Muchos cuidadores consideran normal que su gato vomite de vez en cuando, ya que lo asocian a la eliminación de bolas de pelo. Pero lo cierto es que estas bolas deberían eliminarse a través de las heces.

Que un gato vomite de manera puntual, es decir, un día y sin más sintomatología, puede no ser preocupante, pero si los vómitos se repiten en el mismo día o se mantienen de forma irregular a lo largo del tiempo, es imprescindible consultar con el veterinario.

En el siguiente artículo explicamos las principales causas por las que un gato vomita y hablamos de las posibles soluciones.

Alteraciones digestivas

Cambios como una mudanza, un pienso nuevo y, en general, cualquier causa de estrés, pueden provocar trastornos digestivos leves en el gato, como vómitos o diarreas. Lo mismo sucede si hay una mala digestión, una ingesta demasiado rápida de los alimentos o un exceso de comida.

Además, enfermedades infecciosas, provocadas sobre todo por virus y bacterias, también pueden desencadenar cuadros digestivos de enteritis o gastritis. Pueden ser alteraciones leves o más graves.

Por ejemplo, vómitos con sangre fresca pueden indicarnos la presencia de una grave enfermedad vírica, la panleucopenia, que, principalmente, afecta a gatitos sin vacunar. Requiere atención veterinaria urgente.

Bolas de pelo

Al acicalarse, los gatos ingieren una considerable cantidad de pelo que expulsan por las heces, pero puede acabar saliendo a través de los vómitos. Para evitarlo se recomienda cepillar al gato con regularidad, ofrecerle una dieta rica en fibra cómo Cats Health Gourmet, una buena hidratación y ejercicio físico. Las bolas de pelo que no se eliminan pueden acabar por provocar una obstrucción intestinal.

Enfermedades sistémicas

Pero no solo los problemas en el aparato digestivo pueden desencadenar vómitos. Múltiples enfermedades pueden cursar con vómitos, entre otros signos clínicos. Son ejemplos la diabetes, el hipertiroidismo o la enfermedad renal, más comunes, sobre todo, en gatos de edad avanzada.

Los vómitos, por lo tanto, son un signo clínico inespecífico, es decir, compartido por diferentes enfermedades, por eso el veterinario tendrá que hacer pruebas para determinar la causa, como análisis de sangre, de orina, ecografías, etc.

Parásitos

Los parásitos intestinales son otra causa de vómitos en gatos. Es más habitual en gatitos de corta edad, que pueden no estar correctamente desparasitados y, además, tienen el sistema inmune inmaduro. En las infestaciones más grandes, en los vómitos podemos ver los parásitos, similares a fideos.

Es importante establecer un calendario de desparasitaciones siguiendo las instrucciones del veterinario, incluso aunque el gato no tenga acceso al exterior. Hay que desparasitar a todos los animales de la casa. Algunos de estos parásitos también se pueden transmitir a las personas.

Intoxicaciones

Son numerosas las sustancias que pueden intoxicar a un gato, desde alimentos de consumo humano hasta plantas comunes en los hogares, medicamentos, productos de limpieza, insecticidas, etc. Además, la intoxicación puede producirse por diferentes vías, no solo por ingesta.

Un gato intoxicado puede vomitar y presentar otros signos clínicos, como descoordinación, hipersalivación, convulsiones, etc. Requiere asistencia veterinaria y el pronóstico dependerá de la rapidez en la atención, el tipo de tóxico, la vía de entrada al organismo, la cantidad o las características del gato.

Para evitar estos sustos mantén a tu gato en un entorno seguro y nunca le des fármacos o alimentos sin antes asegurarte de que son aptos para gatos.

Obstrucciones intestinales

Las obstrucciones intestinales se producen cuando algo, como un cuerpo extraño o una masa, impide el normal tránsito gastrointestinal. Las obstrucciones pueden ser más o menos graves, en función de si son totales o parciales, la naturaleza del objeto que causa la obstrucción, el tiempo que tardemos en proporcionar asistencia veterinaria, el lugar de la obstrucción, etc.

En esta situación, hay gatos que no podrán vomitar, pero otros expulsarán un vómito con olor a heces, muy característico. Hay que acudir sin demora al veterinario. El tratamiento puede tener que pasar por la intervención quirúrgica.

Úlceras gastrointestinales

Las úlceras son lesiones que se presentan en el sistema digestivo por diferentes causas. Podemos sospechar de úlcera cuando el vómito contiene sangre digerida, que se verá de una tonalidad oscura. Como siempre que se detecta un sangrado, hay que acudir al veterinario. Es una causa grave de vómitos.

Enfermedades en el esófago

Mencionamos las enfermedades del esófago porque lo que provocan es regurgitación, no vómitos, aunque es fácil confundirlos. La regurgitación puede contener alimentos y saliva que se expulsan de forma súbita, sin el aviso que suponen las arcadas, pues no se elimina contenido desde el estómago, sino desde el esófago. Igualmente, la regurgitación requiere asistencia veterinaria.

¿Qué hacer si mi gato vomita?

Nuestra forma de actuar va a depender de la gravedad del cuadro y del tipo de vómito. Por ejemplo, vómitos intensos, es decir, que se repiten sin parar cada poco tiempo, con sangre o un olor similar al de las heces son motivo de consulta veterinaria urgente.

Estos suelen ser casos graves que incluso pueden necesitar la hospitalización del animal para aportarle fluidos y tratamiento por vía intravenosa o incluso en quirófano. Aunque el gato vomite poco, si lo hace de manera recurrente, también es motivo de consulta con el veterinario, pues puede indicar una enfermedad crónica.

Lo mismo sucede si el gato que vomita pertenece a un grupo vulnerable, es decir, es muy pequeño, muy mayor, está debilitado por algún motivo o se le ha diagnosticado ya alguna enfermedad.

Los casos más leves, en gatos adultos sanos, pueden abordarse en casa, ofreciendo una dieta blanda, una correcta hidratación y la medicación que prescriba el veterinario, como antibióticos, antieméticos, antiparasitarios, protectores gástricos, etc., en función del problema que tenga el gato.