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Así es en realidad un Bullmastiff

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Debido a su personalidad obediente y confiable, los imponentes Bullmastiff son grandes perros de familia. Tienen tendencia a proteger a los suyos, por lo que también son excelentes guardianes. Su estilo es eficiente y seguro, pues prefieren tumbar a un desconocido e inmovilizarlo antes que recurrir a la violencia. Como ves, hay mucho que aprender sobre esta raza. Sigue leyendo para conocerla mejor.

Los guardabosques los preferían por su color

La raza vivió su primer momento de esplendor a finales del siglo XIX, cuando se ocupaba del cuidado de las fincas de los terratenientes ingleses. Eran perros muy valorados por sus dotes disuasorias y por su eficacia para perseguir a los furtivos. De hecho, de aquella época les quedó el sobrenombre de “vigilantes nocturnos del coto”.

Además de su capacidad para estar alerta durante largos periodos de tiempo, los guardabosques los preferían por su pelaje leonado, que se camuflaba perfectamente entre los matorrales. Con origen en Gran Bretaña, esta variedad surge del cruce entre los antiguos Mastiff británicos y los Bulldog.

No necesitan aprender a ser guardianes

Las razas caninas que resultan adecuadas para las tareas de protección lo son por una predisposición natural desarrollada a lo largo de varias generaciones. Al bullmastiff no es necesario enseñarles, ya que es un instinto innato. No obstante, un adiestramiento adecuado evitará malos hábitos o comportamientos peligrosos. Por ejemplo, nunca debes entrenar a un Bullmastiff en ataque, ni enseñarles a morder.

Te sorprenderán por su rapidez

Considerado un perro robusto, muchas personas piensan que no es especialmente ágil. Lo cierto es que, pese a su tamaño, tienen una rapidez fuera de lo común. La razón es que fueron creados para moverse de forma sigilosa y veloz, un rasgo que mantienen hasta el día de hoy.

Lo que no pierden en pelo, lo hacen en saliva

Si estás pensando en llevar a un Bullmastiff a vivir contigo a un piso de ciudad presta atención. Por un lado, son canes que pueden adaptarse a los espacios reducidos, ladran poco y apenas pierden pelo. Sin embargo, babean en exceso.

Debido a la configuración de su boca están constantemente salivando, lo que a menudo deja rastro. Asimismo, tienen fama de ser bastante flatulentos. Si esto no te supone un problema, adelante. En cambio, si eres muy maniático de la limpieza, tal vez no sea tu mejor opción.

Tienen una gran resistencia al dolor

Algo que es importante conocer de estos canes es su alta tolerancia al dolor. Al no mostrar que están pasándolo mal, puede ser difícil detectar alguna lesión o una enfermedad antes de que empeore. Por ello, se recomienda prestar muchan anteción a su comportamiento para identificar cualquier cambio que se produzca; aunque pequeño, puede ser indicio de un problema de salud.

Fue co-estrella en una de las películas más famosas de la historia

Seguramente escuchaste hablar de Rocky, la película de boxeadores que consagró a Sylvester Stallone. En la ficción, el protagonista tiene un perro llamado “Butkus”. Este era, en realidad, el compañero doméstico del mismísimo Stallone, con quien compartió no pocas penurias económicas antes de su ascenso a la fama.

El Bullmastiff lo hizo tan bien que volvió a aparecer en la segunda parte de la saga. ¡Hasta sale en los créditos! Stallone y Butkus se volvieron inseparables. El perro falleció en 1981, pero el actor nunca ha dejado de recordarle. Robbie Williams y Christina Aguilera son otros famosos enamorados de esta raza canina tan especial.

Su nombre está presente en todas partes

El aspecto imponente de los Bullmastiff ha quedado ligado a la potencia y a la hombría, especialmente en los EE. UU. La Armada norteamericana, por ejemplo, denominó Bullmastiff a uno de sus cañones autopropulsados más potentes. Asimismo, la marca de maquinillas de afeitar Gillette sacó un modelo exclusivo, también con el nombre de la raza.

Los Bullmastiff también han sido fuente de inspiración en África

Tras llegar a Sudádfrica terminaron cruzándose con variedades como el mítico Bullenbeisser alemán, lo que dio lugar a una nueva raza: la Boerboel. Los Bullmastiff volvieron a tener protagonismo en la región en 1928, cuando la multinacional De Beers tenía un gran problema de robos en sus minas de diamante en Sudáfrica. Para solucionarlo y proteger sus inversiones optaron por recurrir a ejemplares de esta raza.

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