Los perros y los gatos, al igual que las personas, pueden tener fiebre. La fiebre es un incremento de la temperatura corporal por encima de los valores normales que acostumbra a ser indicio de alguna enfermedad, leve o grave. Por este motivo, es importante saber identificar la fiebre y cómo actuar si se detecta.

Aunque se recomienda tener en casa un botiquín de primeros auxilios específico para los animales, lo cierto es que no siempre tenemos a mano un termómetro para comprobar la temperatura o, incluso teniéndolo, no conseguimos usarlo. Entonces, ¿cómo saber si un perro o gato tienen fiebre sin termómetro? Lo explicamos en el siguiente artículo.

Signos clínicos de fiebre

Como la fiebre suele señalar la presencia de alguna enfermedad, es frecuente que los animales con temperatura corporal elevada muestren algunos signos clínicos, que serán diferentes según la patología que esté detrás.

Estos deben servirnos como señal de alarma y motivo para consultar con el veterinario, sobre todo si el animal se encuentra en un grupo de riesgo, es decir, es muy pequeño, muy mayor, tiene ya alguna enfermedad diagnosticada o, en general, está debilitado por alguna razón.

También hay que saber que las enfermedades pueden presentarse sin fiebre, es decir, un animal con signos de enfermedad va a requerir atención, aunque su temperatura corporal no esté elevada. En otras palabras, incluso sin medir la temperatura del animal, signos clínicos como los siguientes son motivo de vigilancia y consulta con el veterinario:

  • Apatía, decaimiento y letargo: el animal está mucho más parado que de costumbre y sin ganas de jugar o moverse.
  • Somnolencia: pasará dormido mucho más tiempo del habitual.
  • Disminución del apetito: el animal puede comer menos o, directamente, dejar de comer.
  • Dolor: en ocasiones, podemos percibirlo al intentar tocarlo o al observar aspectos como la expresión corporal y facial, la respiración, etc.
  • Mal aspecto del manto: es frecuente que los gatos dejen de autoacicalarse.
  • Malestar general.
  • Otros signos incluyen deshidratación, vómitos, diarrea, secreción nasal y/o ocular, etc. Dependerán de la enfermedad que padezca el animal.

Cómo medir la fiebre sin termómetro

Atendiendo a signos clínicos como los que hemos mencionado, podemos sospechar que nuestro perro o gato tiene fiebre, pero no podemos saberlo con seguridad sin un termómetro. Circulan diversos consejos que aseguran que es posible determinar la temperatura corporal fijándose en la trufa o en las orejas.

Se dice que si están calientes o, en el caso de la nariz, seca, es signo inequívoco de que el animal tiene fiebre. Pero es mentira. Estas partes del cuerpo pueden estar calientes y secas por diferentes factores que nada tienen que ver con la fiebre. Por ejemplo, la simple exposición al sol. Un perro o gato que haya estado durmiendo al sol tendrá más calientes de lo normal estas áreas del cuerpo.

Por este motivo, no son métodos fiables para la valoración de la temperatura. Es más eficaz fijarse en la presencia de signos clínicos como los mencionados o, mucho mejor, hacerse con un termómetro para poder utilizarlo en caso de duda.

Qué termómetro sirve para perros y gatos

Tanto perros como gatos pueden usar los mismos termómetros que las personas, siempre que se puedan introducir por el ano, ya que la vía rectal es la indicada para determinar la temperatura en ambos animales.

El termómetro debe ser exclusivo para su uso, es decir, mejor tener un termómetro para personas y otro para los animales. También hay que desinfectarlo después de cada medición y guardarlo en el botiquín de primeros auxilios destinado a los animales de compañía.

Hay que saber, para no cometer errores innecesarios, que la temperatura corporal normal en un perro es de 37,8-39,2 ºC, mientras que en los gatos se considera normal el rango 38-39,2 ºC.

Cómo tratar la fiebre

Si sospechamos que nuestro animal tiene fiebre o, aunque no tenga, muestra signos compatibles con una enfermedad, hay que llamar al veterinario. La fiebre no es una enfermedad, sino la respuesta del organismo ante la presencia de patógenos.

Estos deben ser identificados por el veterinario, que es también el único profesional que puede prescribir un tratamiento contra ellos. En otras palabras, lo importante es tratar la causa de la fiebre.

Por esta razón, jamás debemos intentar bajar la fiebre en casa dando medicamentos de uso humano a nuestro perro o gato. Aunque para nosotros son de consumo muy habitual, para los animales pueden resultar tóxicos e incluso mortales.