La fiebre es una temperatura corporal anormalmente elevada que acostumbra a ser un signo clínico de múltiples enfermedades, pues se produce para combatir aquello que está “atacando” al organismo.
En otras palabras, la fiebre no es una enfermedad que haya que tratar, sino un síntoma que indica la presencia de alguna patología que es la que debemos identificar y combatir. En este artículo hablamos de la fiebre en los gatos, qué motivos pueden desencadenarla y qué podemos hacer para bajarla.
¿Cuándo tiene fiebre un gato?
Un error común entre los cuidadores de gatos es valorar la temperatura corporal en función de los parámetros normales para los humanos. Pero lo cierto es que la temperatura considerada normal en esta especie oscila entre los 38 y los 39,5 ºC, es decir, es más elevada que la temperatura que consideramos normal en las personas. Así, los gatos tendrán fiebre cuando su temperatura supere los 39,5 ºC.
Causas de fiebre
Son varias las causas que pueden provocar la aparición de fiebre en los gatos y estas pueden ser de menor o mayor gravedad. En general, aparece fiebre en enfermedades infecciosas, como las provocadas por virus o bacterias. Pueden ser leves, como un proceso gastrointestinal o respiratorio simple, o tan graves como la panleucopenia.
Otra causa de fiebre en los gatos puede estar en las reacciones a la vacunación, pues es normal que durante las 24-48 horas siguientes al pinchazo se eleve unas décimas la temperatura corporal como respuesta del sistema inmune.
En ocasiones, la fiebre aparece como único signo clínico al inicio de una enfermedad o reacción vacunal, pero, en otras, detectaremos otros síntomas que podrán ayudarnos a identificar la causa. Por ejemplo, puede haber pérdida del apetito, vómitos, diarrea, apatía, secreción nasal u ocular, tos, estornudos, ausencia de autoacicalado, etc.
Cómo saber si un gato tiene fiebre
La única manera de saber si un gato tiene fiebre es ponerle un termómetro por vía anal. Aunque se diga que es posible averiguarlo observando la temperatura o la sequedad de su hocico, lo cierto es que este método no es fiable.
La nariz del gato puede estar caliente y seca por causas que no tienen nada que ver con la fiebre, por ejemplo, la exposición al sol. Por este motivo, en nuestro botiquín siempre debemos incluir un termómetro exclusivo para el gato. Sirve los que usamos las personas y se pone de la siguiente manera:
- Desinfecta la punta del termómetro. Puedes ponerle vaselina o aceite para que se deslice mejor.
- Sujeta al gato rodeándolo con un brazo y elevando la cola con esa misma mano para introducir el termómetro en el ano con la otra. Si el gato se resiste, necesitarás la ayuda de otra persona o inmovilizarlo envolviéndolo con una toalla o similar. Si no es posible, no insistas, pues podrías hacerle daño. En este caso, acude al veterinario para confirmar su temperatura.
- Introduce solo la punta, es decir, lo necesario para que se pueda leer la temperatura.
- Mantén el termómetro quieto hasta que se termine la lectura.
- Retíralo y vuelve a desinfectarlo antes de guardarlo de nuevo.
- Recuerda que el gato tendrá fiebre si supera los 39, 5 ºC.
Cómo tratar la fiebre
Como hemos explicado, más que tratar la fiebre, que es solo un signo clínico, hay que averiguar qué causa la está provocando. Esta es la que tenemos que tratar, aunque, en algunas ocasiones, el veterinario puede prescribir fármacos con efecto antipirético o antitérmico para controlar la temperatura y ayudar a que el gato se sienta mejor.
Por supuesto, tanto el diagnóstico como el tratamiento es competencia exclusiva del veterinario. Así, este último dependerá de la causa, como es lógico. Puede ir desde el ingreso para estabilizar al animal en los casos más graves, como la panleucopenia, hasta la administración de fármacos, como los antibióticos o los analgésicos, en el hogar.
Nunca debemos darle ningún fármaco a nuestro gato con el objetivo de bajarle la fiebre. Medicamentos de uso habitual en medicina humana pueden incluso ser potencialmente mortales para los gatos.
Cómo cuidar a un gato con fiebre
Además de seguir el tratamiento que nos haya pautado el veterinario, en casa podemos adoptar algunas medidas para favorecer la recuperación del gato mientras tenga fiebre. Destacamos:
- Mantén al gato dentro del hogar en un lugar cálido, tranquilo y confortable.
- Dale su comida favorita, pues es probable que haya perdido el apetito. También hay alimentos especiales para gatos convalecientes, muy nutritivos y fáciles de comer.
- Es buena idea que la comida sea húmeda, ya que es habitual que casi no beba, con lo que tendremos que asegurarnos de que está bien hidratado.