Estos canes con “pelo de algodón” son tranquilos y fieles. Pese a ser algo tímidos con los extraños, una vez entran en confianza no hay quien los frene. Descubre en este artículo más curiosidades sobre el Bichón Boloñés, un faldero conocido cariñosamente como “bolo”.
Perro de nobles y reyes
El Bichón Boloñés tiene algo en común con la famosa salsa italiana: se desarrolló en Bolonia. Durante los siglos XI y XII fue muy valorado entre la nobleza, considerado como un perro de lujo.
Al ser una raza encantadora ganó fama durante el Renacimiento. Era considerado un regalo especial, tal y como atestiguan algunos documentos.
Se dice que Cosme de Medici (1389-1464) envió a Bélgica a ocho cachorros de esta raza para repartirlos entre las familias más ricas e influyentes del país.
Incluso el rey de España, Felipe II (1527-1598), describió a estos pequeños como «el regalo más majestuoso que se le pueda hacer a un emperador» cuando el duque d’ Este le obsequió un ejemplar.
Representados en el arte
Es normal que, por su prestigio entre la nobleza, esta raza fuera retratada en las pinturas de algunos artistas famosos.
Podemos ver al Bichón Boloñés en cuadros de Francisco de Goya, como “La duquesa de Alba de blanco”; también Tiziano pintó al duque Federico Gonzaga acariciando a su boloñesa.
Asimismo, los artesanos flamencos contribuyeron a darle un mayor protagonismo. De hecho, podemos ver a estos bichones en trabajos de tapicería que se remontan al siglo XVII.
Casi se extinguen
A causa de las Guerras Mundiales, el Bichón Boloñés estuvo al borde de la extinción en el siglo XX, igual que ocurrió con otras razas caninas en Europa.
Fue gracias a criadores como Gian Franco Giannelli, que sentían especial predilección por estos canes, que se logró recuperar la variedad.
¿Es muy ladrador?
El boloñés es un perro encantador por donde lo mires. Dócil, juguetón y alegre. A pesar de que pueda ser algo reservado en ocasiones, eso no quita que sea amistoso, tanto con las personas como con otros perros.
No es una raza especialmente escandalosa ni alborotadora. Por lo general no suelen ladrar mucho y menos por cualquier cosa. Sin embargo, es necesario educarlos correctamente para evitar comportamientos inadecuados.
Considerado un perro toy
Por su altura a la cruz, que varía entre los 25 y 30 centímetros, forman parte de la lista de perros toy o miniatura. De hecho, es una característica que comparten con otras variedades de bichones, como el Maltés.
Es frecuente que nuestro amigo llegue a confundirse con su primo entre los no entendidos. Y no es de extrañar, pues al parecer ambos tienen un pariente lejano común.
El Bichón Boloñés en las exposiciones
El Bichón boloñés fue una raza traída a Inglaterra por Liz Stannard en 1990, año que aparece en el registro de importación.
Ya en 2001 pudo mostrarse en todas las ferias y, en 2002 estuvo en la exposición canina de Crufts por primera vez.
El 1 de julio de 2008, el Bichón Boloñés fue elegido para competir en American Kennel Club (AKC).
¿No muda?
A veces podemos encontrarlo como «un perro que no muda», pero esta afirmación no es del todo correcta.
Cada pelo tiene un ciclo de crecimiento y, cuando muere, se sustituye por otro, aunque sí hay ciclos más largos que otros. Depende de varios factores, como la edad.
Por otro lado, esta raza no posee un manto interno, solo dispone de una capa única de pelo suave. Por eso, es un can en el que se aprecia poco la caída.
Su manto requiere de un cuidado especial
El Bichón Boloñés tiene un pelo que necesita especial atención. Debe asearse a diario para que no se enrede. Además, si el clima es demasiado seco, es probable que se dañe.
El color blanco de su pelo tampoco es fácil de mantener y es necesario cuidar su alimentación para que luzca sano y brillante. Los colorantes alimentarios, el maíz o el salmón, podrían hacer que adquiera un tono marfil.
Adiestramiento y ejercicio
El Bichón Boloñés es un perro fácil de entrenar. Suele aprender bastante rápido, aunque, igual que ocurre con los demás Bichones, para que aprendan de forma correcta el adiestramiento debe ser claro y firme, que no severo.
No son canes que precisen una gran actividad física. De hecho, los paseos muy largos solo son recomendables de vez en cuando. Eso sí, debe poder salir a diario a estirar las patas, sin exigirle demasiado.