Es uno de los problemas oculares más comunes en perros, pero no por ello debes restarle importancia. Conocer la causa de la conjuntivitis canina y tomar medidas para prevenirla hará que esta afección no se repita con tanta frecuencia, evitando complicaciones mayores.

En este post te damos las claves para detectar y conocer el tratamiento más efectivo, además de ofrecerte algunos consejos prácticos para que todo can mantenga sus ojos limpios y saludables.

¿Qué provoca la conjuntivitis canina?

Cuando la membrana mucosa que recubre el interior del ojo se inflama, aparece este trastorno que dificulta la visión y provoca intensos picores y molestias. Las causas de la conjuntivitis canina son muy variadas, por lo que podemos hablar de distintos tipos. Los principales son:

  • Alérgicas. El contacto del can con una planta irritante, los ácaros, el polen, las sustancias químicas o incluso la picadura de un insecto pueden desencadenar una conjuntivitis. Se trata de una afección de carácter temporal, que suele durar entre 3 días y 15 días.
  • Por una herida. Un arañazo con una rama o rascarse el ojo con la pata puede derivar en una conjuntivitis. Es importante que estas lesiones sean tratadas pronto para evitar que se compliquen.
  • Víricas. Es una de las conjuntivitis que más preocupa, ya que detrás de ella suele haber un problema mayor. Por ejemplo, enfermedades como el moquillo canino.
  • Bacterianas. Al igual que en las conjuntivitis víricas, el tratamiento es más complicado. En este caso no está producida por un virus sino por una bacteria que prolifera en el ambiente.
  • Síndrome del ojo seco. Lo provoca una inflamación crónica de los lacrimales, la zona de la córnea y la conjuntiva. Al generarse lágrimas de peor calidad el ojo se reseca y la córnea termina dañándose.

Aunque perros de todo tipo y edad pueden padecer conjuntivitis, las razas con ojos más saltones y menos protegidos son las más vulnerables. Este es el caso de los carlinos o de los pequineses, que suelen tener una tasa de incidencia más alta de lo habitual.

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Principales síntomas de la conjuntivitis canina

Los síntomas más frecuentes que nos permiten identificar la conjuntivitis canina son los siguientes:

  • La parte blanca del ojo del perro está muy enrojecida.
  • Lagrimea más de lo normal.
  • Tiene muchas legañas de color verde o amarillo intenso.
  • El perro presenta molestias en los ojos, como dolor o picor. Esto hace que los mantenga entrecerrados, que parpadee sin parar o que intente tocárselos con la pata.
  • Hipersensilibilidad a la luz, por lo que prefiere lugares con sombra y cierra inmediatamente los ojos cuando hay excesiva claridad.
  • Sus párpados están visiblemente hinchados, por la acumulación de fluidos en la conjuntiva.

Si un perro presenta uno o varios de estos signos, lo mejor es llevarlo lo antes posible con el veterinario para que lo examine bien.

¿La conjuntivitis en perros es contagiosa?

Debes saber que el contagio de la conjuntivitis en perros depende del agente causante. De este modo, si se trata de una conjuntivitis estacional producida por una alergia, no hay posibilidades de contagio.

Cuando es una afección vírica sí hay mucho riesgo entre canes, pero no entre animales de distinta especie. Por lo general los perros no pueden pegar una conjuntivitis a los humanos. La única posibilidad que hay está relacionada con la conjuntivitis bacteriana, pero es altamente improbable.

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Tratamientos más efectivos contra la conjuntivitis

Lo mejor para aliviar una conjuntivitis de manera efectiva es acudir a un profesional al detectar las primeras señales en el perro. Él podrá dar un diagnóstico y recomendar el tratamiento más adecuado. Es importante que no mediques por tu cuenta ni utilices un remedio casero sin seguir sus indicaciones. Aplicarle un colirio pensado para humanos, por ejemplo, puede empeorar los síntomas.

Cuando se trata de conjuntivitis que no están relacionadas con otras enfermedades, el procedimiento consistirá en limpiar el ojo afectado con suero fisiológico y gasas estériles, antes de la aplicación de antiinflamatorios.

Lo ideal, no obstante, es no tener que llegar hasta ese punto. Para ello puedes tomar algunas medidas de prevención, que ayudan a reducir los riesgos. ¿Cómo? Asegura una buena higiene limpiando con suero los ojos del perro de forma regular, evitando así que la suciedad o las legañas se acumulen.

Corta también el pelo que crece alrededor de los ojos, para evitar que los gérmenes campen a sus anchas. Además, es importante mantener los productos de limpieza de la casa y cosméticos fuera del alcance del can, así como seguir una alimentación adecuada para fortalecer su sistema inmunológico. Todo ello, en definitiva, hará que las infecciones oculares sean mucho menos frecuentes.

Recuerda, NUNCA automediques a tu perro. Si padece de conjuntivitis o alguna infección similar, debe ser siempre un veterinario quien lo diagnostique y trate.

Fuentes consultadas:
Esteban, J. Atlas de oftalmología clínica del perro y del gato. Editorial: Servet.