Las enfermedades se transmiten a través de diferentes vías de contagio. Una de ellas es la saliva, es decir, entrar en contacto con la saliva de un animal enfermo. Este no suele ser el mecanismo más importante de contagio, pero sí podemos destacar algunas enfermedades que los perros pueden transmitir de esta manera a las personas. A continuación, hablamos de las enfermedades que los perros pueden contagiar con su saliva.

Rabia

La rabia es la enfermedad más importante y conocida transmitida a través de la saliva. El contagio suele producirse por la mordedura de un perro infectado o por el simple contacto de su saliva con alguna herida previa.

Se trata de una enfermedad vírica mortal que destaca por su largo periodo de incubación y por la presentación de un cuadro clínico en el que destacan signos como la fobia al agua, la agresividad, los espasmos o la hipersalivación.

Hay que señalar que, en la actualidad, la vacunación de los perros contra la rabia ha conseguido erradicarla en numerosos territorios. Pero en aquellos donde la vacunación extensa no es posible, sigue siendo una enfermedad temible, responsable de miles de muertes todos los años. Cualquier caso sospechoso de rabia debe ser comunicado a las autoridades competentes.

Infección por Capnocytophaga canimorsus

Capnocytophaga canimorsus es una bacteria que se encuentra de forma habitual en el interior de la boca de los perros. Esto hace que se pueda transmitir fácilmente a través de la saliva. Es decir, basta con un lametón del perro, ni siquiera es necesario que muerda.

Si esta saliva infectada entra en contacto con una herida de la persona, ingresará en su organismo. Inicialmente, la enfermedad cursa de forma similar a un resfriado, pero puede complicarse al punto de ocasionar la muerte o trastornos de gravedad.

Hay que señalar que existen distintas cepas de esta bacteria y que no todas son peligrosas, lo que explica que sea solo un pequeño porcentaje de perros el que puede provocar esta infección a los humanos. Además, la infección suele afectar solo a personas con una inmunosupresión previa.

Campilobacteriosis

Se trata de una enfermedad causada por la bacteria Campylobacter jejuni, de la que los perros suelen ser portadores sin que detectemos ningún signo clínico sugestivo de su presencia.

En las personas suele desencadenar sintomatología a nivel digestivo, con fiebre, dolor en el abdomen y diarrea. Seguir las normas básicas de higiene, sobre todo lavarnos las manos con agua y jabón siempre antes de comer o manipular alimentos, es la mejor forma de prevención.

Pasteurelosis

La pasteurelosis es otra de las enfermedades bacterianas que se pueden propagar por la saliva de los perros. Es poco común. La causa la bacteria Pasteurella multocida, que se localiza en la boca y el aparato respiratorio de estos animales.

La saliva infectada ingresaría en el organismo de la persona al entrar en contacto con alguna herida o después de un mordisco. La enfermedad afecta a la zona que rodea la lesión, llegando a desencadenar celulitis (infección de la piel) y abscesos.

También puede ocasionar fiebre, complicaciones a nivel respiratorio, como sinusitis, bronquitis o neumonía, e incluso trastornos de gravedad, por ejemplo, peritonitis, meningitis, pericarditis o sepsis.

Parásitos

Algunos de los parásitos internos de los perros, como gusanos o giardias, pueden transmitirse también a las personas. Normalmente, esta transmisión se produce por el contacto con heces o superficies contaminadas. Pero, en algunas ocasiones, este podría surgir tras el contacto con la saliva.

Por ejemplo, si el perro justo se ha lamido la zona anal y después nos lame a nosotros. Sería una vía posible, aunque menos frecuente. Para evitar este tipo de parasitosis es recomendable mantener desparasitados a los perros siguiendo el calendario que nos paute el veterinario e implantar una higiene escrupulosa, lavándonos las manos siempre que los toquemos o manipulemos sus accesorios.

La observación de la higiene debe inculcarse a los más pequeños del hogar, ya que suelen ser los que más riesgos corren al no ser conscientes del peligro que puede suponer compartir alimentos con los perros, tocarlos y comer sin lavarse las manos, etc.

Los parásitos pueden cursar de forma subclínica, es decir, sin sintomatología evidente, u ocasionar diferentes trastornos, sobre todo a nivel digestivo, como diarrea y dolor abdominal.