El Retriever de Chesapeake, también conocido como “Cazador de Patos de la Bahía de Chesapeake” o “Chessie”, es un excelente compañero para los amantes de la naturaleza. Adoran el agua, por lo que no es raro verles junto a pescadores y cazadores de patos.

Inteligente y siempre en alerta, es también un gran perro guardián, muy confiable para el trabajo policial. Si está bien socializado, puede emplearse igualmente como perro de terapia. Continúa leyendo para conocer más detalles sobre esta raza.

Datos básicos

  • Tamaño: entre 53 y 66 cm de altura
  • Peso: entre 25 y 36 kilos
  • Esperanza de vida: entre 10 y 13 años
  • Ideales para: labores de perro guardián; familias con niños grandes; la caza de aves acuáticas; vivir en zonas de costa o cerca de ríos.

Orígenes del Retriever de Chesapeake

Estos perros están íntimamente relacionados con la historia de Norteamérica. Los Retrievers de Chesapeake tienen su origen en dos ejemplares de la raza Terranova: Canton y Sailor. En el siglo XIX esta pareja canina sobrevivió a un naufragio frente a las costas de Chesapeake, al oeste de EE.UU. Ambos fueron adoptados por cazadores de la zona y sus crías pronto demostraron su destreza para desplazarse por las frías aguas del Atlántico; también en la caza de aves migratorias, especialmente patos, una práctica muy extendida en la región.

Según afirman algunos expertos, un solo Retriever de Chesapeake podía recuperar hasta 300 patos por día. Su gran resistencia y su predisposición hacia el trabajo le dieron fama en todo el mundo. La raza fue una de las primeras que se registró en los Estados Unidos cuando se fundó el American Kennel Club y una de las pocas variedades genuinamente americanas.

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Principales características del Retriever de Chesapeake

Los canes de esta raza tienen una apariencia un tanto rústica, pero de gran resistencia física. Su contextura es más bien corpulenta, sin ser robusta en exceso. Su cuello es grueso y musculoso; continúa en una espalda corta, resistente y recta, que da la impresión de elevarse hacia unos cuartos traseros bien potentes. El pecho es profundo y ancho, con el vientre ligeramente recogido.

Las patas delanteras, de largo medio, son rectas, musculasas y de huesos anchos. Las traseras deben estar muy desarrolladas, con dedos palmados que les permitan nadar con facilidad. La cola, que usan como timón, debe ser gruesa, recta y de una longitud media. No debe estar curvada sobre la espalda o sobre un costado.

El cráneo es ancho y bien redondeado, mientras que su hocico se afina hacia la trufa. Los ojos se posicionan bien separados entre sí. Son de colores claros, que van del amarillo al ámbar. La expresión de su mirada es inteligente y alerta. Las orejas cuelgan a cada lado y son pequeñas y finas.

El pelaje de los Retriever de Chesapeake es de doble capa. La exterior es de textura aceitosa, muy gruesa y de pelo corto, de no más de 4 cm. El subpelo es lanoso, muy abundante y fino. En conjunto ambas capas funcionan como el plumaje de un ave acuática, repeliendo el agua y el frío y permitiendo al can nadar en aguas heladas, incluso bajo cero. Los colores más habituales del manto son el marrón, el marrón rojizo y el pajizo.

¿Cómo es el temperamento de un Retriever de Chesapeake?

Los “Chessies” son canes amistosos y obedientes, lo que facilita la convivencia en el ámbito doméstico. No obstante, pueden llegar a ser algo tercos. Esto, sumado a su gran inteligencia, dificulta su instrucción. Es una raza más indicada, por tanto, para las personas experimentadas. Tampoco se recomienda su adopción a familias con niños muy pequeños. ¿La razón? Normalmente no les gusta compartir su comida o sus juguetes, lo que podría provocar algunos problemas.

En general, son perros obstinados que necesitan un adiestramiento regular y firme. Nunca les consientas un comportamiento inadecuado, pues luego te llevará semanas corregirlo. Los métodos demasiado severos son contraproducentes. Además, precisan retos físicos y mentales constantes; de lo contrario se frustrarán y pueden desarrollar comportamientos destructivos.

Con esta variedad, la socialización desde cachorros es fundamental para lograr un perro armónico. Al ser territoriales tienden a desconfiar de las personas que no forman parte de su círculo más íntimo. Son amistosos con otros perros y gatos del hogar, aunque con los extraños pueden mostrarse algo agresivos, especialmente con razas de carácter similar como los dogos o los pitbulls. Su temperamento despierto y reservado les convierte en buenos perros guardianes.

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Cuidados que necesita un Retriever de Chesapeake

Al tener tanta energía, es importante canalizarla a través del ejercicio regular. Los Retriever de Chesapeake requieren de – al menos- media hora al día de actividad intensa. Y, si es en un entorno acuático como piscinas, ríos, lagos o costa, mucho mejor. De este modo estarán más tranquilos cuando regresen a casa. Los cachorros deben trabajar progresivamente a partir de las 9 semanas e ir intensificando los juegos y las actividades hasta que cumplan su primer año. Así no forzarán sus articulaciones en crecimiento.

Debes tener en cuenta que el Retriever de Chesapeake no es un perro adecuado para vivir en ciudades grandes, ni para pisos pequeños. Lo ideal es que estén en una casa de pueblo o en una finca con acceso a bosques o a entornos acuáticos. Se sentirán mucho más a gusto en lugares con temperaturas moderadas o frías, pues no les gusta el calor ni los lugares demasiado secos.

Por otro lado, son perros que tienden a soltar mucho pelo. Un cepillado a conciencia a la semana ayudará a contrarrestar este inconveniente, pero no lo eliminará por completo. Por lo tanto, no son la mejor opción si eres un maniático de la limpieza. Tampoco es necesario bañarles muy seguido, ya que ello debilitaría la grasa natural de su manto.

La salud de los Retriever de Chesapeake

Entre las principales afecciones relacionadas con esta raza está la displasia de cadera, la torsión gástrica y la atrofia progresiva de retina. La enfermedad de Von Willembrand, que evita la correcta coagulación de la sangre, también tiene una mayor incidencia en esta variedad.

Finalmente, una condición genética que debe ser tenida en cuenta en los Retriever de Chesapeake, es la condrodisplasia. Este desorden hace que los ejemplares tengan miembros más cortos de lo común, lo que puede dificultar su movilidad.