Seguro que las has visto o has oído hablar de ellas en alguna ocasión. Estas orugas peludas se desplazan en fila india cerca de los pinares de la costa mediterránea. Su aspecto y su forma de moverse llama la atención de los canes, que irremediablemente se acercan a curiosear.

Aunque parezca un gesto inocente, supone un serio riesgo para su salud, ya que el contacto directo con este tipo de orugas puede ser letal. Para que nada malo suceda recuerda los peligros de la procesionaria en perros cada vez que llegue el buen tiempo y decidas salir a pasear por una zona arbolada con tu can.

En este artículo hablamos del tema en profundidad, explicándote cuándo son las épocas de mayor riesgo, por qué estos pequeños animales son tan peligrosos y qué debes hacer si a un perro le pica una procesionaria en la lengua.

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¿Qué riesgos tiene la picadura de la procesionaria en un perro?

La procesionaria puede llegar a provocar la muerte del perro si no se actúa con suficiente rapidez. Si te fijas, te darás cuenta que el cuerpo de estas orugas está recubierto por unos pelos urticantes muy finos.

Éstos contienen una toxina llamada Thaumatopina, por lo que son altamente tóxicos. Ello hace que, cuando un can huele, muerde o lame una oruga del pino, se intoxique de inmediato. Es el mecanismo de defensa que tiene este animal cuando se siente amenazado. O lo que es lo mismo, su forma de evitar que otros lo devoren.

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Síntomas de una intoxicación por procesionaria en perros

Cuando una de estas orugas entra en contacto con el perro, los síntomas no se hacen esperar. La reacción que se produce incluye los siguientes efectos en el can:

  • Un intenso ardor en la zona afectada que, por lo general, es la lengua, los labios o la boca en su conjunto.
  • Irritación en la piel del perro, lo que hará que el área de la picadura esté visiblemente enrojecida.
  • También se produce una inflamación, que va intensificándose conforme pasan los minutos.
  • Cambio de color de la lengua y de los labios, que pueden adquirir una tonalidad azul o morada.

Ante esta situación el can intentará rascarse con las patas, salivará más de lo normal y mantendrá la lengua fuera por la hinchazón. También se mostrará alterado y, si ha ingerido parte de una oruga, lo más probable es que vomite. Para evitar que su estado empeore es importante que actúes con rapidez.

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¿Cómo actuar si a tu perro le pica la procesionaria?

Aunque es normal que te asustes, no perder la calma es fundamental durante esta emergencia veterinaria. Como primera medida busca dónde hay agua limpia – a poder ser templada- y lava bien la zona afectada pero sin frotar.

Acto seguido dirígete hasta el centro veterinario más cercano. Así evitarás que los síntomas empeoren. Un especialista le administrará corticoides de acción rápida y antihistamínicos al perro, lo que mantendrá la inflamación a raya. También puede requerirse medicación complementaria para aliviar otros síntomas.

En estos casos el problema que más preocupa es que, al hincharse la boca y la garganta, el perro se puede asfixiar. Asimismo, si la reacción ha sido muy fuerte, pueden quedar algunas secuelas. Por ejemplo, no es extraño que los canes pierdan una parte de la lengua a causa de una necrosis.

Aunque el pronóstico es reservado, pues depende de cómo evoluciona el perro una vez se ha iniciado el tratamiento, si no hay complicaciones lo habitual es que el can esté recuperado en un periodo de entre 4 y 7 días.

Cómo prevenir los problemas que causa la procesionaria

Para evitar los problemas de salud que causa la procesionaria, no hay nada más efectivo que la prevención. Nuestra principal recomendación es que trates de no pasear por zonas arboladas o por parques con pinos durante la época de mayor riesgo, entre los meses de marzo y abril. Así evitarás que el perro se exponga a este peligro, tan común en climas cálidos y con poca humedad.

Otro consejo es que prestes mucha atención a tu alrededor, para poder identificar la presencia de orugas antes de que el perro lo haga. Si en la copa de los árboles hay bolsones blancos, es que andan cerca. En ese caso lo mejor es que te alejes del área, sin esperar a que el can pueda entrar en contacto con esta plaga venenosa que tantos disgustos nos causa.