Aunque las perras suelen parir solas sin ninguna dificultad, como cuidadores debemos disponer de unos conocimientos básicos sobre el parto para poder identificar los signos que indiquen algún problema. De esta forma podremos actuar con rapidez y efectividad.
Cuidados para el momento del parto
En primer lugar, hay que saber que la gestación en las perras dura unos dos meses, con una media de 62 días. Por lo tanto, sobre esa fecha podremos esperar el inicio del parto. Generalmente no tendremos que hacer nada especial. Antes ya le habremos ofrecido todos los cuidados que necesita en esta etapa.
Una alimentación acorde con sus nuevos requerimientos nutricionales y revisiones veterinarias periódicas son la mejor manera de que la perra llegue al parto en las mejores condiciones. Después, nuestro trabajo tan solo será mantenerla en lo posible libre de estrés y proporcionarle un lugar cómodo y tranquilo que pueda utilizar como nido.
Se recomienda que esté resguardado del tránsito habitual de la casa y cubierto por empapadores o toallas que puedan retirarse en cuanto se manchen o mojen con los fluidos del parto. Así mantendremos a la familia siempre limpia y seca. Es normal que el parto se desencadene durante la noche sin que ni siquiera nos enteremos.
Signos del parto de la perra
En la perra pueden detectarse algunos cambios que indican que está a punto de recibir a sus cachorros. Identificarlos nos permite estar atentos por si hubiese que intervenir. Los principales signos son los siguientes:
- Pérdida del apetito.
- Intranquilidad.
- Rascado del suelo con las patas.
- Búsqueda del nido, que no tiene por qué ser el que le hemos preparado.
- Incomodidad.
- Respiración agitada, incluso con jadeos, que suele deberse a las contracciones.
- Lamido de la zona genital.
- Vómito.
- En algunos casos se puede apreciar que la perra empuja.
Cómo nacen los cachorros
Tras la fase de contracciones, que nos puede pasar desapercibida, lo esperable es el nacimiento del primer cachorro. A partir de ese momento el parto suele discurrir con rapidez, naciendo los demás cachorritos a intervalos de unos 15 minutos.
Pero este tiempo, al igual que la fecha del parto, es muy variable. En ocasiones pueden transcurir dos horas o incluso más hasta la salida de un nuevo cachorro. Si todo parece normal no hay motivo para intervenir. Pero cualquier duda o un retraso mayor sí requiere la consulta con el veterinario. Podría deberse a algún impedimento.
Por ejemplo, cuando el cachorro ha adoptado una posición que no le permite atravesar el canal del parto o es demasiado grande como para salir por él. No es buena idea que intentemos tirar de él. Solo el profesional puede valorar la situación y realizar las maniobras necesarias para su extracción. De no ser posible, habrá que hacer una cesárea.
Cachorros recién nacidos
Normalmente, en cuanto el cachorro nace su madre se encarga de lamerlo para limpiarlo y de morder el cordón umbilical para cortarlo. Algunos perritos nacen todavía dentro de la bolsa con el líquido amniótico. La perra la romperá y lo normal es que se la coma, al igual que el cordón y la placenta.
Si se diese el caso de que la madre no rompiese la bolsa, lo que puede suceder por cansancio o en camadas numerosas, podemos hacerlo nosotros. Solo tendremos que desgarrarla con los dedos, sacar al cachorro y acercarlo a la madre para que lo limpie y corte el cordón.
Si la perra no se come las placentas debería haber tantas como cachorros. En caso contrario alguna podría haberse quedado dentro y habrá que comunicárselo al veterinario. Por otra parte, los perritos, una vez limpios, instintivamente buscarán una mama para iniciar la lactancia. Si alguno no lo hiciese podemos acercarlo nosotros.
Complicaciones en el parto de la perra
En ocasiones el problema no está en un cachorro atorado, sino que es la perra la que deja de experimentar contracciones o no empuja. Tampoco es una situación que vayamos a poder resolver en casa. Es el veterinario el que tiene que examinar a la perra y decidir si le administra algún fármaco para facilitar el trabajo del útero.
Es una urgencia y, si nada funciona, también habrá que realizar una cesárea. Por lo tanto, la mejor ayuda en el parto de la perra, además de ofrecerle un espacio seguro, es saber identificar los problemas para contactar con el veterinario. Hay que tener a mano el teléfono de una clínica que atienda las 24 horas.
Además, si la perra se muestra inquieta, sigue haciendo esfuerzos cuando suponemos que ya han nacido todos los cachorros, no come, etc. también hay que consultar con el profesional. En definitiva, cualquier signo que nos preocupe en una perra gestante o lactante requiere atención veterinaria.
¿Y si el parto se retrasa?
En primer lugar, no se puede dar una fecha concreta de parto, sino que se habla de un margen de días entre los que es más probable que este se produzca. Así, la mayoría de los partos de las perras ocurren entre el día 58 y el 62 de gestación. Pero, insistimos, puede haber variaciones individuales.
Por lo tanto, en una perra sana con un adecuado seguimiento veterinario no tiene por qué alarmarnos si se cumple la fecha probable y todavía no hay señales de parto inminente. Pero si este retraso se prolonga por más de una semana o desconocemos el estado de la perra y de sus cachorros, sí hay que acudir al veterinario para valorar la situación.
Nunca hay que optar por soluciones sin base científica para intentar desencadenar el parto. No solo no lo vamos a conseguir, sino que podría resultar contraproducente. La mejor forma de ayudar a una perra a parir es cubrir sus necesidades y mantenerla en un ambiente relajado para evitar el estrés, que es capaz de dificultar tanto el parto como la lactancia.