También conocidos como Apenzellers, estos pastores de altura son una de las cuatro razas de perros Suizos de Montaña, junto con el Gran Boyero, el Boyero de Berna y el Entlebucher. Tienen muchísima energía, por lo que son ideales para personas que disfrutan de la vida al aire libre. Además, un Boyero de Apenzell será feliz en una masía o en un chalé. Sigue leyendo para conocer más detalles sobre esta variedad canina.
Datos básicos
- Altura a la cruz: entre 52 y 56 cm los machos y entre 50 y 54 cm las hembras, según la FCI
- Peso: entre 22 y 32 kilos
- Esperanza de vida: entre 12 y 15 años
- Ideales para: vivir en un entorno rural; el pastoreo; familias con niños grandes, practicar senderismo u otros deportes como la obediencia o el agility.
Historia del Appenzeller
Estos perros boyeros son originarios de la provincia suiza de Apenzell, en los Alpes. Su primera función era ayudar en la granja, ya sea pastoreando, tirando de carros o protegiendo al ganado de las incursiones de zorros y lobos. Pese a que han sido criados durante siglos, los primeros registros de la raza son relativamente recientes: datan del año 1853. La variedad aparece listada en un libro sobre el mundo alpino en la que se habla de un “can tipo Spitz, con ladrido claro, tamaño mediano y pelo corto”.
Su principal promotor fue el guardia forestal Max Siber. Él fue el primero en pedir que la variedad fuera oficializada, aunque esto no ocurrió hasta 1898. Fue entonces cuando se fijaron las características de la raza. La estandarización llegó en 1914. En la actualidad, los Apenzeller se encuentran no solo en la región alpina sino en otros países de Europa. Aunque tienen grandes aptitudes para la vida de montaña, siguen siendo poco conocidos para el público general.
Características del Perro Boyero de Appenzell
El cuerpo de estos canes es compacto y fuerte, sin ser excesivamente grande. Su cuello es corto y desarrollado; la espalda sólida y recta; el lomo corto y musculoso. Su pecho se presenta profundo, con un antepecho que sobresale claramente. La línea inferior está ligeramente recogida.
Sus patas son fornidas, enjutas y fuertes. Los brazos son largos y los codos están bien pegados al cuerpo. La cola es de implantación alta y de una longitud media. En reposo se encuentra colgando, pero cuando están en movimiento la llevan anillada y bien pegada sobre la grupa o en el costado.
La cabeza de un Boyero de Appenzell tiene forma de cuña. El cráneo es plano y ancho a la altura de las orejas, pero se afina hacia la trufa. El hocico es recto y su maxilar inferior es muy resistente. La nariz es de colores oscuros, al igual que los ojos. Estos son más bien pequeños y almendrados. Las orejas son amplias y cuelgan hacia adelante, enmarcando el rostro.
El manto es doble, con una capa interna muy densa y un pelaje superior corto, brillante y bien pegado al cuerpo. El tricolor negro, blanco y fuego es la combinación más característica de la raza, siendo el negro el tono de base, con marcas fuego simétricas sobre los ojos, las mejillas, el pecho y las patas. Además, pueden tener manchas blancas en la nariz, el cuello y la punta de la cola.
¿Cómo es el carácter de un Boyero de Appenzell?
Un Boyero de Appenzell es un perro muy vivaz y con gran confianza en sí mismo, por lo que se adapta fácilmente a las familias que le ofrecen estímulos y actividades de todo tipo. No son adecuados para hogares sedentarios o para personas que trabajan todo el día.
Se llevarán muy bien con los niños si han sido criados juntos. Sin embargo, los Appenzellers pueden ser un tanto bruscos al jugar, por lo que hay que controlar de cerca estos momentos de contacto con los más pequeños. Como otros pastores, tienden a mordisquear tobillos y piernas para que les hagas caso; debes corregir este hábito desde cachorros.
Con los extraños son extremadamente desconfiados, aunque nunca agresivos sin razón. Saben controlarse en las situaciones de tensión, pero son bastante ruidosos. Debido a sus sonoros ladridos y a su valentía son excelentes perros guardianes.
El entrenamiento en obediencia es fundamental para controlar su tendencia a ladrar, algo que puede ser un inconveniente para vivir en zonas residenciales. Asimismo, la socialización temprana es vital para apaciguar su instinto de territorialidad. Así se acostumbrarán a relacionarse con otras personas y animales.
No son canes recomendables para personas inexpertas, pues requieren de un líder firme y de una educación respetuosa, dinámica y consistente. Tienen una personalidad orgullosa y un tanto terca. Por eso, debes saber cómo instruirles sin recurrir a castigos o a otros métodos excesivamente severos.
Cuidados que precisa un Perro Boyero de Appenzell
Al ser canes muy activos, no son adecuados para vivir en sitios pequeños. ¡Incluso les costaría vivir en una casa con un patio! Necesitan tener acceso constante a un espacio abierto en el que puedan correr sin limitaciones. No se recomiendan para ciudades grandes, pues un Boyero de Appenzell siempre será más feliz en el campo.
Si viven en un entorno urbano, el ejercicio regular es indispensable para mantenerles equilibrados. Necesitarán varios paseos largos al día. Estos deben realizarse siempre con correa, para que no intenten pastorear a otros animales pequeños.
Su pelaje necesitará un cepillado semanal. Los baños solo cuando estén muy sucios o cada dos o tres meses. Durante las épocas de muda, estos canes pierden bastante pelo, por lo que deberás pasarles el peine con mayor frecuencia.
Por otro lado, debes controlar bien su piel tras los paseos para detectar parásitos; especialmente garrapatas, pues parecen tener cierta predilección por esta raza. Sus largas orejas suelen acumular humedad con facilidad al plegarse hacia adelante, así que revísalas periódicamente para identificar posibles infecciones.
Problemas de salud en la raza
Es habitual que los Appenzellers tengan problemas en las articulaciones, como displasias de cadera y de codo. Se trata de dos afecciones hereditarias y degenerativas que limitan seriamente su movilidad.
Otra enfermedad relacionada con los Boyeros de Appenzell es la torsión gástrica, una dolencia que suele atacar de manera repentina y que, si no es tratada con rapidez, puede ser letal. La mejor forma de prevenirla es evitar que el ejemplar coma demasiado rápido o que realice ejercicios intensos poco tiempo después de ingerir alimentos.