Todos los perros pueden sufrir diferentes enfermedades, pero hay algunas que son más comunes en ellos según su tamaño e influencias genéticas. Por ejemplo, los ejemplares más grandes tienen más probabilidades de sufrir una enfermedad como la osteoartrosis. Pero, ¿y los perros más pequeños? En el siguiente artículo, hablamos de las enfermedades más frecuentes de las razas pequeñas.

Colapso traqueal

El colapso de la tráquea se produce cuando los anillos que la conforman, de cartílago, pierden su rigidez. Esto hace que la tráquea se aplane cuando el perro inhala. Lógicamente, la consecuencia es la dificultad para la entrada normal del aire en la respiración.

Los perros afectados suelen emitir una tos característica, llamada “tos de ganso”. Es una enfermedad más común en el yorkshire, el pomerania y el shih tzu, sobre todo en ejemplares de mediana y avanzada edad.

Este tipo de colapso no se puede prevenir. Se trata manteniendo bajo control el peso del perro, sustituyendo el collar por un arnés a la hora del paseo y, si es necesario, administrando los fármacos que considere el veterinario. En algunos casos, se recurre a una intervención quirúrgica.

Luxación de rótula

La luxación es la salida de la rótula fuera de su posición normal. Se produce por una variación anatómica en la rodilla, muy habitual en los perros de raza pequeña, como el caniche mini, el chihuahua, el pomerania o el yorkshire.

Suele controlarse a base de suplementos específicos y fármacos para el cuidado de las articulaciones, pero algunos perros en los que esta dolencia se manifiesta de forma más grave pueden necesitar una operación.

Enfermedad de la válvula mitral

Este problema cardiaco se considera muy frecuente en las razas de pequeño tamaño. La válvula mitral se localiza entre la aurícula y el ventrículo izquierdos y, con el paso del tiempo, puede deteriorarse, dando lugar a esta dolencia.

Lo que sucede con esta válvula dañada es que la sangre fluye hacia atrás por las cámaras del corazón, en lugar de hacia delante y al resto del organismo. Puede originar el conocido soplo cardiaco, muchas veces detectable por el veterinario auscultando al perro, aunque no tenga signos clínicos apreciables.

De hecho, muchos perros se mantienen asintomáticos y el problema se descubre por casualidad en una revisión (todos los perros deberían acudir a revisión veterinaria al menos una vez al año o dos si son ancianos).

El deterioro de la válvula mitral puede relacionarse con la aparición de insuficiencia cardiaca congestiva, aunque no todos los perros con problemas en esta válvula acaban desarrollando dicha enfermedad.

Lo que sí necesitarán todos es pautar un seguimiento veterinario para controlar la progresión de la afección y poder actuar, de forma temprana, si se necesita administrar algún fármaco.

Enfermedad del disco intervertebral

Conocida por las siglas IVDD, la enfermedad del disco intervertebral es más frecuente en los perros de columna alargada y patas cortas, aunque otras razas también se pueden ver afectadas, como el beagle, el shih tzu o el pequinés.

Esta enfermedad se origina cuando el centro del disco intervertebral, que es gelatinoso, se rompe y atraviesa la capa exterior, fibrosa, lo que presiona la médula espinal. Esto provoca un dolor muy intenso y también afecta a la movilidad, reduciéndola o incluso desencadenando parálisis.

Dependiendo de la gravedad del daño y las circunstancias de cada caso, el tratamiento puede ser médico o requerir una intervención quirúrgica. En algunos ejemplares esta tendrá carácter urgente.

Los cuidadores de perros, especialmente los de razas pequeñas, columna alargada y patas cortas, a modo de prevención, deben evitar actividades que incluyan movimientos explosivos y saltos. También es importante mantener al animal en su peso óptimo.

Problemas con la termorregulación

Los perros de razas pequeñas presentan una mala regulación de la temperatura corporal, si los comparamos con los ejemplares de razas de mayor tamaño. En la práctica, esto significa que se enfrían con mayor facilidad y se sobrecalientan antes.

Por este motivo, los cuidadores de este tipo de perros deben prestar especial atención a la temperatura ambiente y prevenir la exposición tanto a temperaturas elevadas como bajas, aplicando las medidas necesarias para proteger al animal.

Son medidas sencillas y lógicas, por ejemplo, no sacarlo a pasear en las horas de máximo calor ni dejarlo en el exterior si hace frío. El objetivo es mantener estable su temperatura corporal para evitar sustos.