El hiperadrenocorticismo, más conocido como síndrome de Cushing, es una patología endocrina que se produce por un exceso de la hormona cortisol en el organismo, segregada por las glándulas suprarrenales.
Provoca diferentes signos clínicos que nos pueden poner en alerta, como letargo, debilidad general o pérdida de pelo. De las causas del síndrome de Cushing, de sus consecuencias y de su tratamiento hablamos a continuación.
¿Qué es el síndrome de Cushing?
Como hemos apuntado, el síndrome de Cushing se caracteriza por un exceso de producción de la hormona cortisol mantenido a lo largo del tiempo. Esta hormona, que es un glucocorticoide, está segregada por las glándulas suprarrenales o adrenales.
Son dos estructuras de pequeñas dimensiones que se disponen sobre los riñones. Su capa exterior (corteza) libera corticoides que pueden ser de dos tipos: mineralocorticoides y glucocorticoides.
Estos últimos, que también forman parte de distintos fármacos, tienen la capacidad de deprimir el sistema inmune y reducir la inflamación. La liberación de estos corticoides está regulada por la glándula pituitaria, gracias a la producción de otra hormona, la adrenocorticotrópica, más conocida como ACTH.
Toda esta explicación es importante para entender cuáles pueden ser las causas del síndrome de Cushing.
Causas del síndrome de Cushing
El síndrome de Cushing se debe a una exposición prolongada a glucocorticoides, ya sea porque se produce un “fallo” en el propio organismo, que los segrega en exceso, o porque se administran, a modo de medicación, para el tratamiento de diferentes patologías.
Así, un síndrome de Cushing espontáneo, es decir, que se origina en el propio organismo, suele darse por el crecimiento de tumores en la glándula pituitaria que segregan ACTH, lo que estimula a las glándulas suprarrenales para que produzcan grandes cantidades de hormonas de manera continuada en el tiempo. Además, los tumores que surgen en las propias glándulas suprarrenales son otra de las causas posibles de síndrome de Cushing, ya que producen corticoides.
Hay que tener en cuenta que los tumores son más frecuentes en ejemplares de edad avanzada o media, lo que no quiere decir que no podamos encontrarnos perros más jóvenes enfermos de Cushing. También parece haber cierto componente genético en la aparición de la patología, pues se considera más habitual en determinadas razas, como el caniche.
Pero, como hemos dicho, existe también la posibilidad de que el síndrome de Cushing no sea espontáneo, es decir, no se origine debido a un problema en el organismo del perro. En otras palabras, podemos encontrarnos casos de este síndrome originados por tratamientos prolongados con corticoides. No sería un Cushing espontáneo, sino iatrogénico.
Signos clínicos del síndrome de Cushing
El exceso de cortisol se traduce en distintos signos clínicos que podremos detectar en nuestro perro. Buena parte de ellos son inespecíficos, esto es, van a ser comunes a diferentes enfermedades, por lo que no nos dan pistas sobre la enfermedad que padece el perro.
Además, en ocasiones, al ser una enfermedad más habitual en perros ancianos, hay cuidadores que interpretan estos signos como parte del envejecimiento normal, retrasando o incluso negando las posibilidades de tratamiento. Los principales signos clínicos del síndrome de Cushing son:
- Pérdida de pelo bilateral y simétrica, es decir, habrá alopecia en los dos flancos a la vez y un mal aspecto del manto.
- Descenso de la actividad normal.
- Disminución de la masa muscular.
- Debilidad general.
- Aumento de la sed.
- Incremento de la micción.
- Atrofia testicular.
- Abdomen colgante.
- Infertilidad en las perras.
- Propensión a infecciones.
- Formación de trombos.
- Aumento de la tensión sanguínea.
- Insuficiencia cardiaca congestiva.
- Cambios en el comportamiento habitual.
Diagnóstico del síndrome de Cushing
Si nuestro perro presenta cualquiera de los signos clínicos que hemos mencionado o alguna circunstancia nos hace pensar que puede padecer síndrome de Cushing, debemos acudir, lo antes posible, al veterinario.
Este profesional examinará al perro, nos hará las preguntas pertinentes para recabar la información que necesita y pasará a realizar las pruebas adecuadas. En este caso, se trata de pruebas de laboratorio, sobre todo para medir la cantidad de cortisol en el organismo del perro.
También se puede recurrir a la resonancia magnética o a la tomografía computerizada (TAC) para localizar tumores en la glándula pituitaria o en las suprarrenales, que también se pueden visualizar en una ecografía.
Tratamiento del síndrome de Cushing
Existe tratamiento para el síndrome de Cushing consistente en regular los niveles de cortisol. Por supuesto, solo el veterinario puede diagnosticar y prescribir el tratamiento más adecuado para cada caso.
Cuando el Cushing es de origen espontáneo, pueden administrarse fármacos que suprimen, de manera selectiva, la producción de glucocorticoides en las glándulas suprarrenales. Aunque existe tratamiento, se requiere un buen control y seguimiento del veterinario. El pronóstico se considera reservado y es posible que la esperanza de vida se reduzca.
Además, en ocasiones, se pueden tratar los tumores, extirpándolos o recurriendo a quimio o radioterapia. En los casos de síndrome de Cushing iatrogénico, suele haber una buena respuesta si se suspende la administración del fármaco desencadenante de la enfermedad.