El sobrepeso y la obesidad son problemas, por desgracia, muy frecuentes en los perros y gatos domésticos. A una vida quizás sedentaria en exceso se le suma una alimentación no siempre de calidad y, sobre todo, la dificultad de los cuidadores para identificar que su animal está por encima de su peso, aunque se lo señale el veterinario. Pero, ¿cómo saber si mi perro o gato tiene sobrepeso? Lo explicamos en el siguiente artículo.
Control del peso
La mejor manera de comprobar si nuestro animal de compañía tiene un problema con su peso es controlarlo de manera periódica. Generalmente, cuando acudimos a la consulta del veterinario (mínimo una vez al año o más si el animal es muy joven o de edad avanzada), este lo pesará y anotará el dato.
También nos dirá si se encuentra en su condición física ideal o, al contrario, es recomendable que engorde o pierda peso. Esta información es importante porque nos ayudará a establecer una cantidad de alimento adecuada, así como unos hábitos de vida más o menos activos.
Como son muchos los cuidadores con dificultades para detectar un aumento de peso, es conveniente que en casa se pese al animal con regularidad. Por ejemplo, una vez al mes o cada tres meses. Los cuidadores deben saber que el peso no es solo una cuestión estética ni la gordura es sinónimo de tener un animal sano.
Los kilos de más afectan a la esperanza y la calidad de vida, facilitan la aparición de distintas enfermedades y agravan otras. Por este motivo, si en los pesajes de control observamos un aumento del peso, hay que actuar para bajar esos kilos. Podemos utilizar una báscula para personas, pesándonos con el animal en brazos, o pasar por la clínica para utilizar la báscula de allí.
Condición corporal
En las clínicas veterinarias suelen tener, bien visibles, unas tablas de condición corporal que puntúan el estado en el que se encuentra el animal, desde la extrema delgadez hasta la obesidad.
Comparando a nuestro animal con los distintos dibujos de las tablas podremos saber en qué parte del rango está y hacernos una idea aproximada de su peso. Estas tablas también se encuentran accesibles por internet.
Cintura
Las tablas de condición corporal de las que hemos hablado señalan unos aspectos básicos a observar para determinar el estado del animal. Si no las tenemos o dudamos de cuál es la condición de nuestro animal, podemos fijarnos en esos criterios para determinar si hay o no sobrepeso.
En primer lugar, el animal debe tener la cintura marcada. No exageradamente, pero, si lo vemos desde arriba, sí tendría que identificarse la cintura sin ninguna duda. Cuando, en cambio, el cuerpo del animal se ve recto, sin cintura y no se distingue entre tórax y abdomen, estamos ante un caso de exceso de peso.
Costillas
Otro punto de atención se localiza en las costillas. Al pasar la mano sobre ellas debemos poder percibirlas sin dificultad. Es decir, no tienen que verse, pero sí hay que poder tocarlas. Si lo que palpamos es una capa de grasa y nos cuesta tocar las costillas, estamos ante un perro o gato gordo.
Cuanto más gruesa sea la capa, mayor será el problema de peso. Esta grasa también se puede palpar en la zona lumbar y la base de la cola. Cabe señalar que un peso hasta en un 20 % superior al que sería ideal para ese animal se considera sobrepeso. Con más del 20 % estaríamos hablando de obesidad.
Abdomen
El tamaño y el aspecto de la barriga es otro de los criterios que debemos observar para averiguar si el animal está o no gordo. Si se distingue perfectamente, es imposible ver el vientre recogido, directamente cuelga o está redondeado, tenemos un problema de sobrepeso u obesidad.
Cambios en el comportamiento
Además de las modificaciones físicas que se asocian al exceso de peso, el comportamiento de un animal gordo puede cambiar, aunque sea de manera sutil. Por ejemplo, podemos ver:
- Le cuesta moverse.
- No puede subir a lugares a los que sí llegaba antes.
- Se niega a andar.
- Emite ruidos respiratorios cuando hace calor o realiza actividad física, aunque sea mínima.
- En los gatos podremos también detectar el manto sucio, pues no son capaces de llegar a todo su cuerpo para acicalarse.
¿Qué hago si mi perro o gato está gordo?
Aunque nos cueste aceptarlo, si el pesaje, las tablas o la observación de los puntos de control mencionados nos indican que nuestro animal tiene sobrepeso u obesidad, hay que contactar con el veterinario.
Solo si el exceso de peso se debe a que el animal no hace ejercicio o le damos comida a demanda, sin controlar cantidades, podemos intentar que adelgace en casa, fomentando su actividad y dosificando el alimento.
Cuando la comida está controlada y aún así el animal está gordo, no basta con bajar la ración, pues nos arriesgamos a darle menos nutrientes de los que necesita, pudiendo originar problemas de salud.
El veterinario, según las circunstancias de cada caso, podrá prescribirnos una dieta de adelgazamiento y marcarnos un seguimiento hasta que consigamos que el animal vuelva a su peso óptimo.
Este tipo de dietas suelen ser bajas en grasas y ricas en fibra para generar una sensación de saciedad y evitar que el animal pase hambre durante el proceso. Es fundamental que el cuidador respete las pautas dadas. No vale de nada darle la dieta si se acompaña de un montón de premios comestibles o sobras de comida humana.