La leptospirosis es una enfermedad causada por bacterias que puede afectar a distintos animales, entre los que se encuentran los gatos. Además, hay que tener en cuenta que se trata de una zoonosis, es decir, una enfermedad que los animales pueden transmitir a las personas.
En la actualidad, se necesita más investigación para conocer el papel de esta enfermedad en la salud de los gatos y su contribución como portadores. Hablamos de la leptospirosis en gatos en el siguiente artículo.
¿Qué causa la leptospirosis?
La leptospirosis tiene su origen en las bacterias espiroquetas del género Leptospira. Los animales enfermos eliminan la bacteria en la orina, lo que puede contaminar el medio y las aguas superficiales durante mucho tiempo, constituyendo una fuente de contagio para otros animales.
Lo más común es que la transmisión se produzca a través del agua y que los animales que la contaminen sean ratas. Los gatos no suelen acercarse al agua, pero igualmente pueden contraer leptospirosis por ingesta de algún animal enfermo o contacto con su orina.
Por este motivo, son los gatos con acceso al exterior o en contacto directo con otros animales los que tienen más riesgo de contagiarse de esta enfermedad. Al contrario, un gato que vive solo en el interior de una casa va a tener pocas posibilidades de enfermar de leptospirosis.
Como estas son unas condiciones de vida habituales para los gatos domésticos, se considera en ellos una enfermedad rara o poco frecuente, aunque es posible que esté infradiagnosticada.
En los seres humanos es más probable que la leptospirosis se manifieste cuando el sistema inmune está debilitado o es inmaduro. Por eso los niños, los ancianos y los enfermos se consideran colectivos con mayor riesgo.
Signos clínicos de la leptospirosis
La leptospirosis puede provocar signos clínicos muy distintos e inespecíficos, así como presentarse de forma leve, grave o asintomática. En el caso de los gatos, es habitual que no se detecte la sintomatología característica de la enfermedad.
Los signos clínicos en ellos son poco frecuentes y difíciles de detectar. Nos referimos a alteraciones hepáticas y/o renales, anorexia, fiebre, malestar general, hemorragias, etc., que sí se suelen apreciar en otros animales con leptospirosis, como los perros.
En cualquier caso, aunque el sistema inmune controle la infección, excepto si se encuentra debilitado o inmaduro, las bacterias pueden quedarse y reproducirse en los riñones. La afectación renal podría provocar el fallecimiento del animal.
Así, aunque es raro que los gatos muestren la sintomatología asociada a la leptospirosis que hemos mencionado, sí pueden actuar como portadores, eliminando bacterias durante años y siendo, por lo tanto, una fuente de contagio a tener en cuenta.
Diagnóstico de la leptospirosis
Para confirmar o descartar la leptospirosis de nuestro gato es imprescindible acudir al veterinario. Este profesional se encargará de examinar al animal y su historial clínico y realizar las pruebas pertinentes para detectar la bacteria en su organismo, así como para valorar su estado general.
Tratamiento de la leptospirosis
El tratamiento de esta enfermedad va a depender de las particularidades de cada caso, pues la gravedad y la sintomatología son muy variables. Al ser una enfermedad de origen bacteriano, están indicados los antibióticos para combatirla. Por supuesto, solo el veterinario podrá prescribirlos.
Los casos más graves necesitarán ingreso hospitalario para fluidoterapia e incluso transfusiones de sangre. A los antibióticos es habitual que se les sumen otros fármacos para controlar la sintomatología que manifieste el animal. Además de tratarlo, deben considerarse medidas de manejo para evitar que la enfermedad se transmita a animales o personas. Destacamos:
- Usar guantes desechables para la manipulación de fluidos corporales, que se deben considerar fuentes potenciales de contagio.
- Lavarse bien las manos después de cada contacto.
- Limpiar y desinfectar cualquier elemento contaminado con productos a base de yodo o lejía.
- Impedir el acceso a la orina del gato a personas u otros animales.
- No permitir que salga al exterior.
- De detectar sintomatología compatible en las personas, ponerlo de inmediato en conocimiento del médico.
Pronóstico de la leptospirosis
Los gatos con leptospirosis que reciben el tratamiento adecuado tienen un buen pronóstico de recuperación. La excepción está en aquellos que han sufrido daños graves en órganos como el hígado o los riñones. En estos casos, el resultado puede ser fatal a pesar del tratamiento.
Prevención de la leptospirosis
En función del modo de transmisión de la enfermedad, podemos tener en cuenta una serie de consejos para evitar que nuestro gato se vea afectado, sobre todo si tiene acceso al exterior o convive con otros animales. Destacamos los siguientes:
- Mantener el hogar y las zonas por las que se mueve el gato libres de roedores.
- Ponderar el riesgo/beneficio de permitir que el gato deambule por el exterior.
- Vacunar contra la leptospirosis si así lo considera el veterinario (no es una vacuna que se comercialice en España).