Los amantes de los gatos tendemos a identificarlos con animales dulces, bellos, cariñosos y a ratos independientes. Sin embargo, a diferencia de lo que sucede con los perros, para ellos los humanos no somos el centro de su existencia y el vínculo que forjamos puede transitar por altibajos si no respetamos sus límites o no satisfacemos sus necesidades.
Aunque cada gato es un ser irrepetible, ciertas razas comparten un acusado instinto de preservación y/o de atención que, de no verse cubierto, puede desembocar en conductas agresivas que alteren la convivencia. Si no deseas enfrentarte a estos retos, descubre cómo abortarlos en el caso de que tu mascota pertenezca a alguna de estas razas.
7 Razas con mucho carácter
No lo hacen por maldad, en realidad, muchas de las razas de las que vamos a hablarte aquí se corresponden con las más amorosas que se conocen. Sin embargo, como todo en la vida, la polaridad está presente cuando no comprendemos los requerimientos de nuestro compañero peludo o no sabemos cómo darles salida.
Sphynx
El Esfinge desborda personalidad, no cabe duda de ello. No se casa con cualquiera, pero cuando selecciona al miembro de la familia que siente que es más afín a él puede llegar a resultar dominante, posesivo e insistente, si considera que no le está prestando la atención que desea. No dudará en arañar a quien esté acaparando la atención que desea para sí.
Siamés
Estos preciosos mininos, considerados un talismán en su Tailandia natal, son muy afectuosos y activos. Demandan mucha estimulación a diario y no llevan bien quedarse solos por mucho tiempo. Les encanta venir a recibir a su humano favorito y seguirle a todas partes. Si existe algo que se lo impida, el siamés se volverá muy ruidoso, celoso, y también agresivo.
Bengalí
Al tratarse de una raza híbrida, estos pequeños tigres se muestran muy territoriales. Demandan compañía y mucha estimulación a diario y son algo tímidos con los extraños. En ocasiones, sus reacciones pueden no ser del agrado de quienes les rodean. En general, su insistencia obedece a la necesidad de jugar e interactuar. A los Bengalí no les gustan los sonidos fuertes.
Bombay
Son otra raza de diseño híbrida que acusa una marcada territorialidad. Los Bombay son dominantes y muy demandantes de compañía y actividad, física y mental. La familia que los acoja debe poder dedicarles el tiempo que reclaman. De lo contrario, no debe sorprenderte que se vuelvan muy molestos y que no cesen en su empeño hasta lograr lo que ansían.
Maine Coon
Estos gigantes no son tan demandantes de afecto como las razas de las que te venimos hablando, ya que saben entretenerse solos y toleran la soledad. No obstante, los Maine coon comparten con los siameses su predilección por un miembro de la familia. Si se sienten relegados a un segundo plano o no correspondidos por esta persona, harán uso de su fuerza.
Savannah
Además de ser los gatos más grandes que existen, los Savannah atesoran un temperamento enérgico y un fuerte instinto de preservación, que se traduce en reacciones que pueden parecernos agresivas. Son muy territoriales con otras mascotas y con los desconocidos, pero juguetones y cariñosos con los suyos.
Scottish Fold
Pese a su tierna mirada, estos graciosos mininos no toleran el bullicio o que se les acaricie con entusiasmo, algo que acostumbran a hacer los niños. Si van a convivir con menores, resulta conveniente exponerlos a ellos desde muy jóvenes, preferentemente, desde las 8 semanas de vida. los Scottish Fold son gatos cariñosos y apegados que disfrutan de la compañía humana.
¿Cuándo deberíamos preocuparnos?
Como ves, las razas consideradas más agresivas del universo felino poseen un marcado instinto territorial y/o reclaman compañía a diario y mucha estimulación para dar salida ese exceso de energía que los caracteriza. Por tanto, si eres consciente de ello y reservas tiempo a su temprano adiestramiento y al juego diario, no tendrás nada de que preocuparte.
Observar su lenguaje corporal te ayudará a descifrar si lo que te parece una agresión forma parte del juego o si es debido a algo más grave que justifique tu intervención. En este sentido, los gatos enfadados suelen desplegar una serie de señales para evidenciar, sin lugar a dudas, su desagrado. ¿Las conoces?
- Erizan el pelo.
- Arquean el lomo.
- Repliegan las orejas hacia atrás.
- Sus pupilas están dilatadas.
- Agitan su cola, moviéndola rápido y sin cesar.
- En función de cuál sea el grado de su malestar, también pueden emitir bufidos o gruñir.
En definitiva, incluso las razas de gato más agresivas pueden ser neutralizadas a partir del conocimiento y del respeto a lo que les es propio como especie. No te pedimos que te comportes como otro gato, pero sí que te ocupes de conocer cómo es su carácter, sus preferencias y, sobre todo, sus necesidades, de todo tipo.
Muchas veces, la solución parte de lo más sencillo, y es que los felinos no difieren en tanto de otros animales, e incluso de nosotros. Sentirse arropados, queridos y atendidos es la cura para muchas de sus conductas agresivas que denotan frustración o estrés. Si persisten pese a tus esfuerzos, no pospongas la consulta con el veterinario o con un etólogo felino.