Es probable que hayas visto alguna vez a tu perro, cachorro o adulto, comer excrementos o intentarlo. Lo cierto es que es una costumbre tan habitual como rechazada por los cuidadores. Pero, ¿sabes por qué los perros comen heces? Lo explicamos a continuación.
¿Qué es la coprofagia?
La coprofagia es la denominación que se utiliza para hacer referencia al hábito de consumir heces propias o de cualquier otro animal. Este comportamiento, que acostumbra a resultarnos repulsivo, se da tanto en cachorros como en perros de más edad.
Una ingesta puntual puede quedarse en una desagradable anécdota, pero si nuestro perro muestra un interés excesivo por los excrementos, conviene que hagamos una visita al veterinario, ya que son muchas las causas que pueden explicar por qué los perros comen heces.
Por otra parte, hay que saber que la coprofagia se engloba en otra conducta alimentaria conocida como pica. La pica se caracteriza por la ingesta de todo tipo de sustancias que no se consideran comestibles para la especie de la que se trate.
¿La coprofagia es normal en perros?
Hacemos esta afirmación porque, independientemente de nuestra opinión, hay algunas circunstancias en las que la coprofagia se considera normal y, por lo tanto, no patológica. Por ejemplo, las perras recién paridas van a ingerir los excrementos de sus cachorros, al igual que las placentas, los cordones umbilicales o cualquier otro resto del parto.
¿Por qué las perras comen heces? En este caso, para conservar la higiene de su nido y de sus cachorros y evitar llamar la atención de los potenciales depredadores. Es una conducta instintiva que no debemos reprimir, aunque podemos minimizar si nos encargamos nosotros mismos de la limpieza del lecho de la familia.
Además, los cachorros, según van creciendo, también tienen una mayor propensión a la ingesta de heces. Se engloba dentro de su instinto de exploración, muy acentuado en esta etapa. Acostumbra a pasar con la edad. Otros perros comen sus heces si están en entornos donde no hay la higiene suficiente. La solución pasa por la limpieza regular.
Causas de la coprofagia en un perro
Fuera de las situaciones mencionadas, la ingesta habitual de caca siempre va a requerir una consulta con el veterinario. Con habitual nos referimos a que tiene que ser una costumbre que se repita como parte de la rutina del perro, que lo haga siempre que pueda. No llega para considerarlo un problema que el perro intente o acceda a las heces de manera ocasional.
Son varias las causas que explican por qué los perros comen heces. Se dividen entre aquellas que son problemas de origen físico, es decir, enfermedades, y las que tienen su base en un problema a nivel psicológico. El veterinario es el primer profesional al que acudir, ya que es quien tiene que descartar la presencia de alguna enfermedad.
Hay que apuntar que la coprofagia es una vía de contagio de parásitos intestinales y también puede causar problemas digestivos. Es otro motivo para que no retrasemos demasiado la visita al veterinario, quien tendrá que realizarle a nuestro perro una revisión completa. Repasamos, a continuación, las causas físicas de la coprofagia canina.
Mala alimentación
A veces la explicación a por qué los perros comen heces es la más sencilla: una alimentación inadecuada. Es decir, el perro busca comer excrementos para cubrir sus necesidades nutricionales, si estas no se ven cubiertas por su dieta habitual. Esto no quiere decir que todos los perros coprófagos estén mal alimentados.
Problemas que causan coprofagia en perros
En ocasiones, hay que buscar la respuesta a por qué los perros comen heces en una enfermedad sistémica que cuenta con la coprofagia como uno de sus signos clínicos. Destacamos las siguientes:
- Síndrome de mala absorción: lo que les sucede a los perros con esta patología es que su organismo no consigue absorber todos los nutrientes que necesitan, aunque esté recibiendo una alimentación de calidad. Por eso recurren a la ingesta de excrementos.
- Diabetes: la diabetes en los perros es la misma enfermedad que en las personas, es decir, se produce cuando en el organismo no hay suficiente insulina. Una de las consecuencias es un aumento del apetito, que lleva a que el perro coma excrementos.
- Insuficiencia pancreática exocrina: el páncreas es uno de los órganos involucrados en la digestión. Cuando alguna enfermedad perjudica su funcionamiento, el resultado puede ser hambre incrementada y coprofagia.
- Síndrome de Cushing: uno de los signos clínicos de esta enfermedad, también conocida como hiperadrenocorticismo, es el incremento del apetito, como hemos visto, causa que impulsa a los perros a ingerir heces y cualquier otra sustancia.
- Hipertiroidismo: aunque no es habitual en los perros, esta enfermedad suele provocar un aumento del apetito, por lo que también podría estar detrás de la coprofagia canina.
Parásitos intestinales en perros
Por último, señalamos otra causa física que puede explicar por qué los perros comen heces: los parásitos alojados en el sistema digestivo. Un perro altamente parasitado va a sufrir alteraciones en su tracto digestivo que pueden llevarlo a recurrir a la coprofagia.
La coprofagia, un problema de conducta común en los perros
Si el examen del veterinario determina que nuestro perro está sano, podemos pensar en que la coprofagia tiene un origen psicológico. Pero, ¿por qué los perros comen heces si están sanos? Una respuesta puede estar en el estrés. Los perros necesitan atención, estimulación, compañía, educación, socialización, ejercicio…
Un perro aislado permanentemente, sin oportunidades suficientes de relacionarse ni de ejercitarse, acabará por desarrollar un cuadro de estrés. La coprofagia es solo una de las conductas que pueden surgir en un intento de calmar su ansiedad. Pero también hay que tener en cuenta que a veces, sin querer, reforzamos la coprofagia.
Por ejemplo, si un perro descubre que llama nuestra atención al comer heces, solo con hacerle caso estaremos reforzando esa conducta. La coprofagia de origen psicológico debe ser tratada por un profesional del comportamiento canino o etólogo y habrá que introducir modificaciones en las condiciones de vida del perro.