Seguramente hayas visto alguna vez al querido y famoso Basset Hound, y es que, no solo su larga y apasionante historia ha encandilado a miles de personas, sino que su relación con la raza San Huberto, el rey Guillermo “El Conquistador” y Gran Bretaña han supuesto una increíble y curiosa anécdota que te contamos en este artículo.
¿De donde procede el Basset Hound?
El origen del Basset Hound tuvo su lugar en el siglo XVI a manos de los monjes medievales en Francia con el único objetivo de que ayudaran en la caza en vegetaciones frondosas. Sin embargo, fue durante la segunda mitad del siglo XIX en las islas británicas donde la raza del Basset Hound se asentó y tuvo sus bases y trayectoria.
Para ser más concretos en cuestión de cómo se creó la raza que todos conocemos, nos tenemos que remontar a la pareja de perros del marqués de Tournon que fue enviada a Lord Galway de Inglaterra en 1866 y, posteriormente, a la camada de estos dos perros que fue enviada a Lord Onslow. Estos, desarrollaron una manada única al cruzarlos con otros ejemplares que fueron importados exclusivamente del grupo coultreux de Normandía.
Justo cuando terminaron las importaciones, el cruce de estas razas y la camada que salió a raíz de estos perros, formaron la línea británica del Basset Hound que todos conocemos hoy en día.
Así pues, a pesar de que su origen principal es francés, esta raza está considerada británica, y así entró en la FCI en el número 163 de razas de Gran Bretaña.
Origen del nombre del Basset Hound
Descendientes directos del sabueso de San Huberto, el Basset Hound originario del país francés, tiene su esencia y su nombre en el mismo idioma, y es que, “Basset” significa “pequeño” o “enano” en francés. Por otra parte, “Hound” procede del inglés británico, que significa “sabueso”. Ambos términos y sus orígenes dieron lugar a “pequeño sabueso”.
Se considera que el Basset Hound es una versión muy mejorada del San Huberto, nombre puesto en honor a Huberto, noble aficionado a la caza que se convirtió a la fe cristiana y quien fue canonizado, convirtiéndose con ello en el patrón de los cazadores.
Como el Basset Hound fue desarrollado a partir de ejemplares de estos sabuesos se cree que tiene los rasgos característicos del San Huberto, noble, leal, elegante y portentoso pero con una versión mejorada de los perros que llevaron a Lord Galway para su cruce.
“El libro del perro”, la gran ayuda para el Basset Hound
Como bien hemos comentado en algunas ocasiones en este tipo de artículos, por muy conocida que sea la raza en el mundo, siempre el estreno de una película, su entrada en algún club, su inscripción en la FCI o cualquier otra aportación puede ser de mucha ayuda para aportarle reconocimiento a la raza.
En este caso hablamos de “El libro del perro”, publicado en 1881 por Vero Shaw quien, como buen aficionado inglés del Basset Hound, quiso ayudar a que la raza no fuera simplemente conocida en Reino Unido y Francia, sino que quería que su nombre llegase a más países y continentes.
De hecho, su forma de hablar sobre el Basset Hound hizo que la venta de la raza se disparase durante los próximos años. En el libro se puede leer “un alma tan llena de una solemne dignidad y unas orejas largas y suaves como el terciopelo, unos ojos amables y meditativos…”.
La clave está en San Huberto, predecesor del Basset Hound
Tal y como hemos escrito en los anteriores párrafos, el Basset Hound procede de San Huberto, nombrado así por el monje que le dio vida, patrono de la caza y fundador de la orden de los monjes de Saint-Hubert.
Y es que, el Basset Hound no habría llegado hasta donde está hoy sin la ayuda del gran olfato de la raza San Huberto, el cual podría haber permanecido totalmente aislado en el Monasterio de Andain, situado en la parte belga de Ardenas, para toda la vida, pero su instinto de cazador y olfato innato consiguió llamar la atención del rey Guillermo «el Conquistador».
Éste, decidió importar a Inglaterra algunos ejemplares durante el siglo XI, llegando a ser el primero en mover la raza.