La diabetes es una enfermedad que se produce por un incremento de la glucosa en la sangre. Afecta a un considerable número de personas en todo el mundo y, también, puede diagnosticarse en los perros, que necesitarán tratamiento veterinario.

¿Qué es la diabetes canina?

Para entender qué es la diabetes, antes es necesario saber que en el organismo del perro, al igual que en el de los humanos, existe un órgano denominado páncreas con una importante función. En concreto, el páncreas destina una parte de sus células a la producción de enzimas que acuden al estómago para ayudar a la digestión.

Pero, lo más importante en el caso que nos ocupa es que otras de sus células están especializadas en producir una hormona muy conocida: la insulina, que desempeña un papel fundamental con la glucosa. Cuando el perro ingiere alimentos, el páncreas segrega insulina, que metaboliza la glucosa, consiguiendo que esta penetre desde la sangre a todas las células.

En la diabetes lo que sucede es que no hay secreción de insulina. La consecuencia es que la glucosa permanece elevada en la sangre, lo que provoca alteraciones de la salud que llegan a ser muy graves. Por suerte, al igual que en medicina humana, en veterinaria también existe tratamiento para la diabetes. Por ello, hay que acudir al veterinario.

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Hiperglucemia y glucosuria en los perros

Además del concepto de insulina o de glucosa, para comprender la diabetes hay que conocer también los términos hiperglucemia y glucosuria. La hiperglucemia es la elevación de la concentración de glucosa en sangre por encima de los niveles considerados normales para la especie.

Por lo tanto, el síntoma característico de la diabetes es la hiperglucemia. La situación contraria es la hipoglucemia, cuando la glucosa está más baja de lo normal. Puede darse en un perro diabético si, por ejemplo, le administramos más insulina de la que necesita. Por su parte, la glucosuria hace referencia a una cantidad elevada de sangre en la orina.

Síntomas de la diabetes canina

Cualquier perro, sobre todo entre los seis y los nueve años de edad,  puede sufrir los síntomas de la diabetes, aunque es más frecuente en determinadas razas, tan conocidas como el Golden retriever o el Caniche.

Por eso se habla de la existencia de predisposición genética. Además, las perras se ven afectadas en un mayor porcentaje. Los síntomas a los que debemos prestar atención son los siguientes:

  • Glucosuria.
  • Incremento en el volumen de orina eliminado.
  • Aumento en el consumo de agua para compensar la pérdida de líquidos.
  • Deshidratación.
  • Aumento en la ingesta de alimentos en las primeras fases de la enfermedad, en un intento de conseguir glucosa.
  • Pérdida de apetito y desnutrición cuando la enfermedad está avanzada.
  • Adelgazamiento.
  • Vómitos, debilidad o letargo en los casos más graves.
  • Coma.
  • Cataratas, fallos renales, alteraciones neurológicas, infecciones en las vías urinarias o hipertensión forman parte de las complicaciones que se asocian a la diabetes.

El diagnóstico de la diabetes canina

Ante la sospecha de que nuestro perro tiene diabetes debemos acudir al veterinario. Este profesional tomará una muestra de sangre y otra de orina. Es sencillo confirmar el diagnóstico. La glucosa elevada, junto con el cuadro clínico, sirve para confirmar el diagnóstico. También se tiene en cuenta otro parámetro denominado fructosamina.

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¿Cómo se trata la diabetes canina?

La diabetes tiene tratamiento y este se basa en administrar medicación y ofrecer una alimentación especialmente formulada. Al igual que en los humanos, los perros diabéticos tienen que recibir dosis regulares de insulina, ya que, recordemos, la diabetes de debe a la carencia de esta hormona.

Esta administración se realiza mediante inyección, que tendremos que poner en casa según las pautas que nos proporcionará el veterinario. Es muy importante que sigamos a rajatabla las indicaciones veterinarias en cuanto al pinchazo y a la conservación del producto. Tanto la dosis de insulina como la pauta de administración deben ser exactas.

Un error en la cantidad puede ser fatal. Desubicación, sueño, temblores, convulsiones o coma son señales de que hemos administrado una cantidad excesiva de insulina. Hay que acudir de inmediato al veterinario. Solo con un estricto seguimiento podemos mantener la calidad de vida del perro. La cantidad de insulina es probable que varíe a lo largo del tiempo.

¿Cómo alimentar a un perro con diabetes?

Si la medicación es importante, la dieta no lo es menos. El menú de un perro diabético debe basarse en un elevado porcentaje de fibra, pocas calorías e hidratos de carbono de los denominados complejos. Se escogen porque ayudan a mantener un nivel de glucosa en sangre constante, sin grandes elevaciones tras la ingesta.

Con este objetivo también se recomienda repartir la ración diaria en 2-3 tomas. En este caso tenemos que considerar la comida como un fármaco más. Por ello debemos escoger una dieta veterinaria especialmente formulada para perros diabéticos. Es importante respetar la dosis, ya que se tiene en cuenta a la hora de decidir la insulina a administrar.

Por otra parte, tiene que evitarse la obesidad, ya que reduce la respuesta del organismo a la insulina. Por último, debe animarse al perro a realizar ejercicio, pues favorece la absorción de insulina, y también se recomienda la esterilización de las perras porque algunas de sus hormonas sexuales se relacionan con la hiperglucemia.

Recuerda que ante patologías tan importantes, debe ser siempre un veterinario quien diagnostique y trate a tu perro.