La hora del baño puede ser tan relajante como traumática para un can. Lo que nunca debes olvidar es que lavarle regularmente es uno de los cuidados básicos para que se mantenga saludable. Además, es una rutina ideal para afianzar vuestra relación. Sigue leyendo para aprender cómo bañar a un perro sin morir en el intento.

¿Cada cuánto es necesario asear a un perro?

La frecuencia del baño dependerá de la raza y de cuánto tiempo pasa el perro en el exterior. Generalmente, si son canes de pelo largo, con una ducha al mes será suficiente. En el caso de ejemplares con un pelaje corto, este período puede extenderse hasta el mes y medio o dos.

No es recomendable excederse en la frecuencia, pues esto puede debilitar la piel del can. Su epidermis está cubierta por una grasa natural muy fina que le sirve para combatir infecciones y parásitos. Por este motivo, si lo bañas demasiado, su protección natural puede verse afectada.

Cuando son cachorros, se recomienda esperar a que tengan al menos cinco semanas para bañarles por primera vez. Si incluyes el aseo desde una edad temprana, verás cómo cada vez será más fácil asearles.

Perro-en-la-bañera

¿Qué se necesita para bañar a un can?

Por lo general a los perros no les gusta que les bañen. Sobre todo porque ello implica quedarse quietos, algo que puede ser difícil de lograr con algunas razas. Es básico, por tanto, que tengas todo listo antes de empezar. Los instrumentos necesarios son los siguientes:

  • Champú para perros: utiliza productos pensados especialmente para ellos. Nunca debes usar jabones para humanos.
  • Cepillo: para acicalar su pelo antes del baño.
  • Toallas: procura secarlo siempre, especialmente si el clima es frío.
  • Pipeta: así se mantendrá libre de pulgas y parásitos tras el aseo.
  • Cortaúñas: el baño es una buena ocasión para cortar las uñas del can.

Una vez tengas todo a mano, el siguiente paso será elegir el lugar más adecuado.

¿Dónde es mejor bañar a un perro?

La respuesta a esta pregunta depende en gran parte del tamaño del can y del clima que haga en el exterior. Si el perro es pequeño podrás hacerlo en una bañera, pero si es más grande quizás se ponga nervioso si intentas meterle en una.

En ambos casos lo ideal es el jardín. Eso sí: procura que el día esté soleado. Así no correrá el riesgo de enfermarse. Si se trata de perros pequeños no hará falta atarles, ya que podrás manejarlos con más facilidad. En el caso de canes pesados, es mejor que utilices la correa para que no intenten escapar.

No obstante, a medida que pasen los baños irán entrando en confianza y relajándose durante estos momentos. Cuanto esto suceda puedes ir probando a desatarles para ver cómo reaccionan.

secando-a-un-perro-tras-el-baño

La hora de la verdad, ¡a ducharse!

Una vez tengas todo preparado hay que ponerse manos a la obra. Sigue estas indicaciones para que ambos podáis disfrutar del momento del baño.

Tranquilidad antes de comenzar

La mejor manera de comenzar el ritual del baño es con un cepillado que elimine los nudos y el pelo muerto. Mientras lo haces, tranquilízalo con frases cariñosas que le quiten la ansiedad. No pases directamente al baño si tú o el perro estáis demasiado nerviosos.

Controla el agua

No cometas el error de bañarles con agua fría. A los perros les gusta – como a los humanos- templada y que no esté demasiado caliente. La mejor manera de cerciorarse de que la temperatura es la adecuada es probando en tu muñeca. Si te agrada, a él también.

En el caso de que utilices una bañera no la llenes del todo, espera a que el perro entre para verter el agua. Si son cachorros, puedes poner sus juguetes preferidos dentro para atraerles. No utilices tapones, pues el objetivo es que el agua sucia se evacue por el desagüe.

Un baño relajante y renovador

Comienza por lavar su cabeza. Hazlo con mucho cuidado, mientras le acaricias permanentemente. Usa abundante champú para asegurar una buena limpieza, pero no lo apliques sobre los ojos ni el hocico. Evita que le entre agua en las orejas, pues para los canes es algo muy molesto.

A continuación distribuye el producto por todo el cuerpo hasta que esté cubierto de espuma. Aprovecha para masajearles mientras les frotas con el champú. Si el baño es una experiencia placentera estará más dispuesto a repetir. El enjuague debe ser a conciencia. Lo ideal es hacerlo dos o tres veces para asegurarse de que no queda ni un rastro de jabón.

enjabonando-a-nuestro-perro-en-el-baño

Evitar las humedades alejará las infecciones

El secado es fundamental para evitar que queden restos de humedad que puedan afectar su piel. Incluso si dejas que el can se seque al aire libre, procura utilizar una toalla para terminar de eliminar los puntos más húmedos de su pelaje. Otra opción es utilizar un secador, pero ten en cuenta que estos aparatos son muy ruidosos y pueden alterarle. También hay secadores silenciosos especiales para perros, aunque su coste puede ser un poco mayor.

Una vez el baño haya terminado puedes aprovechar para cortar las uñas del perro o revisar sus oídos, su boca y sus ojos para asegurarte de que no haya quedado ninguna suciedad que pueda desembocar en alguna infección. Además, es hora de colocarle la pipeta antiparásitos. Recuerda que una higiene correcta es una de las bases de una buena salud.