Que no te engañe su apariencia salvaje y su mirada penetrante, el Pixie Bob es un felino con una personalidad tan fiel que pensarás que se trata de un can. Le encanta compartir paseos, recibir adiestramiento e, incluso… ¡salir a pasear con correa! Si eres amante de las emociones fuertes, es el gato con el que deberías compartir tus días. Sigue leyendo sobre estos mininos adorables en el siguiente artículo.

Datos básicos

  • Tamaño: entre 28 y 30 cm
  • Peso: alrededor de 5  kilos
  • Esperanza de vida: entre 12 y 16 años
  • Ideales para: familias de todo tipo, incluso aquellas que pasan mucho tiempo fuera de casa

Orígenes de los gatos Pixie Bob

De surgimiento reciente, esta variedad fue desarrollada casi por casualidad por la criadora estadounidense Carol Brewer en los años 80 del siglo XX.  La americana adoptó a un gato de características muy peculiares – de gran tamaño y manto moteado como el de los felinos salvajes -, que encontró en una zona montañosa cercana a Washington. Pronto comprendió que se trataba de un cruce de lince salvaje (conocidos como Bobcats en aquel país) y un gato común.

Tras un nuevo cruce de este exótico ejemplar con su propia gata doméstica nació una hembra de pelaje moteado y rojizo, idéntico al de su padre, pero con un carácter apacible y tranquilo similar al de su madre. La gata, bautizada como Pixie, se convertiría en la base de una nueva variedad que Brewer nombró Pixie Bob. A partir de ese momento su popularidad no paró de crecer, primero en las zonas aledañas y luego en el resto de EEUU. La raza fue reconocida oficialmente en 1998.

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Principales características de un gato Pixie Bob

Los Pixie Bob tienen un tamaño grande para un gato, con una complexión robusta, aunque sin perder la armonía de sus líneas. Su pecho es ancho y profundo y la espalda cuenta con líneas rectas y una musculatura poderosa. La cola es muy gruesa y más bien corta, no llegando a medir más de 15 cm.

Estos ejemplares tienen un cuerpo alargado, con patas traseras más largas que las delanteras. Además cuentan con una particularidad única, pues la mitad de ellos tienen polidactilia; es decir, entre 6 y 7 dedos en cada pata delantera y entre 5 y 6 en las traseras.

La forma de su cabeza se asemeja a la de una pera invertida, con una frente desarrollada, un hocico prominente y una barbilla bien marcada que suele tener pelillos de color blanco. Las orejas son anchas en la base, redondeadas en la punta y tienen las manchas conocidas como “Linx”, características de los linces.

Los ojos se presentan ovalados y tienen colores verdes o dorados, pero siempre a tono con el manto. Su expresión es intensa y puede ser atemorizante para quienes que no están familiarizados con su dulce comportamiento.

Hay ejemplares de pelo corto y largo. En el primer caso cuentan con una capa doble, mientras que los de pelaje largo solo tienen una. El manto es moteado, con un patrón que recuerda al Tabby, sobre un fondo que puede variar entre el rojizo y el canela.

Comportamiento del Pixie Bob

A pesar de sus orígenes silvestres, los Pixie Bob se caracterizan por ser muy hogareños, prefiriendo pasar largos ratos junto a su familia en lugar de salir en busca de aventuras como otros de su especie. Además, se sienten más a gusto descansando en su rincón favorito que investigando aquellos lugares misteriosos de la casa.

Son muy dóciles y sencillos de adiestrar, pues les gusta complacer, un rasgo de comportamiento que tiene mucho de canino. Tampoco tendrás problemas para sacarles de paseo o bañarles, pues les suele gustar el agua. Por más extraño que suene, estamos ante el gato “más perro” de su especie.

Si bien les agrada el contacto humano y son felinos muy sociables, no viven pendientes de las personas y su independencia les permite pasar largos periodos de tiempo divirtiéndose por su cuenta.

Los Pixie Bob tardan hasta 4 años en terminar de madurar física y mentalmente. Esto hace que adoren jugar, especialmente con los niños. Como es de esperar, su instinto de cazador permanece latente, de modo que les encanta perseguir pelotas y entretenerse con juguetes de movimiento. Se llevan bien con otros gatos o con los perros, aunque deberás tener mucho cuidado con mascotas pequeñas como peces, hámsters e incluso con los conejos.

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Gatos Pixie Bob, ¿qué cuidados precisan?

La variedad de pelo largo necesita cepillados regulares, al menos tres veces por semana. El Pixie Bob muda de pelo dos veces al año, en primavera y en otoño, épocas en las que deberás intensificar esta frecuencia para hacerlo una vez por día. Se recomienda utilizar peines de dientes anchos y separados.

Adicionalmente, limpia sus orejas con productos específicos para remover el exceso de cera y asegurarte de que no se generan infecciones. También es importante renovar la arena de su caja a menudo. Así prevendrás posibles afecciones en la piel.

Por otro lado, es necesario combatir su tendencia natural al sedentarismo y acostumbrarle a las sesiones de juego. Debido a su gran inteligencia puedes enseñarle algunos trucos sencillos y sacarle a pasear con correa por algún parque cercano.

La salud del Pixie Bob

Una afección genética que suele afectar a los Pixie Bob es la criptorquidia, un problema en el descenso de uno o de los dos testículos en ejemplares machos. Aunque no se trata de una enfermedad grave, debe controlarse para evitar que derive en cáncer en la edad adulta.

Las hembras, por su parte, tienen cierta tendencia a padecer hiperplasia endometrial quística. Este mal afecta a su capacidad reproductiva y puede agravarse en caso de que queden en cinta.