Los Pug son una raza canina que se ha puesto de moda relativamente hace poco tiempo. De aspecto curioso y carácter alegre, también tiene unas características anatómicas que hacen a estos perros propensos a sufrir problemas de salud que debemos vigilar.

Los perros braquicéfalos y sus características

El término braquicéfalo se escucha cada vez más, ya que, curiosamente, son braquicéfalas algunas de las razas más populares del momento, como el propio Pug o el Bulldog francés. Los perros braquicéfalos se caracterizan por poseer un cráneo abombado.

Además, disponen de unos ojos redondeados, un hocico achatado y con pliegues y una mandíbula prognata, lo que quiere decir que la mandíbula inferior sobresale de la superior. Esta conformación anatómica es muy relevante porque no solo le confiere un aspecto adorable.

Por desgracia, también es causa de múltiples problemas de salud, principalmente relacionados con las dificultades respiratorias, que se agravan con el sobrepeso, la edad, el calor y el ejercicio, todos ellos factores clave a tener en cuenta para cuidar bien de nuestro Pug.

Enfermedades más comunes del Pug

Comenzando por sus ojos, además de redondeados y grandes, son algo saltones. Esto los hace propensos a sufrir más lesiones. Pero, sobre todo, hay que vigilar su respiración, debido a la conformación de su hocico.

Es normal que los perros Pug ronquen y las dificultades para respirar hacen que debamos ser especialmente cuidadosos a la hora de exponerlos al sol y a las altas temperaturas, así como al estrés o al nerviosismo. Si van a estar al exterior en esas horas, es imprescindible que cuenten con lugares donde resguardarse, ya que tienen propensión a padecer golpes de calor.

Debe evitarse también que los paseos coincidan con las horas de más calor y hay que mantenerlos en su peso óptimo, pues la obesidad es un factor de riesgo. Por último, la piel también es un foco de atención. Los pliegues corren más riesgo de sufrir infecciones.

El ejercicio que puede hacer el Pug

En parte como consecuencia de su braquicefalia, el Pug no destaca precisamente por mostrar una gran energía. Esto quiere decir que no necesita que lo llevemos a largas excursiones ni a correr o a saltar.

Así, si eres una persona más bien de hábitos de sedentarios, adoptar un Pug puede ser una buena idea. Es un perro que, desde sus orígenes, ha vivido como perro de compañía de monjes en el Tíbet y de reyes y nobles tras su llegada a Europa. Por todo ello ha conseguido adaptarse sin problemas a la vida urbana e incluso puede vivir en apartamentos pequeños.

Pero esto no quiere decir que no tenga que salir a la calle. Necesita, como cualquier otro perro, unos tres paseos al día. Más que la duración, es importante dejar que sea él quien marque el ritmo para que no se agote.

Educar a un Pug

En general, los perros Pug suelen ser de carácter amigable y cariñoso con las personas, niños incluidos, y otros animales. Pero también es cierto que algunos ejemplares son más nerviosos, lo que les lleva a excitarse con facilidad en distintas situaciones. Por eso, para mantener a un Pug equilibrado es fundamental prestarle cuidados también a nivel psicológico.

Esto pasa por ofrecerle una buena socialización y una correcta educación, además de nuestra compañía. No porque sea de tamaño pequeño se puede olvidar este aspecto. Además, hay que ser perseverantes y firmes, que no violentos, porque tienen tendencia a la cabezonería y al individualismo, lo que les lleva a perseguir sus objetivos hasta lograrlos.

Estos rasgos complican la enseñanza y pueden hacerlos más recomendables para personas que ya cuenten con cierta experiencia en el manejo de perros. Socialización y educación ayudan a evitar el nerviosismo exagerado y cualquier otro problema de conducta.

Problemas de conducta del Pug

Además de un excesivo nerviosismo, los Pug pueden presentar otros inconvenientes, lo que refuerza la idea de situar la educación como pilar fundamental para el buen cuidado de esta raza. En este caso, los Pug, a pesar de su pequeño tamaño y su aspecto simpático, tienen alma de buenos guardianes.

Se mantienen en una actitud alerta que les lleva a ladrar, a modo de aviso, ante cualquier ruido o estímulo desconocido. Hay que tener en cuenta que este ladrido puede ser molesto si vivimos en un edificio con vecinos pegados y, además, puede convertirse en excesivo. También resulta problemática su tendencia a la destructividad y a la ansiedad por separación.

Es posible paliar estos trastornos con una buena educación y atención. Pero, si nos vemos desbordados por la situación, un etólogo o experto en comportamiento canino podrá ayudarnos a evaluar el problema y reconducirlo.

Higiene básica del Pug

El aseo del Pug, gracias a su pelo corto, no lleva mucho tiempo. Su manto se mantendrá en buen estado con cepillados ocasionales que eliminen pelo muerto y suciedad. En cuanto al baño, puede dejarse para cuando esté sucio, lo que tardará más o menos en función de sus condiciones vitales. Presta especial atención a los pliegues de la piel para prevenir infecciones.