Les encanta disfrutar del sol, de la arena y del agua. ¡Y a quien no! Por eso, si este verano tienes planeadas unas vacaciones en la costa junto a tu can, toma nota de los siguientes consejos para ir con tu perro a la playa y disfrutar de su compañía sin imprevistos.

Cómo organizarse antes de salir

Igual que nosotros, cuanto planeamos un día de playa, nos llevamos todo lo que vamos a necesitar, un perro también precisa una serie de artículosbásicos. Una mochila playea ideal para canes incluye los siguientes elementos:

  • Los papeles del perro, pues es importante que esté documentado en todo momento.
  • Agua y un bebedero, para que pueda estar bien hidratado.
  • Alguna chuchería para premiar su buen comportamiento.
  • Comida y un comedero, si es que piensas pasar fuera todo el día.
  • Bolsas para recoger sus excrementos y una botella con líquido desinfectante para rociar los orines.
  • Lleva algún juguete y, si le gusta chapotear en el agua, será aún mejor si flota.

Además de todo ello es importante que lleves una crema solar apta para perros, pues ellos también deben protegerse de las quemaduras y del cáncer de piel.

Estos productos deben ser especiales para perros (no valen los que tú puedas usar) y debes aplicárselos en zonas sensibles como el hocico, las puntas de las orejas, el interior de las patas y el abdomen. Hay, por otro lado, protectores para las almohadillas muy útiles en estos casos.

pareja-de-perros-disfrutando-de-la-playa

¿Qué hacer una vez lleguéis a la playa?

Ya en la playa lo mejor es que elijas un lugar tranquilo. Lo ideal es que no lo expongas durante mucho rato al sol y que te asegures de que haya una zona de sombra donde pueda refugiarse. Evita la exposición directa durante las horas centrales del día, que es cuando los rayos inciden con más fuerza y la arena se vuelve excesivamente caliente para sus patitas.

Ten en cuenta que un perro necesita beber líquido regularmente y no dejes que ingiera agua salada bajo ninguna circunstancia. Ello podría provocarle problemas gastrointestinales. Déjale un bebedero cerca y cambia su contenido cada poco tiempo para que no se caliente. También asegúrate de refrescarle, tirándole un poco de agua por encima para ayudarle a regular su temperatura corporal.

Aunque puedes dejar que se mueva libremente, siempre que no moleste a otros bañistas, no le pierdas de vista en ningún momento. Sobre todo si se baña, pues podría haber corrientes, erizos o medusas. En la arena también vigila que no haya cristales, anzuelos o latas que puedan lastimarle.

Si a tu perro no le gusta nadar, no lo fuerces: interactúa con él y haz que se divierta jugando con una pelota y corriendo por la orilla. Eso sí, evita que haga ejercicio demasiado intenso y sin descanso, ya que podría sufrir un golpe de calor.

El riesgo de sufrir uno de estos episodios es mayor para ciertas razas de perros braquicéfalos, como los Bulldogs, los Boxers o los Pug, que son los que tienen la nariz chata. Como sus orificios nasales son más estrechos de lo normal sus vías respiratorias pueden bloquearse más fácilmente.

Por último, es importante que no dejes que coma arena de la playa. Si lo hace podríais acabar en el veterinario. Si le gusta cavar y hacer hoyos no le reprimas ni le regañes, pero acuérdate de taparlos antes de iros para dejar la playa tal y como os la encontrasteis.

perro-nadando-en-la-playa

Una vez en casa, ¿qué debes hacer?

Si no quieres que la casa quede perdida de arena, dale un primer baño de agua dulce antes de entrar. Esto ayudará a eliminar los restos que hayan quedado adheridos a su pelo. Luego, una vez en el hogar, dale un buen repaso con agua templada y champú. Revisa que no quede nada en sus orejas, pues podría quedar arena o agua en su interior.

Si observas que al cabo de unos días tiene molestias en esta zona, podría tratarse de una otitis. En ese caso lo mejor será que consultes con tu veterinario para que le examine bien. Disfrutar de la playa es sano y divertido, además de reforzar vuestro vínculo, pero esto no está exento de algunos riesgos que tienes que conocer de antemano para tratar de minimizarlos.

En el caso de que el can tenga heridas que no estén curadas al 100% o irritaciones en la piel, el contacto con la arena y la sal podría empeorar su estado. De hecho, hay ocasiones en las que ir a la playa con tu perro puede no ser la mejor idea. Debes evaluarlo bien en cada momento pero, si sigues todas estas indicaciones, seguro que todo marcha sobre ruedas.