La edad hace a los gatos más propensos a padecer algunas patologías, motivo por el que es importante prestar una especial atención a su salud en esta etapa de su vida. Acudir a las revisiones que nos paute el veterinario y vigilar en casa para detectar cualquier anomalía son aspectos clave para cuidarlos y ofrecerles una larga vida. Para ello es importante conocer cuáles son las enfermedades más comunes en gatos mayores. Las explicamos en el siguiente artículo.
Hipertiroidismo
El hipertiroidismo es un trastorno endocrino que se produce cuando la glándula tiroides segrega más hormonas de lo normal. Esto provoca distintos signos clínicos, como aumento del apetito, adelgazamiento, hiperactividad, vocalizaciones, etc.
Es imprescindible acudir al veterinario, ya que se trata de una enfermedad que se puede tratar con medicación, dieta específica, extracción quirúrgica o administración de yodo radiactivo, según cada caso.
Enfermedad renal
La enfermedad renal es, por desgracia, muy habitual en los gatos, sobre todo una vez alcanzan una edad avanzada. Los riñones se van dañando hasta que las lesiones afectan a casi toda su superficie.
Esto desencadena la aparición de signos clínicos como vómitos, aumento de la micción, mal aspecto del manto, adelgazamiento, mal olor en la boca y úlceras, etc., resultado de la acumulación de productos de desecho que ya no se pueden filtrar. Estos signos son inespecíficos y el cuidador puede pensar que se trata de problemas menores o achacarlos a la vejez.
Pero es importante acudir al veterinario para el diagnóstico, que puede hacerse con análisis de sangre y de orina. La enfermedad renal se divide en diferentes estadios según su gravedad. No tiene cura, pero sí puede tratarse con dietas específicas y medicación adaptada a cada caso.
Cáncer
Los tumores se diagnostican con mayor frecuencia en gatos ancianos. Existen muy diferentes tipos. En ocasiones, pueden verse directamente como bultos en distintas partes del cuerpo. Pero, otras veces, las masas y las metástasis crecen invisibles en el interior del organismo.
Signos inespecíficos como el adelgazamiento, los vómitos, los cambios en el apetito o el malestar general pueden ponernos en alerta. Debemos acudir al veterinario lo antes posible. Este profesional deberá examinar el tumor para determinar su tipo, ya que ello depende el tratamiento y el pronóstico.
Algunos serán operables o podrán tratarse con quimio o radioterapia. Otros, en cambio, serán malignos y agresivos y no podremos más que mantener al gato en las mejores condiciones de vida. El cáncer ejemplifica la importancia de la medicina preventiva y de acudir al veterinario de forma temprana.
Problemas bucales
Otra afección muy habitual en los gatos mayores se localiza en el interior de la boca. Caída de dientes, mal olor (halitosis), inflamación de las encías, hipersalivación, sangrado o dificultades para comer son algunos de los signos que los propietarios pueden percibir, asociados a gingivitis y enfermedad periodontal. No deben achacarse solo a la edad.
Suelen ser procesos muy dolorosos, que afectan mucho a la calidad de vida del gato y, por ello, deben tratarse lo antes posible. Normalmente, implican la extracción de piezas dentales y la limpieza general con ultrasonidos.
Este procedimiento se hace con anestesia general. Además, en casa tendremos que seguir un tratamiento y aplicar medidas preventivas para mantener los dientes que queden bien cuidados.
Sobrepeso y obesidad
El exceso de peso es un problema frecuente, por desgracia, en ejemplares de todas las edades y puede relacionarse con una alimentación inadecuada y la falta de actividad física. Con la edad, la actividad suele verse todavía más reducida, agravando el problema. Y no es solo una cuestión estética.
Los kilos de más pueden agravar enfermedades, propiciar la aparición de otras, además de empeorar la calidad y la esperanza de vida del gato, causando intolerancia al ejercicio, al calor o a la anestesia.
Por todo ello, es importante controlar el peso del gato e intervenir si este se dispara. No se trata de retirarle parte de la ración, ya que también le reduciríamos los nutrientes, sino de implementar un plan de adelgazamiento y mantenimiento dirigido por el veterinario. Existen dietas específicas para lograrlo, bajas en grasas y altas en fibra saciante, que ayudan a que el gato pierda peso sin pasar hambre.
Artritis
La artritis felina, o enfermedad degenerativa de las articulaciones, puede ser difícil de detectar en los gatos, pues están diseñados para ocultar sus síntomas todo lo posible. Podemos notar cambios sutiles, como que dejen de subirse a alturas, parezcan enfadados o no se muevan tanto como antes.
Los cuidadores pueden pensar que son modificaciones normales relacionadas con la vejez, pero, igualmente, necesitan tratamiento para reducir el dolor y controlar el avance de la enfermedad.
Aunque no se pueda curar, pues es una patología degenerativa debida al desgaste de las articulaciones por el tiempo, sí es posible tratar con técnicas de fisioterapia, acupuntura, medicación y medidas de manejo, como facilitar que el gato se pueda seguir subiendo a sus sitios favoritos o añadir a la dieta suplementos nutricionales.