Enérgicos, inteligentes y un tanto cabezotas, los Lancashire Heeler son perfectos para personas con un estilo de vida activo y mucho cariño que ofrecer. Disfrutarán acompañándote en tus salidas al campo, en tus carreras o excursiones en bicicleta. Pero también les gusta estar en casa siendo uno más de la familia. Eso sí, siempre que no haya niños traviesos cerca.

Esta raza única, aún desconocida en España, cuenta con muy pocos ejemplares: se cree que hay menos de 5000 a nivel mundial. Continúa leyendo para aprender más sobre las particularidades de este perro de compañía tan especial.

Datos básicos

  • Tamaño: entre 25 y 30 cm de altura
  • Peso: entre 4 y 8 kilos
  • Esperanza de vida: entre 12 y 15 años
  • Ideales para: familias con niños crecidos, vivir en pisos o casas con jardín, practicar deportes caninos.

Origen del Lancashire Heeler

Los primeros registros del Lancashire Heeler datan del siglo XVII en el condado de Lancashire, aunque se cree que la raza es más antigua. Entre sus antepasados se encuentran dos variedades vecinas: el Terrier de Manchester y el Corgi Galés. De hecho, esta última suele confundirse con los Lancashire por su gran parecido físico. La función principal de estos perros era ayudar a los campesinos a controlar el ganado cuando iban de la granja hasta el mercado de las principales ciudades. También se les empleaba para controlar a las ratas y cazar conejos.

Su nombre se debe a su lugar de origen y a las características de su comportamiento, ya que acostumbraba a mordisquear los talones (“Heels” en inglés) para marcar el ritmo de su rebaño. Hasta mediados del siglo XX estos canes se desarrollaron prácticamente aislados en su terruño, lo que les llevó al borde de la extinción. La raza fue reconocida oficialmente en el año 1981 y declarada vulnerable en el 2003. Actualmente estos canes son muy valorados en el Reino Unido, en los Estados Unidos, en Suecia, en los Países Bajos y en Australia.

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Características físicas del Lancashire Heeler

Son canes de tamaño pequeño pero de constitución robusta. Presentan un torso largo y un lomo en línea recta hasta su parte trasera. El pecho, bien desarrollado, continúa en un vientre moderadamente retraído. Sus patas son cortas y de huesos grandes, con las delanteras firmes y rectas y las traseras bien musculadas. La cola es de un largo medio y suelen llevarla colgando sobre el lomo.

La cabeza se presenta bien proporcionada en relación al resto del cuerpo. El cráneo es chato  y más bien ancho a la altura de las orejas. Se va afinando hacia las mandíbulas, que presentan una mordida en tijera. La línea superior del cráneo debe estar paralela al hocico. Los perros de esta raza tienen ojos almendrados de tamaño medio y un tono oscuro, aunque se aceptan los colores claros en algunos casos. Las orejas deben estar erguidas o plantarse en posición de alerta.

Por otro lado tienen un subpelo denso y fino, junto a un manto exterior corto y grueso. Su pelaje es resistente al agua, con un largo homogéneo en todo el cuerpo menos en el cuello. Es en esta parte donde aparece más crecido y abundante. El pelo interno no debería sobrepasar el largo del manto superficial. Los colores más habituales son el negro y fuego o el hígado y fuego. Las manchas de color fuego aparecen sobre todo en las mejillas, encima de los ojos, en el hocico, en el pecho y en las patas.

Así es el carácter del Lancashire Heeler

Los Lancashire Heeler son extremadamente cariñosos con las personas con las que comparten su vida, ante quienes mostrarán una gran lealtad y gratitud. En el hogar se llevan muy bien con los adultos y con niños ya crecidos, que puedan jugar sin torpezas. No se recomienda adoptar perros de esta raza si hay niños pequeños, ya que pueden lastimar al can. Además, como resultado de su herencia pastoril, tiende a morder levemente los talones o piernas de los seres vivos a los que quiere controlar.

Esta variedad destaca por su inteligencia, aunque al ser canes tan listos tienden a pensar por sí mismos y no es raro que quieran salirse con la suya. Deben ser educados desde pequeños con firmeza para mantener a raya su terquedad. La socialización desde pequeños es fundamental. De lo contrario, pueden mostrarse agresivos con otras razas.

Pese a su tamaño se desenvuelven muy bien como guardianes. Suelen estar atentos a todo lo que ocurre a su alrededor, lo que – sumado a su gran coraje – les convierte en un disuasorio bastante efectivo para los extraños. No obstante, no debes dejarles a la intemperie durante mucho tiempo ya que, aunque son resistentes al frío, su lugar es dentro de casa.

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Cuidados que precisan los canes Lancashire Heeler

El pelaje corto, aunque vistoso, de los Lancashire Heeler necesita muy poco mantenimiento. Un cepillado a la semana será suficiente para mantenerles aseados. Además, solo debes bañarles cuando estén realmente sucios. Sus uñas, de rápido crecimiento, tienen que recortarse con regularidad para evitar incomodidades. Revisa también sus orejas cada dos semanas para controlar que no se les acumule cera o residuos que puedan derivar en una infección.

Los Lancashire Heeler disfrutan mucho del ejercicio, especialmente si es en compañía de sus humanos favoritos. Si realizan actividad física a diario no tendrán problemas a la hora de vivir en espacios pequeños. Puedes ir con ellos a caminatas o practicar deportes caninos como el Agility o la Obediencia.

La salud del Lancashire Heeler

Los perros Lancashire Heeler son resistentes a las temperaturas extremas y están habituados a la vida de campo, por lo que no suelen enfermar con facilidad.

No obstante, algunas afecciones que debes tener en cuenta con esta raza son: la luxación patelar, que afecta a las rodillas y la anomalía del ojo del Collie, una dolencia hereditaria que no reviste demasiada gravedad pero que puede llegar a afectar la capacidad visual del ejemplar.