De origen belga, el Boyero de Flandes es equilibrado, afectuoso con su familia y un perro que cuida con celo la intimidad de su hogar. Además tiene un rostro sobrio y sereno que denota sabiduría y paz interior.

Los ejemplares de esta raza dan la impresión de haber sido criados en un monasterio y, de hecho… ¡así fue! ¿Quieres conocer más sobre su historia y sus principales rasgos?

Datos básicos

  • Tamaño: entre 60 y 70 cm de altura
  • Peso: entre 25 y 40 kilos
  • Esperanza de vida: entre 10 y 12 años
  • Ideales para: familias. Casas de campo. Casas con jardín. Pastoreo en fincas. Perros de guardia.

Historia de la raza Boyero de Flandes

El Boyero de Flandes surge a partir del cruce de varias razas, entre ellas el Cazador de Lobos Irlandés y el Lebrel Escocés, en el monasterio Ter Duinen de Flandes. Allí fue empleado como pastor y guardián, pero también como animal de carga, ya que su resistencia y su abrigado pelaje le permitían resistir largos trayectos bajo severas condiciones climáticas.

Durante la Primera Guerra Mundial estos canes prácticamente desaparecieron debido a la devastación que sufrió la zona y al ser utilizados en las trincheras durante la contienda. De hecho, uno de los sobrevivientes, de nombre Nic, es considerado el predecesor de la línea moderna de esta raza, que fue reconocida oficialmente en 1965.

Características principales de los Boyero de Flandes

Los ejemplares de Boyero de Flandes ofrecen un aspecto fuerte y vigoroso, pero sin parecer pesados. Tienen un cuerpo compacto y unas patas musculosas. Su cuello es de longitud media, con un lomo que se inclina hacia los cuartos traseros. La cola es de inserción baja y de tamaño medio.

Cuentan con una cabeza de gran tamaño, detalle que es acentuado por su tupida barba, sus mostachos y sus espesas cejas que hacen que sus ojos sean apenas visibles. Las orejas son de implantación alta y se encuentran erguidas.

Estos canes están cubiertos de un abundante pelaje doble, que es desmelenado y áspero en su capa externa. La capa interior, por su parte, es fina y suave. Los colores más habituales son el negro zaino, el leonado, el atigrado, el gris y el conocido como “sal y pimienta”, una mezcla bastante aleatoria de mechas blancas y negras.

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Carácter y temperamento del Boyero de Flandes

Los perros Boyero de Flandes son amables, leales y protectores por naturaleza, lo que les convierte en buenos canes domésticos y en guardianes eficientes. Poseen dos rasgos difíciles de encontrar juntos en un perro: el control de sí mismos y la inteligencia, lo que les da un plus a su ya de por sí cautivante personalidad.

En el hogar se comportan de manera tranquila e independiente, pero siempre están pendientes de que todo esté bajo control. Con los niños son excelentes, siempre que hayan sido correctamente socializados desde pequeños. Los Boyero de Flandes pueden adaptarse a la vida de ciudad, aunque nunca en pisos o apartamentos pequeños.

Si hay desconocidos cerca, tanto humanos como animales, adoptarán una actitud precavida, aunque estos canes no tienden a ser agresivos o a ladrar sin motivo. Con otros perros la relación puede ser muy buena, especialmente si han sido criados juntos.

Tardan entre dos y tres años en madurar del todo, algo a tener en cuenta a la hora de entrenarles. En este aspecto son canes obedientes, muy sencillos de educar, aunque suelen aburrirse con facilidad. Por eso, los ejercicios repetitivos pueden no ser efectivos con ellos. Además, se precisa firmeza en la instrucción para evitar que se vuelvan dominantes.

¿Qué cuidados necesita un Boyero de Flandes?

El tupido pelaje del Boyero de Flandes debe ser cepillado cada dos días para evitar enredos. Aunque muchos consideran que no pierden pelo, en realidad éste queda atrapado dentro del manto. Por ello es necesario quitar el pelo muerto cada tres meses.

Un baño cada mes o mes y medio será suficiente para mantenerlo aseado,  siempre y cuando no llegue a casa embarrado tras algún paseo. Su pelo crece bastante rápido, por lo que deberás llevarlo al peluquero cada dos meses si quieres que mantenga una apariencia adecuada. Procura que sea un especialista en este tipo de pelo, ya que cortarlo requiere de cierta práctica.

Los ejemplares de esta raza son hiperactivos, razón por la que precisan vivir en un ambiente espacioso con lugar para dejar salir su energía. Necesitan practicar mucho ejercicio y hacer varias salidas al día. Lo ideal son caminatas por zonas arboladas o visitas a parques grandes si vives cerca de una ciudad.

Es importante revisarlos bien después, especialmente cuando vayan al campo para detectar raspaduras, espinas o garrapatas adheridas a su piel. Debes enfocarte en las zonas de las patas, el abdomen, el cuello y las orejas.

El deporte les encanta y es una gran opción para mantenerles ocupados. Entre las competiciones más adecuadas para estos perros se encuentran el agility, la obediencia, el Schutzhund, el carting y también diferentes pruebas de pastoreo.

Dentro de la casa solo deben entrar para dormir, ya que no resisten muy bien estar en ambientes cerrados. Tampoco debes dejarles mucho tiempo a solas, ya que pueden estresarse y desarrollar comportamientos destructivos o intentar escaparse.

¿Cómo es la salud de un Boyero de Flandes?

En definitiva, se trata de una raza fuerte criada para climas duros, por lo que son perros que no suelen tener demasiados problemas de salud. Solo sufren de algunas afecciones como las displasias de cadera o las torsiones gástricas, un problema estomacal que puede ser muy grave si no se trata a tiempo.

Los problemas oculares también tienen una incidencia alta en los Boyeros de Flandes. Afecciones como el entropión y las cataratas son habituales. Además es frecuente la irritación y el lagrimeo constante de los ojos, como consecuencia del pelo que les crece en esta zona.