De tamaño compacto y contextura robusta, estos canes sobresalen por su gran olfato y su personalidad encantadora. Sus enormes ojos avellana son otro rasgo característico. Los Beagle son excelentes compañeros domésticos, aunque pueden ser bastante tercos, un aspecto dominante en los sabuesos.  Aprende más cosas sobre esta variedad en el siguiente post.

Son “una nariz con patas”

Así les describió un famoso comediante americano, orgulloso compañero de un perro Beagle. Exageraciones aparte, la nariz es clave en su anatomía. Por algo es habitual ver a un Beagle con la cabeza agachada, intentando descifrar un olor interesante. Estudios recientes descubrieron que el sentido del olfato de estos canes tiene la capacidad de detectar cerca de 220 millones de aromas distintos.

Se les da bien detectar a contrabandistas

A principios de los años 80, el gobierno estadounidense decidió utilizar canes de esta variedad para controlar la entrada ilegal de comida en algunos aeropuertos del país. El experimento fue todo un éxito, no solo por su gran poder de detección, también por su aspecto amigable. Esto es algo que tiende a tomar por sorpresa a los infractores. Actualmente, los Beagles trabajan en los 20 aeropuertos más importantes de EE. UU.

Se cree que sus orígenes se remontan a la época romana

Aunque esta variedad se relaciona con la campiña inglesa, se han encontrado grabados muy antiguos con perros de características similares a los Beagles. Una de las teorías más consistentes es que llegaron a las Islas Británicas con las huestes de Julio César y que, tras la huida de los romanos de Gran Bretaña, se siguieron desarrollando en estas islas.

En la Edad Media no pasaban desapercibidos

A medio camino entre la realidad y la leyenda, se dice que los reyes ingleses del Medioevo casi podían sostener a un Beagle en la palma del guantelete. Más allá de su tamaño, una de sus características más sobresalientes eran sus peculiares aullidos. De hecho, se les conocía como “Beagles cantantes”.

Son canes muy vocales

Al estar desarrollados para perseguir a las presas y avisar donde quedaron, son propensos a los aullidos. Es una característica de su carácter, pero puede controlarse con una correcta instrucción en obediencia. Si no se modera este comportamiento desde que son pequeños, de adultos la convivencia puede ser complicada, especialmente si tienes vecinos cerca y paredes delgadas.

Emiten tres tipos diferentes de sonido

Es posible distinguir hasta tres vocalizaciones distintas en los perros Beagle. La primera es el ladrido o gruñido habitual, que comparten con el resto de variedades caninas. El segundo es un aullido profundo y el tercero un sonido que es mitad aullido y mitad ladrido frenético; este es el que emplean cuando detectan una presa. Si viven en un entorno doméstico es probable que utilicen este último cuando se quedan solos durante mucho tiempo. Recuerda: la soledad es mala compañía para un can.

Uno de los perros más famosos del mundo es un Beagle

Seguro que conoces a Snoopy, el compañero de Charlie Brown en la tira cómica “Peanuts”. Este encomiable personaje, creado en 1950 por el historietista Charlie Schultz, es un Beagle, aunque no lo parezca. Se trata de un can soñador y sensible, cuyo mejor amigo es un pajarito. Otra de sus características es que, por ser claustrofóbico, nunca está dentro de su caseta, sino encima.

Su pecado es la gula

A los Beagle les encanta comer y, si les ofreces comida extra, se la zamparán sin dudar. Debes mantener las reservas de alimento bien controladas y en un lugar al que no tengan acceso. Pueden rastrearla y saquearla sin dificultad si tienen la oportunidad, así que atento. ¡Ah! Y no molestes a un Beagle cuando esté comiendo, pues lo más probable es que te lleves una pequeña reprimenda. Su plato de comida es sagrado.

Además del clásico tricolor, hay otros pelajes

Muchos creen que los Beagles solo tienen la clásica combinación blanco y fuego, con el manto negro en el lomo. Sin embargo, las especificaciones oficiales establecen que los ejemplares de esta raza pueden tener otros colores. Seguramente nunca encuentres a un Beagle verde, pero sí los hay en combinaciones de rojo y blanco o marrón claro. La mejor manera de asegurarse de que se trata de un Beagle es mirarle la punta de la cola: esta siempre debe ser blanca, un rasgo que servía a los cazadores para encontrarlos entre la maleza.