Durante la gestación las perras atraviesan muchos cambios. Para preservar su salud y la de los pequeños que crecen en su interior, es importante que extremes las precauciones.

Generalmente no hay complicaciones, pero nunca está de más mimarla un poco en ese periodo para evitar posibles imprevistos, provocados muchas veces por nosotros mismos de forma involuntaria.

Un entorno sin estrés

Brindarle un ambiente tranquilo es una medida básica para que la salud de la perra no se vea comprometida. Debes asegurarte de que tenga un espacio confortable, con una superficie mullida y cálida para descansar.

Intenta evitar cualquier estímulo que ponga nerviosa a la futura mamá, como la presencia de perros excesivamente territoriales o ruidos molestos. Los masajes, en el lomo o en la cabeza, son una gran manera de aliviar las tensiones; nunca en la zona de gestación.

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Cuidado con las temperaturas extremas

El exceso de calor o de frío puede afectar negativamente el desarrollo del embarazo. Las temperaturas muy altas pueden sofocar a la perra y hacer que pierda el apetito. Por el contrario, una helada puede enfermarla y comprometer a los cachorros.

Por ello, lo ideal es un ambiente cálido pero no en exceso. Una perra gestante no debería dormir en el exterior, ni tampoco exponerse a la lluvia o a la intemperie.

La importancia de la desparasitación y la vacunación

Cuando la reproducción es planeada, debes realizar una desparasitación de la perra antes del cruce. Así no correrás riesgos de que sufra algunas infestaciones, como por ejemplo de gusanos intestinales.

Esto también es válido para la vacunación, ya que es recomendable que la perra tenga su calendario al día antes del apareamiento. De este modo sus anticuerpos serán más fuertes durante el embarazo.

Si no se ha realizado la inmunización y se da un problema de parásitos, debes consultar con un veterinario cuál es el mejor momento para desparasitar.  Este proceso puede afectar a los cachorros si están aún poco desarrollados dentro del vientre materno. En ese caso, lo más seguro es esperar hasta que falten unas pocas semanas para el parto.

Una hidratación adecuada

La deshidratación es una amenaza que siempre está latente durante el embarazo de una perra. La falta de líquido en esta etapa es muy negativa, ya no solo para la madre, también para los pequeños.

Una gestante debe tener agua fresca siempre al alcance, sobre todo en épocas de verano. Para esto puedes utilizar varios recipientes y dejarlos en aquellas zonas que más frecuente. Asimismo, controla varias veces al día que esté bebiendo suficiente agua.

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Ejercicio moderado para mantenerse saludable

Un ejercicio moderado le ayudará a manejar la ansiedad e influirá en su salud positivamente. El sedentarismo no es bueno para una perra preñada, ya que puede derivar en sobrepeso u obesidad. Esto puede generar múltiples problemas: desde dificultad de movimientos hasta problemas articulares. Además puede complicar el momento del parto.

Cualquier actividad que realice debe ser adecuada al estado en el que se encuentra la perra. Elige juegos de poca intensidad y sin movimientos bruscos. Los paseos tranquilos son la mejor manera de controlar el peso. Deja que sea el can quien decida el tiempo, de acuerdo a sus necesidades. Dar entre tres y cinco paseos cortos al día ayudará a que se mantenga saludable.

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La atención del veterinario

El monitoreo constante por parte de un experto calificado es de vital importancia durante todo este proceso. El embarazo debe ser controlado por un veterinario desde el primer momento, para que pueda evaluar el estado general de la perra y analizar si existen factores de riesgo.

De acuerdo a esta primera valoración se podrá establecer la frecuencia de las revisiones. Un profesional es quien mejor puede ayudarte a resolver cualquier duda que tengas, de modo que no seas tímido y pregúntale todo lo que necesites saber sobre este tema.