La displasia de codo es una enfermedad que se produce por la concurrencia de diferentes anomalías en esta importante articulación. Es fundamental que nos pongamos en manos del veterinario si sospechamos que nuestro perro puede padecer esta displasia, ya que la rapidez en la atención suele mejorar mucho el pronóstico. En el siguiente artículo explicamos cómo detectar la displasia de codo y cuál es su tratamiento.
¿Qué es la displasia de codo?
Como hemos avanzado, la displasia se debe a distintas anomalías que afectan a la articulación del codo. Esta se compone de tres huesos, que son el radio, el cúbito y el húmero. Si estos huesos se ven alterados, la articulación no encajará perfectamente, dando lugar a la displasia.
Si queremos saber más, las anomalías, en concreto, son las que se agrupan bajo la denominación de enfermedad del espacio medial (fragmentación de la apófisis coronoides, osteocondrosis, incongruencia de codo y anomalías del codo) y la falta de unión de la apófisis ancónea. La displasia puede aparecer en un codo o en los dos.
Causas de displasia de codo
No hay una respuesta clara a qué es lo que ocasiona la displasia en esta articulación. Se barajan teorías que la presentan como una enfermedad multifactorial cuya consecuencia es la aparición de trastornos durante el desarrollo del perro. Entre los factores a tener en cuenta destacan los siguientes:
- Genética (es una patología hereditaria).
- Defectos en el crecimiento del cartílago.
- Traumatismos.
- Alimentación inadecuada.
- Tamaño grande o gigante, pues la displasia de codo es más común en razas como el boyero de Berna, el pastor alemán, el Terranova, el golden retriever o el labrador retriever.
Signos clínicos de displasia de codo
En la displasia, las cargas que debe asumir el codo no están bien distribuidas, con lo que habrá descompensaciones en las distintas zonas de la articulación. Esto se traduce, en la práctica, en signos clínicos como los siguientes, que pueden comenzar ya en la época de cachorro (aproximadamente, entre los 4-6 meses):
- Dolor.
- Cojera de la extremidad o extremidades afectadas que va a peor con el paso del tiempo y tras la práctica de ejercicio.
- Molestias al realizar actividades como levantarse o acostarse o bajar escaleras.
- Rigidez de la articulación.
- Resistencia a caminar, incluso pequeñas distancias.
- Artritis, que es la inflamación de la articulación.
- Pérdida de funcionalidad.
Cómo se diagnostica la displasia de codo
Si sospechamos que nuestro perro puede sufrir displasia de codo, debemos acudir al veterinario. Solo este profesional puede confirmar o descartar el diagnóstico y prescribir el tratamiento más adecuado para cada animal.
En la clínica, el veterinario examinará al perro y su forma de andar y le realizará pruebas como las radiografías o incluso artroscopias, resonancias magnéticas o TAC. En este punto, hay que señalar que es conveniente que este examen y el posterior diagnóstico los realice un veterinario especializado en traumatología.
Tratamiento de la displasia de codo
Por desgracia, una vez se producen daños en la articulación, el cuadro no hace más que empeorar. En otras palabras, es una patología que no tiene cura, pero sí tratamiento, quirúrgico y farmacológico, que pueden mejorar mucho el bienestar y la calidad de vida del animal, incluso a largo plazo.
El tratamiento va a depender mucho de la gravedad y de la causa, por lo que es importante acudir al veterinario al primer indicio de displasia para que pueda actuar cuanto antes. Si se empieza a tratar cuando todavía es un problema leve, mejores serán los resultados y, en consecuencia, la calidad de vida del perro.
Es habitual que sea necesario recurrir a una intervención quirúrgica, que será distinta según el daño que presente la articulación. Este tipo de operaciones, además de ser competencia de veterinarios traumatólogos, tienen tiempos de recuperación posoperatoria largos, de hasta seis semanas o más. El perro tendrá que estar en reposo y tranquilo. Es imprescindible seguir escrupulosamente las indicaciones del veterinario para este periodo si queremos que el resultado sea exitoso.
Solo los casos más leves o tan graves que no sea posible mejorarlos mediante una operación, se tratarán con fármacos. El objetivo del tratamiento es conseguir que el deterioro de la articulación sea lo más lento posible para que el perro pueda seguir utilizando su codo por más tiempo con las mínimas molestias.
Cuidados de un perro con displasia de codo
Además de seguir las recomendaciones del veterinario para el caso concreto de nuestro perro, hay que tener en cuenta que es posible y muy positivo tratarlo con otras técnicas que se centran en aliviar el dolor y mejorar la funcionalidad de la extremidad o extremidades afectadas. Nos referimos a la acupuntura, la rehabilitación y la fisioterapia. También debemos considerar estos aspectos:
- Mantener al perro en su peso ideal para no sobrecargar todavía más la articulación. Si presenta sobrepeso, tendrá que iniciar una dieta.
- Recurrir a la suplementación nutricional, por ejemplo, con condroprotectores.
- Ofrecer una dieta equilibrada, de calidad y adaptada al perro.
- Implantar rutinas de ejercicio adecuadas a sus características y necesidades.