Las cualidades que más podemos destacar de un San Bernardo son la lealtad, la nobleza y el sacrificio, y es que este perro de rescate tiene una historia y orígenes que seguramente no conocías.

Aquí te contamos todo sobre la leyenda de su creación y del famoso barril que le cuelga del cuello en todas las imágenes.

Origen del San Bernardo

Aunque todavía está por confirmar, se dice que el San Bernardo desciende del cruce de perros obsequiados a los monjes por familias de los cantones de Vaud y Valais. 

En un principio se les criaba para vigilar y proteger a los residentes del hospicio donde residían los monjes, pero con el paso de los años, el perro pronto comenzó a exhibir habilidades notables: rescataba viajeros perdidos en las montañas y encontraba personas enterradas bajo la nieve. 

De hecho, fue gracias a estas proezas (totalmente documentadas) por lo que el San Bernardo comenzó a extenderse y la raza empezaba su auge.

cachorro y madre de San Bernardo

El año que marcó un hito para la raza

No es hasta que no se inscriben en los libros y clubs oficiales caninos hasta que no se le da el reconocimiento necesario a un perro. Es por eso que la fecha de 1867 es tan importante para el San Bernardo.

Gracias a Heinrich Schumacher, un residente de Holligen (cerca de Berna), que creó los primeros documentos genealógicos para el San Bernardo, unos años después pudo ser inscrito en el registro canino nacional el “Livre des origines suisse”.

En ese libro se podían encontrar una lista detallada de los perros de pedigrí y su linaje, siendo la primera anotación la del San Bernardo, gracias a la importancia que le dio Heinrich Schumacher a los documentos genealógicos.

La primera anotación fue la de un San Bernardo llamado León, a la que siguieron otras 28 anotaciones también de perros San Bernardo, dando pie a un mayor reconocimiento de la raza a nivel nacional.

La historia del barril del San Bernardo

Si has tenido un San Bernardo o conoces algo de su historia, cuando piensas en él se te vendrá algo instantáneamente a la cabeza: un barril que cuelga en las imágenes de esta raza.

Y es que, como bien se sabe, el San Bernardo era un famoso perro de rescate, por ello, se comenzó a ponerle atado al cuello un barril pequeño con alcohol, ya que se pensaba que este, restauraba transitoriamente el flujo sanguíneo. 

La clasificación de inteligencia del San Bernardo

¿Sabías que también existen clasificaciones para perros en base a su nivel de inteligencia? Hace ya bastantes años, un doctor llamado Stanley Coren elaboró un listado clasificando a los perros según su mayor o menor grado de inteligencia. 

Y es que, no solo se pueden catalogar por habilidades o capacidades, también se puede medir qué raza es más inteligente que otra, y a pesar de lo que se cree, el San Bernardo no se encuentra entre las razas más inteligentes del planeta.

Por supuesto, no estamos diciendo que sea tonto, ni mucho menos, pero sí se ha confirmado mediante los ejercicios para valorar su nivel, es que es un perro altamente distraído. Es decir, que tiende a desconectar con facilidad.

Para poder valorar adecuadamente estos niveles en los perros, en este tipo de clasificaciones se basan en el número de repeticiones que se necesitan, de media, para que el perro realice lo que se le está pidiendo. 

En este caso, el San Bernardo es un perro que, dada su predilección por distraerse fácilmente, no es un perro que haya alcanzado los niveles más altos en cuestión de inteligencia pero sí es uno de los más queridos, leales y tranquilos del mundo.

Una de las razas más grandes que existen

A pesar de que existen muchas razas de perros bastante grandes, de entre todas ellas, el San Bernardo ha llegado a clasificarse y obtener varios premios como “el perro más grande del mundo”, y si bien hay algunas (pocas) que son iguales de grande, el San Bernardo se encuentra entre la primera y segunda posición.Y es que, esta raza llega a alcanzar los 120 kilos de peso.

De hecho, las primeras apariciones que constan de esta raza tuvieron lugar en el siglo XVII en el Gran Monte St.Bernhard, donde los monjes que ofrecían un templo como lugar de parada a peregrinos, tenían a su disposición un San Bernardo, ya que el volumen e imponencia de esta raza provocaba que cualquier invitado no deseado se comportase.