Con el paso de los años, es más habitual que los perros presenten determinadas patologías, pues el organismo se va deteriorando. Esto hace que, en esta etapa de su vida, debamos estar más pendientes de su salud y acudir con regularidad al veterinario. Para saber a qué aspectos prestar más atención, en el siguiente artículo repasamos las enfermedades más comunes en perros mayores.
Osteoartritis
Sobre todo en los ejemplares más grandes o gigantes, es habitual que las articulaciones vayan degenerando con la edad. Estos daños desencadenan dolor, cojeras, rigidez, problemas de movilidad, etc., mermando la calidad de vida del animal.
Al tratarse de un proceso degenerativo, no es posible curarlo por completo, pero sí podemos iniciar un tratamiento que reduzca el dolor y enlentezca el progreso de la enfermedad. Este tratamiento combina diferentes medidas de manejo, técnicas de fisioterapia o medicación.
Insuficiencia renal y hepática
Los años también afectan al funcionamiento de los órganos, como los riñones o el hígado. Normalmente, este tipo de trastornos comienzan a manifestarse de forma paulatina, con una sintomatología inespecífica, lo que puede retrasar el diagnóstico. Por ejemplo, el perro puede vomitar, beber más agua, tener diarrea, etc.
Muchos cuidadores lo achacan a malestares puntuales o, directamente, a la vejez y no acuden al veterinario hasta que el cuadro se agrava. En general, este tipo de afecciones no se curan, pero sí se pueden tratar con dietas específicas y fármacos para intentar mantener el máximo tiempo posible la calidad de vida del perro.
Síndrome de disfunción cognitiva
El síndrome de disfunción cognitiva es el nombre que recibe una alteración similar al alzhéimer de los humanos. Es decir, se trata de una dolencia neurológica degenerativa y progresiva.
En los perros afectados podemos ver cambios de comportamiento, desorientación, eliminación de heces y orina en el interior del hogar, modificaciones en los patrones de descanso, durmiendo más de día y deambulando por las noches, etc.
No se puede curar, pero sí implantar medidas para que el perro esté más cómodo, mientras se favorece su estimulación a nivel mental. También existen dietas específicas y suplementos que ayudan a mantener el funcionamiento cerebral.
Tumores
La edad es uno de los factores involucrados en la aparición del cáncer. Los tumores en los perros pueden ser de muy distintos tipos. Algunos serán visibles para nosotros, pues se apreciarán como bultos en distintas partes del cuerpo. Otros, en cambio, crecen en el interior del organismo y forman masas y metástasis por distintos órganos.
Por este motivo, conviene revisar con frecuencia al perro, en busca de masas, y acudir al veterinario para revisiones generales, mínimo dos veces al año. También hay que ir si detectamos cualquier signo clínico, como pérdida del apetito, adelgazamiento, vómitos, etc.
Al haber tantos tipos de tumores, el pronóstico y el tratamiento deben adaptarse a cada caso. Algunos pueden resolverse con la extracción y/o la quimio o radioterapia, mientras que otros resultan muy agresivos y malignos, siendo imposible la curación. Estos casos se centrarán en mantener la calidad de vida del perro.
Problemas cardiacos
Distintas alteraciones en el corazón, como los trastornos en las válvulas, pueden hacer que su funcionamiento se vea comprometido, lo que acaba por tener repercusiones en todo el organismo.
Cansancio, disminución de la actividad física, tos, debilidad o acumulación de líquidos en el abdomen o las extremidades (ascitis) pueden ser los primeros signos clínicos que detecten los cuidadores. Estos problemas suelen ser crónicos, pero pueden tratarse con dietas específicas y fármacos, según la sintomatología de cada animal.
Sobrepeso y obesidad
Es fácil que los ejemplares mayores tengan kilos de más, ya que suele disminuir su actividad física. Este exceso resulta perjudicial para muchas de las patologías mencionadas, como la osteoartritis o los problemas cardiacos. Por este motivo, no debe pensarse que el peso es solo una cuestión estética.
Puede propiciar la aparición de enfermedades, agravar otras y, en general, dificultar la vida del perro al disminuir su tolerancia al calor, al ejercicio o a la anestesia. La pérdida de peso es recomendable a cualquier edad, pero debe hacerse siguiendo las indicaciones del veterinario.
No basta con reducir la ración, pues podríamos estar rebajando también los nutrientes. A la venta encontraremos distintos alimentos específicos para favorecer el control del peso. Suelen ser bajos en grasas y ricos en fibra con efecto saciante para que el perro no pase hambre.
Problemas bucales
La pérdida de piezas dentales o la inflamación de las encías son algunos de los problemas que podemos encontrar en perros de edad avanzada. Podemos ver que el animal tiene dificultades para comer, le huele muy mal la boca (halitosis), le sangran las encías, etc. Son procesos muy dolorosos, que requieren una rápida atención veterinaria.
Muchas veces es necesario retirar piezas afectadas y limpiar las demás con ultrasonidos. Este procedimiento se hace con anestesia general y después deben seguirse medidas preventivas en el hogar. Los perros con este tipo de problemas pueden beneficiarse de una alimentación blanda.
Sordera y ceguera
El paso de los años afecta también a los sentidos, con lo que es habitual que los perros ancianos vayan perdiendo vista y oído. Se trata de un proceso normal y nuestro papel será el de implantar medidas de manejo que garanticen la seguridad y la comodidad del perro. Por ejemplo, no es buena idea soltarlo en la calle si apenas nos oye cuando lo llamamos.
Caso diferente es que apreciemos sintomatología, como neblina en los ojos, secreciones auriculares, dolor, etc. Estos signos pueden indicar la presencia de enfermedades que hay que tratar.
Enfermedades endocrinas
Por último, enfermedades como la diabetes o el hipotiroidismo se detectan más en perros de edad avanzada. Se pueden diagnosticar con análisis de sangre y son tratables con medicación y dietas específicas.