Si te gustan los perros inteligentes, fáciles de cuidar y juguetones el Bobtail es una buena opción. De tamaño grande, destaca por su profuso pelaje. Su manto, tan impactante como difícil de mantener, requiere de cuidados constantes. ¿Quieres saber más sobre esta raza para descubrir si es el perro que andas buscando? Sigue leyendo para conocer otras curiosidades.
No se aconseja su adopción a maniáticos de la limpieza
Debes saber que los ejemplares de esta raza pierden grandes cantidades de pelo durante todo el año; además, su manto suele acumular bastante suciedad durante los paseos. Por eso, si la pulcritud es para ti un tema fundamental, quizás deberías valorar otras opciones antes de adoptar. Por otro lado, es un perro que tiende a babear mucho.
Tardan bastante en madurar
Los Bobtail son perros que terminan su proceso de maduración hacia los 3 años de vida. Pese a ello, muchos no dejan de comportarse como cachorros nunca. Los ejemplares de esta raza se caracterizan por su carácter bonachón y sus gracietas, un rasgo que suele acompañarlos hasta la vejez. Se llevan muy bien con los niños y son muy familiares, por lo que en Inglaterra son conocidos con el sobrenombre de “nanny-dog”.
Tienen un ladrido intenso y peculiar
Se cree que las características de su ladrido, que es fuerte y grave, se desarrollaron para facilitar su labor como perro de pastoreo y de guarda. En sus orígenes hacerse escuchar marcaba la diferencia entre la vida y la muerte de una oveja o una res.
Por eso, ten en cuenta que un Bobtail debe estar bien adiestrado para vivir en un piso de ciudad y no tener problemas con los vecinos. Es una variedad que no se lleva bien con los espacios reducidos, por lo que siempre será más feliz si puede vivir en el campo.
Muchos ejemplares tienen ojos con heterocromía
No es raro ver a un Bobtail con un ojo azul y otro marrón. Este rasgo genético los hermana con perros siberianos como el Husky. De hecho, hay una teoría que asegura que los Bobtail descienden de una variedad de perro pastor caucásico conocido como Owtcharka. Así lo recoge también la Federación Cinológica Internacional (FCI) en la descripción de su estándar.
La raza está profundamente ligada a Gran Bretaña
Los Bobtail descienden de perros extranjeros, que fueron mezclados con perros pastores británicos para dar lugar a la raza actual. De hecho, son canes típicos de los condados ingleses de Devon y Somerset, situados en el extremo occidental del país, casi en el límite con Gales.
El ducado de Cornwall, también al oeste, es una zona igualmente vinculada a esta variedad. Por eso, se les conoce también como “Old English Sheepdog” (“Antiguo perro pastor inglés”, en su traducción al español).
Bobtail significa “rabo corto” en inglés
Este nombre, que comenzó como un apodo, se debe a que muchas personas acostumbraban a cortarles el rabo. Era una forma de identificarlos como auténticos perros de granja, destinados a la guarda de fincas y de ganado. Considerados perros de trabajo evitaban así el pago de impuestos. Hoy en día esta práctica está en desuso o incluso prohibida en algunos países.
Fueron reclutados para la Primera Guerra Mundial
Debido a su gran fuerza y a la facilidad con la que aprenden, un elevado número de Bobtails fueron utilizados en el frente durante la guerra de 1914. Su función principal era arrastrar trineos con provisiones y armas hasta la primera línea de combate, mientras que, de regreso, se les encomendaba llevar camillas con los heridos hacia los hospitales de campaña. Durante la Segunda Guerra Mundial estuvieron a punto de extinguirse.
Se mueven bien frente al público
Por su porte y estilo, el Bobtail es un invitado habitual de las exhibiciones caninas casi desde que comenzaron a organizarse este tipo de eventos. En el cine también han dejado huella, pues un Bobtail fue protagonista de la cinta de Disney “The Shaggy Dog”, mientras que otro ejemplar fue el inseparable compañero del Príncipe Eric en “La Sirenita”. Además, ha protagonizado muchos anuncios publicitarios, como el de la marca de pintura Dulux, pues es una raza fácil de adiestrar. Hasta el ex-Beattle, Paul McCartney, le dedicó una canción, compuesta especialmente para su perrita Martha.