Las pulgas y las garrapatas son dos de las plagas más frecuentes en perros. Estos parásitos actúan de manera externa, aprovechando el abundante pelaje de los canes para camuflarse mientras se alimentan de su sangre.

Ello puede ocasionarles graves problemas de salud. Sigue leyendo para aprender cómo prevenir infestaciones de pulgas y garrapatas en perros.

Pulgas ¿qué son y cómo actúan en los perros?

Las pulgas son pequeños insectos, de entre 1 y 4 milímetros de longitud. Son achatados y de un color que varía entre marrón claro y oscuro. No pueden volar, aunque se propagan muy rápidamente. Para que te hagas una idea: pueden saltar hasta 30 centímetros, lo que hace relativamente fácil el contagio entre perros, ya sea en una misma casa, en el parque o incluso en la misma calle.

Su increíble capacidad de reproducción hace que se extiendan con rapidez. Las pulgas pican para absorber la sangre del can, lo que causa picor, irritación e incluso alergias en la piel. El rascado o el mordisqueo constante es la principal señal de que un perro tiene pulgas.

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Garrapatas y canes, una relación que debes evitar

Las garrapatas son de mayor tamaño y se adhieren a la piel del perro para succionar su sangre. Una vez se instalan comienzan a chupar, aumentando hasta diez veces su tamaño. Además de causarles anemia, inyectan toxinas en el torrente sanguíneo del huésped, lo que va reduciendo sus defensas.

Existen dos grupos de garrapatas: las duras y las blandas. De las dos, las primeras son las más extendidas.Cuentan con cuatro pares de patas y se reconocen por su caparazón duro, similar a una coraza. Éste cubre todo el cuerpo de los machos y solo la zona de la cabeza en las hembras.

Las infestaciones son más habituales en primavera y en verano, ya que hibernan durante los meses más fríos. La garrapata marrón, que es la más frecuente entre los canes, suele encontrarse no solo en los exteriores, sino también en el interior de las casas. Además de su condición parasitaria también transmite enfermedades como la de Lyme, la Babesiosis, la Hepatozoonosis o la Erlichiosis canina.

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Principales medidas de prevención contra pulgas y garrapatas

Aunque es más probable que ataquen a aquellos perros con las defensas más bajas, cualquier ejemplar sano puede verse afectado por estos parásitos. Sigue estos sencillos consejos para evitarlo.

  • Pásales el cepillo a menudo: un pelo poco aseado y enmarañado es el hábitat ideal para las pulgas y las garrapatas. Si estableces rutinas de cepillado, lograrás que su pelaje sea menos propenso a la aparición de parásitos.
  • Productos antipulgas y antigarrapatas: los collares y las pipetas están pensados para proteger a los perros de las infestaciones. Suelen ser efectivos y hay una gran variedad de opciones. La utilización de champús y jabones especiales para combatir los parásitos también dará buenos resultados, tanto en la prevención como a la hora de liberarse de esta molesta presencia.
  • Un entorno aseado: la limpieza del espacio donde el can come y duerme también es muy importante. La desinfección regular de los lugares más utilizados por el perro es de gran ayuda para mantener alejados a los parásitos. Incluso bañar a nuestro perro y utilizar un jabón específico para canes que contenga un agente antiparásitos, puede ayudar a mantenerlas alejadas.
  • Evita las zonas de mayor riesgo: los paseos por lugares poco higiénicos son poco recomendables. Zonas abandonadas, de mucha basura o pasos de ganado, son puntos que atraen la presencia de estos animales. Asimismo, procura que el perro no se relacione con otros de la calle o con signos de estar mal cuidados. Otra buena medida, especialmente en épocas calurosas, es inspeccionar el pelaje después de pasear, especialmente si habéis ido por zonas con vegetación abundante.
  • Remedios naturales: utilizar plantas como el romero o el eucalipto durante el baño suele funcionar bien. También puedes crear tu propio spray antipulgas y antigarrapatas mezclando limón y vinagre de manzana.

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Las pulgas, las garrapatas he incluso los mosquitos, pueden transmitir larvas que se convertirán en parásitos intestinales en tu perro, los cuales pueden dañar gravemente su salud ya que se alimentan de su sangre y nutrientes.

La mejor manera de asegurarte de que un perro esté saludable es la prevención constante. Y, ante el menor signo de infestación, es fundamental que consultes el caso con un profesional. De este modo podrás solucionar un problema que, de no contenerse a tiempo, puede tener graves consecuencias para el can.