El Galgo Inglés ha batido sus propios récords en velocidad, son grandes, hábiles y muy listos pero ¿conoces su historia? ¿Sabías que era un perro tan solicitado que el rey de Inglaterra no quería que lo tuviera nadie más salvo él?
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Origen del Galgo Inglés
El Galgo Inglés es una de las razas más antiguas de la que se tiene constancia. De hecho, el origen del Galgo Inglés se remonta al Antiguo Egipto (unos 3000 años antes de Cristo). Y es que, se pueden evidenciar claramente las afirmaciones gracias a las pinturas y serigrafías en piedra donde se aprecian a grandes faraones con perros similares físicamente a los galgos.
Estos, se utilizaban para cazar en las vastas planicies de la región ya que este tipo de raza era perfecta para atrapar animales pequeños como zorros o liebres. Su habilidad a la hora de cazar les hizo idóneos para las épocas de mayor hambruna, dado que podía dar caza a estos animales desde kilómetros de distancia.
Poco a poco los galgos fueron teniendo un mayor reconocimiento, hasta tal punto que los propios faraones requieren de su presencia a su lado para dar una mayor sensación de control y poder. De ahí que se convirtieran en uno más de la realeza faraónica y aparecieran en todos los pictogramas.
Origen del nombre y de la fama del Galgo Inglés
Con el paso de los años, el Galgo se fue expandiendo por el Mediterráneo y el norte de Europa. Aunque no es seguro, se cree que esta variedad llegó a Gran Bretaña alrededor del año 900, de la mano de unos comerciantes árabes.
Y es que, en la Edad Media, el Galgo se hizo tan popular en las partidas de caza que quisieron comerciar con esta raza más allá de las fronteras. De hecho, la mayor importación de la raza tuvo lugar en Inglaterra, ya que llegó a oídos de la realeza lo rápidos que podían ser y casi la mayor parte de importaciones era allí.
De ahí el nombre de “Galgo Inglés”, ya que una vez instaurado en la sociedad como el perro oficial de caza de la realeza, este perro pasó a ser reconocido por todos los ingleses.
El Galgo Inglés, prohibido para todos menos para el rey
Como bien hemos comentado antes, su instinto de persecución era tan famoso entre la realeza que de hecho, el rey de Inglaterra llegó a prohibir a todo aquel que viviera cerca de las tierras de caza tener un Galgo Inglés.
Durante un tiempo incluso, en Inglaterra se llegó a dictar una ley que permitía solamente cazar con el Galgo Inglés a los nobles y reyes. De esta forma la realeza se aseguraba que sus siervos no tendrían ninguno, dado que no podían siquiera poseerlos.
Por otra parte, cualquier campesino (que no viviera cerca de las tierras de caza) podía requerir tener un Galgo Inglés, pero debía ser lisiado para que no fuera competitivo. De hecho, eran los propios ayudantes del rey quienes recorrían el pueblo entero mutilando a los Galgos Ingleses. Una situación que por suerte, ya no existe.
El origen de las carreras de Galgos
El Galgo Inglés siempre ha sido símbolo de velocidad y de carreras, de hecho, esta raza dada su velocidad, estuvo especialmente ligada a las carreras de perros de Estados Unidos, donde actualmente gozan de una gran popularidad.
Las carreras de Galgos se remontan a siglos atrás, cuando los bosques comenzaron a escasear y se comenzó a utilizar al Galgo Inglés en la caza de la liebre y como entretenimiento público dada su velocidad, apostando dinero para ver si conseguía cazarlo. Años más tarde, se crearon las carreras oficiales de caballos, cogiendo la idea de las carreras de Galgos.
La primera carrera de Galgos en la que se perseguía una presa mecánica en lugar de a una liebre de verdad tuvo lugar en Londres en 1876, aunque no alcanzó la fama que se esperaba. Por ello, más tarde, en 1926 se intentó mejorar la idea y en Mánchester comenzaron a utilizar una pista ovalada para la práctica de este deporte, la cual, sí llegó a coger adeptos y a hacerse bastante famosa, (hasta tal punto de quedarse en la actualidad).