La panosteítis, enostosis, osteodistrofia fibrosa o cojera cíclica es una enfermedad del desarrollo que afecta a los huesos largos de cachorros de razas grandes o gigantes, es decir, aquellas que tienen un crecimiento rápido.
Acostumbra a presentarse entre los 5 y los 15 meses de edad y es una enfermedad relativamente común que conviene conocer, sobre todo si convivimos con cachorros grandes. En el siguiente artículo, hablamos de la panosteítis canina, sus causas, su sintomatología y, sobre todo, su tratamiento.
Causas de panosteítis
Se ha asociado a las dietas con exceso de calcio, la sobrealimentación, las enfermedades autoinmunes o metabólicas o las infecciones víricas, pero lo cierto es que, a día de hoy, su etiología es una incógnita. En otras palabras, se desconoce por qué se produce la panosteítis.
Se cree que podría tener un carácter hereditario y poligénico, es decir, dependería de más de un gen. Lo que sí se sabe seguro es que afecta de manera más frecuente a ejemplares macho de determinadas razas. Las que se consideran predispuestas a la panosteítis son las siguientes, entre las que también se incluyen algunas de perros pequeños:
- Pastor alemán.
- Dóberman.
- Gran danés.
- Setter irlandés.
- San Bernardo.
- Airedale terrier.
- Golden retriever.
- Labrador retriever.
- Basset hound.
- Schnauzer miniatura.
- Galgo afgano.
- Cocker spaniel.
- Rottweiler.
- Shar pei.
Signos clínicos de panosteítis
Su denominación de cojera cíclica ya nos da una idea de cuál será el signo clínico más característico de esta enfermedad. Esta cojera, normalmente de intensidad leve o moderada, puede ser sin apoyo o de arrastre.
Puede afectar a una pata o a más de una (lo más habitual) y se presenta de forma repentina. Es más habitual que se manifieste en las patas delanteras. Otras señales a las que debemos prestar atención son las siguientes:
- Cojera súbita intermitente y persistente, esto es, que se puede prolongar durante semanas o meses. Habrá periodos de empeoramiento alternado con otros de mejoría.
- Dolor intenso a la palpación profunda de las diáfisis (parte central de los huesos largos).
- Cojera más o menos grave que migra de una extremidad a otra.
- Rechazo a la realización de actividad física, como andar, saltar, jugar, correr, etc.
- Imposibilidad de caminar cuando la cojera es muy severa.
- En los casos más graves e infrecuentes, puede haber fiebre, decaimiento, pérdida del apetito, adelgazamiento o atrofia muscular.
Diagnóstico de panosteítis
Si nuestro cachorro cojea de manera intermitente de una pata o de más de una y no hemos apreciado ninguna causa que lo pueda explicar, como un traumatismo, podemos pensar en panosteítis.
La edad del cachorro es otro dato que nos puede ayudar a orientarnos hacia esta enfermedad. A este respecto, aunque normalmente la panosteítis se presenta entre los 5 y los 15 meses, en algunos cachorros puede hacer su aparición tan pronto como a los 2 meses. También hay ejemplares en los que su inicio se retrasa hasta los 4 años.
En cualquier caso, hay que acudir al veterinario. Este profesional examinará al perro, revisará su historial clínico y realizará pruebas para descartar otras patologías que podrían cursar de forma similar, como la osteocondrosis o las displasias de codo y de cadera.
Para el diagnóstico de panosteítis se recurre a las radiografías. En ellas se podrá apreciar una imagen típica de esta patología: el aumento de densidad en los huesos largos. Hay que tener en cuenta que las modificaciones visibles en radiografías pueden tardar unos días en aparecer desde que el perro comienza a cojear. Si es el caso, el veterinario propondrá repetir las radiografías pasado un tiempo.
Tratamiento de la panosteítis
La panosteítis es una enfermedad autolimitante, con lo que el pronóstico siempre es bueno. Esto quiere decir que se puede solucionar por sí sola transcurrido un tiempo, aunque el veterinario podrá prescribir tratamiento para paliar las molestias que va a sentir el perro mientras tanto.
La panosteítis remite espontáneamente y sin dejar ninguna secuela, pero la cojera puede prolongarse durante muchos meses. Es hacia los 18-20 que suele desaparecer, pues es el momento en el que el crecimiento se ralentiza.
Durante este tiempo, como hemos dicho, el veterinario puede recetar analgésicos o antiinflamatorios para el alivio del dolor y que el perro pueda tener una mejor calidad de vida mientras el cuadro se soluciona. Cabe señalar que no existe ningún tratamiento específico ni intervención quirúrgica para curar la panosteítis. Solo podemos abordar la sintomatología.
Por último, también hay que tener en cuenta que, en los casos más graves, además de medicación, conviene restringir la actividad física. Esta puede retomarse, con suavidad, en los momentos de mejoría.