Por mucho que quieras, no vas a poderlo evitar. Los gatos rascan de forma instintiva y hay muchas razones por las que es bueno que lo hagan. Si quieres mantener tu sofá a salvo de las zarpas felinas, la mejor solución son los rascadores para gatos.

¿Te preguntas qué tipos hay y cuáles son los mejores en cada caso? Te lo explicamos detalladamente para que elijas la mejor opción.

¿Por qué son necesarios los rascadores para gatos?

Saltar, explorar, arañar y rascar son comportamientos típicos de la conducta felina. Es lo que haría un gato en un entorno salvaje y la tendencia que sigue teniendo en un ámbito más doméstico.

En este sentido, los rascadores para gatos son necesarios por varias razones:

  • Para afilar y renovar sus uñas. Las uñas de los gatos están conformadas de varias capas. Al rascar las que ya están muertas saltan y aparecen las más tiernas. Son una parte muy importante de su cuerpo que necesita renovarse de forma continua.
  • Así pueden marcar su espacio de juego. Los felinos son bastante territoriales, por lo que delimitan ciertas zonas como suyas. Una forma de hacerlo es mediante el rascado. Con un rascador podrán dejar su huella hasta cansarse sin romper nada más.
  • Pueden ejercitarse y mantenerse en forma. Utilizando un rascador pueden moverse, estirarse y hacer ejercicio, lo que es importante para que sus articulaciones y su musculatura estén en buenas condiciones.
  • Para liberar estrés. Cuando un gato está estresado, ya sea por una mudanza o por un cambio en la familia, se sentirá aliviado al poder rascar y desfogarse con un rascador.

Si desde pequeño le acostumbras a utilizarlo, enseguida entenderá que este -y no otro- es su lugar para arañar y saltar cuando quiera. Razas cómo el gato persa, el siamés o el azul ruso precisan de estos rascadores si no quieres ver tu sofá o cortinas arañadas.

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Principales tipos de rascadores para gatos

En el mercado puedes encontrar muchos tipos de rascadores para gatos. La mayoría, no obstante, se engloba dentro de alguna de estas cuatro categorías:

  • Rascadores planos. Si no quieres gastarte demasiado dinero son una buena opción. Se colocan en el suelo como una alfombrilla y el gato puede rascarse sin necesidad de levantarse.
  • Rascadores verticales o de pared. Los puedes encontrar en forma de tabla o esquineros, para colocar en una pared o en un lugar que quieras proteger. No son demasiado caros y son perfectos para gatos jóvenes.
  • Poste rascador. Los hay de varias alturas y, generalmente, están hechos con sisal, madera y felpa. Son una buena opción para gatos con un nivel de actividad medio, que de este modo pueden estirarse y rascar en altura. Algunos de estos postes incluyen varios juguetes.
  • Rascador tipo torre o árbol. Es la mejor opción si buscas un tipo de rascador más completo, con varios niveles, así como zonas de juego, rascado y descanso. Pueden subir hasta la última plataforma para observar desde lo más alto, refugiarse en un sitio seguro, practicar el equilibrio y rascarse. Algunas torres pueden alcanzar hasta los 260 cm de altura.

Elijas la opción que elijas verás que tu felino no deja pasar la oportunidad de utilizar el rascador siempre que tiene ganas de acción.

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¿Cuáles son mejores?

La mejor elección de un rascador para gatos depende principalmente de cuál es tu presupuesto y del espacio disponible que tengas en casa. Evidentemente cuanto más completo sea, más lo disfrutará el gato.

Por otro lado también debes tomar en consideración su edad y el estado físico. Los rascadores planos, por ejemplo, son más adecuados para cachorros o para gatos con problemas de movilidad que no pueden trepar hasta grandes alturas.

Si tu objetivo es evitar que destroce un mueble o un sofá, entonces necesitarás sí o sí un esquinero. En cambio, si lo que quieres es que el gato no tenga sobrepeso, lo mejor es que busques un rascador en el que pueda subir a mayor altura y utilizar los juguetes para incentivar el ejercicio.