Los perros pueden eliminar gases con más o menos frecuencia e intensidad sin que esto suponga ningún problema, ya que es una consecuencia normal del funcionamiento de su sistema digestivo.
Pero, en ocasiones, estos gases se acompañan de otros signos clínicos o son diferentes de los habituales, lo que puede indicar la presencia de algún problema de salud o de conducta. En el siguiente artículo, hablamos de los gases en perros, sus causas y cómo tratarlos y prevenirlos.
Causas de gases
Los gases surgen de la fermentación de los alimentos, por eso se asocian con el proceso digestivo. Por lo tanto, son una consecuencia normal de la digestión. Pero, cuando aumenta su frecuencia, cambia su olor o se asocian a otras molestias, pueden indicarnos problemas como los siguientes:
- Tragar aire en exceso: se denomina aerofagia y, sobre todo, se ve en aquellos perros que comen con mucha avidez y rapidez. Es más común en cachorros o en razas braquicéfalas, que tienen problemas a la hora de la masticación.
- Alimentación inadecuada: algunos alimentos, por ejemplo, aquellos con un exceso de fibra o hidratos de carbono, pueden aumentar la fermentación intestinal, ralentizar la digestión y, en consecuencia, incrementar la producción de gases. Son ejemplos ciertos cereales, como el trigo, los lácteos, así como algunas verduras y legumbres. Los cambios bruscos en la dieta del perro también pueden dar lugar a gases.
- Intolerancias y alergias alimentarias: son otra de las causas posibles de gases relacionadas con la alimentación. Además, provocan otros signos clínicos, como el picor u otros desórdenes gastrointestinales.
- Problemas en el sistema digestivo: alteraciones en cualquier parte del sistema digestivo pueden originar gases. Un ejemplo es la malabsorción intestinal, pero cualquier infección o infestación parasitaria puede tener como consecuencia los gases. En este apartado, además, pueden incluirse los problemas en hígado y vesícula, pues son órganos que intervienen en la digestión, y otras causas tan graves como la obstrucción intestinal.
- Sedentarismo: por último, hay que señalar que una vida sedentaria en exceso es uno de los factores que interfiere en el correcto tránsito intestinal. Entre sus consecuencias están los gases.
Signos clínicos de los gases
Además de unos gases anómalos, los perros con algún trastorno como los que hemos mencionado pueden sufrir otros signos clínicos. Estos son los más habituales:
- Distensión del abdomen. Ojo porque un abdomen aumentado de tamaño junto a otros signos, como intranquilidad, imposibilidad de vomitar o defecar, jadeo, etc., puede deberse a una dilatación e incluso torsión de estómago. Se trata de una urgencia veterinaria que requiere tratamiento inmediato.
- Dolor.
- Eructos.
- Alteraciones digestivas como los vómitos y/o la diarrea.
- Disminución del apetito.
- Adelgazamiento.
- Apatía.
- Mal aspecto del manto.
- Malos olores.
Tratamiento de los gases
Si nuestro perro tiene gases anómalos y no sabemos qué los puede estar causando, debemos acudir al veterinario. Este profesional es el único capaz de examinar al perro y realizarle las pruebas necesarias para obtener un diagnóstico. Este es imprescindible para poder iniciar el tratamiento contra las flatulencias, ya que dependerá de la causa.
Los casos más leves, debidos, por ejemplo, a problemas de alimentación, pueden solucionarse tan solo recuperando la dieta anterior, eliminando ingredientes conflictivos o impidiendo que el perro coma demasiado rápido. Cuando hay alguna enfermedad, habrá que iniciar el tratamiento correspondiente, farmacológico, que puede comprender antibióticos, antiparasitarios, etc., o quirúrgico, si, por ejemplo, la causa de los gases es una obstrucción intestinal.
Prevención de los gases
Atendiendo a las causas de flatulencias, podemos seguir algunas recomendaciones para evitar que nuestro perro padezca este problema. Destacamos las siguientes:
- Administrarle una dieta de calidad, equilibrada y que cubra todas sus necesidades nutricionales. Si los gases son recurrentes, puede ser recomendable darle un alimento específico para perros con digestiones delicadas. El veterinario será el encargado de prescribirlo.
- No permitir que coma con ansiedad. Podemos repartirle la ración en varias veces y recurrir a comederos especiales, pensados para que tenga que comer más despacio.
- Si el problema es la masticación, hay que adaptar el tamaño del bocado a las dimensiones de su boca.
- Cuando la ansiedad a la hora de comer se relaciona con la presencia de otros perros, deberían comer por separado. En su defecto, por lo menos, tendríamos que vigilarlos durante toda la comida.
- Evitar ofrecerle alimentos que hemos comprobado que le desencadenan gases o que sabemos que son responsables de su aparición, como lácteos, legumbres, verduras, etc.
- No cambiarle el menú de manera brusca, toda modificación debe hacerse paulatinamente, a lo largo de varios días.
- Darle oportunidades para que practique la actividad física adecuada a sus características.
- Seguir el calendario de desparasitaciones internas y externas.
- Acudir al veterinario ante cualquier signo clínico anómalo y siempre que este profesional paute revisiones.