo de consistencia lanosa y bien pegado al cuerpo. El patrón de color habitual en esta raza es el atigrado, aunque en la variedad de pelo duro se acepta el azul grisáceo, el sal y pimienta e incluso el dorado.

El Pastor Holandés de pelo corto presenta una capa superficial de pelaje duro, corto y bien pegado a su anatomía. El de pelo largo tiene un pelaje de mayor longitud, lacio y rugoso al tacto; es especialmente abundante en la zona de las patas, del cuello y de la cola, parecido a un lobo. Finalmente, los ejemplares de pelo duro tienen todo el cuerpo cubierto por una capa muy densa de pelo de alambre. Se diferencian, además, por la presencia de pelo en labios, barbilla y cejas.

Así es el temperamento del Pastor Holandés

Estos canes son muy dóciles, fieles y apegados a su familia, especialmente a la persona que les ha entrenado y pasa más tiempo a su lado. Su carácter es amable y les gusta agradar, por lo que es muy fácil convivir con ellos. Les encanta jugar y pasar tiempo divirtiéndose, por lo que se llevarán muy bien con los niños de todas las edades. Además, son muy tolerantes.

Si bien son cariñosos y confiados con los suyos, se mostrarán alerta con cualquier extraño que llegue al hogar. No se comportarán agresivamente, pero sí puede que expresen su desconfianza a través del ladrido. Como están siempre atentos son buenos perros guardianes.

Asimismo, destacan por su gran inteligencia y por la facilidad con la que puedes entrenarles. Gracias a sus genes pastoriles, están acostumbrados a trabajar codo con codo con el ser humano. No obstante, necesitan a un líder fuerte que sepa establecer límites y que les marque retos constantemente. De lo contrario, se aburren con los ejercicios repetitivos.

Los Pastores Holandeses pueden adiestrarse para servir en las fuerzas de seguridad, ejercer como perros de terapia o para competir en diversos deportes caninos. La socialización temprana es fundamental para mitigar su desconfianza natural hacia los desconocidos.

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Cuidados que precisa un Pastor Holandés

Con las pilas siempre a tope, los Pastores Holandeses necesitan mantenerse ocupados para seguir equilibrados. Además de realizar varios paseos diarios, lo ideal es disponer de una casa con un buen patio, en el que puedan retozar con la familia. Pueden adaptarse a la vida en un piso, pero en ese caso debes cumplir a rajatabla con los paseos y las sesiones de juego que necesita un perro de estas características.

Se trata de canes altamente sociables, que requieren estar en contacto con las personas con las que comparten su vida. Por ello, no es buena idea dejarles solos en un patio, pues lo único que conseguirás es un comportamiento destructivo o que comiencen a ladrar sin parar.

Los ejemplares de pelo corto tienen suficiente con un cepillado a la semana, aunque en época de muda, en primavera y en otoño, deberás hacerlo continuamente. Los de pelo largo necesitarán de dos a tres pasadas semanales, en tanto que a los de pelo duro no habrá que cepillarles tan seguido. Eso sí, es conveniente que pasen por el peluquero cada 4 o 5 meses. Los baños solo cuando sea necesario, pues un lavado excesivo daña la capa de grasa natural que protege su piel.

¿Cómo es la salud de los canes de esta raza?

Por lo general, los Pastores Holandeses tienen una salud de hierro, con una menor incidencia de enfermedades genéticas que otras razas de pastoreo. No obstante, algunas de las afecciones a tener en cuenta son las displasias de cadera y de codo, así como el hipotiroidismo, especialmente en la variedad de pelo largo.

La displasia de retina es un padecimiento más frecuente en los ejemplares de pelo duro. Se trata de una condición hereditaria, que afecta el riego sanguíneo del ojo y  que en los casos más graves puede derivar en glaucoma o en ceguera.