Por su belleza y temperamento, ambas razas se han ganado por méritos propios ser consideradas dos de las más extendidas y valoradas en las ferias y exhibiciones felinas. Si te apetece conocer cuáles son las diferencias existentes entre el Sagrado de Birmania, o birmano, y el gato siamés, estás en el lugar adecuado.
Podría decirse que la diferencia más evidente tiene que ver con la longitud de su pelo, siendo la del birmano semilarga y la del siamés corta. Sin embargo, son más las particularidades de cada raza que las hacen más adecuadas para un determinado perfil de tutor, y no para otro. Las desarrollamos a continuación.
Origen asiático
Comparten su origen asiático. Sin embargo, su devenir histórico es bien distinto. Existe una prolija suerte de teorías sobre el origen de los Sagrados de Birmania. La principal de ellas apunta al pueblo jemer, la actual Myanmar. Según la leyenda, una noche el sacerdote, Mun-ha, que cuidada el templo de la diosa Tsun-Kyan-Kse fue asesinado.
Su gato, de nombre Sihn, se subió al cadáver de su tutor y al mirar fijamente a la diosa sus ojos se tornaron de un precioso azul y sus patas parecían vestir guantes blancos. Tras la Segunda Guerra Mundial estuvieron a punto de extinguirse. Gracias a la labor de los criadores franceses, que los cruzaron con persas e himalayos, la raza logró ser reflotada.
Los siameses, por su parte, atesoran una historia menos convulsa. Sin embargo, su constitución y apariencia han cambiado mucho desde su nacimiento en Siam, la actual Tailandia, hasta los tiempos actuales. El siamés moderno, también llamado siamés táctico, es obra de los ingleses que iniciaron su cría a partir del año 1882.
Características físicas
¿Sabes que los birmanos tienen el bazo más grande de todas las razas felinas? Cuando los comparamos con los siameses, la diferencia más notable reside en la longitud de su pelo y en el blanco de sus patas, que parecen llevar guantes. La cola de los birmanos es poderosa, más larga que el cuerpo y está muy poblada.
Al cruzarlos con persas, angoras e himalayos su envergadura es superior a la de los siameses. Así, los Sagrados de Birmania pesan entre 4 y 6 kg y los siameses se quedan en los 5 kg, siendo más esbeltos y ágiles. Cabe señalar que el abultado manto de los birmanos les hace aparentar más grandes de lo que en realidad son.
Ambas razas corresponden a felinos de tamaño mediano. El patrón pointed, esto es, las zonas en las que la temperatura corporal es más baja de un tono más oscuro (hocico, orejas, patas y cola) se ve superado por otros tipos de patrón en el caso del siamés.
Puedes encontrarlos atigrados o tabbly, torties (con manchas rojizas que recuerdan al caparazón de una tortuga), así como en una amplia diversidad de tonalidades que van del blanco crema al gris amarronado, con las orejas, la nariz, las patas y la cola siempre más oscuras. El pelo del siamés es corto, denso, muy tupido al cuerpo y suave al tacto.
Temperamento dispar
Los birmanos parecen tolerar mejor la soledad, aunque reclaman atención y mimos a diario. Son sociables y se llevan bien tanto con los niños como con otras mascotas y con los desconocidos. Se adaptan mejor que los siameses a los cambios, siendo la vida de interior su predilecta. Son gatos pacíficos, juguetones y cariñosos que disfrutan de la compañía.
Los gatos siameses, por su lado, presentan un carácter más dominante y exigen altas dosis de juego y atención cada día. De no lograrlas no dudan en recurrir a su amplio registro de maullidos y a la insistencia. Saben ganarse la amistad de los perros y no les cuesta hacerse con el dominio del espacio en el que conviven con otras mascotas.
Son energéticos, vocales, imprevisibles y muy apegados a aquellos con los que conviven. Pueden llegar a enfermar si permanecen muchas horas solos o si no acaparan todas las atenciones. Tienden a elegir a un miembro de la familia como su favorito y les gusta seguirle a todas partes. Son muy curiosos, inteligentes y rencorosos si se sienten traicionados.
Cuidados requeridos
El manto semilargo de los birmanos reclama ser cepillado con un peine de cerdas largas y metálicas 3 veces por semana. A diario en los meses de muda. Tienden a acumular mucha cera, por lo que la higiene de sus orejas, así como la de sus ojos y dientes, debe llevarse a cabo una vez por semana.
Presentan cierta predisposición a padecer enfermedades renales. Por tanto, conviene atender a la calidad del pienso con el que son alimentados y ofrecerles suficiente agua fresca a diario. El ejercicio en forma de juego compartido es el medio más divertido y efectivo para contrarrestar su predisposición a la obesidad.
Por su temperamento activo y nervioso, los siameses deben ser estimulados física y mentalmente a diario. No son una raza idónea para las personas que disponen de poco tiempo, ya que con ellos deberás reservar tiempo a diario para la interacción. De este modo, podrá liberar su exceso de energía y se mantendrá feliz y equilibrado.
Debe ser cepillado 2 veces por semana, 3 veces si está mudando pelo durante la primavera y el otoño. En su caso, el cepillo más adecuado es el de cerdas flexibles y cortas. El pienso enriquecido con ácidos grasos omega-3 le permitirá mantener su pelo y su piel en óptimas condiciones. La higiene de orejas, dientes y ojos también debe ser semanal.
Enfermedades más comunes
Ambas razas gozan de una excelente salud. Sin embargo, como consecuencia de los cruces de consanguinidad realizados durante décadas para satisfacer la demanda social, existen ciertas patologías congénitas de cierta prevalencia que merecen tu atención.
En el caso del Sagrado de Birmania, se trata de la insuficiencia renal por acumulación de creatinina, de la degeneración del sistema nervioso central, de la hemoglobinuria, de la mioglobinuria y de enfermedades neurológicas de diverso pronóstico.
El siamés está más predispuesto a desarrollar estrabismo, cálculos en las vías urinarias y la afectación del nervio que conecta con el oído interno. Una enfermedad que provoca mareos y descoordinación, pero que, por lo general, no reviste gravedad, ya que suele remitir al cabo de pocos días.