Esta raza es tan ancestral como poco conocida por el gran público. Aïdi significa “perro” en tamazight, una de las antiguas lenguas bereberes. Son canes que demuestran una fidelidad y un cariño incondicional hacia su familia. También destacan por su excelente olfato, por su valentía y por sus dotes como guardianes. Siempre en alerta, les gusta cerciorarse de que todo sigue en orden. Conoce las particularidades de este molosoide en la siguiente guía.
Datos básicos
- Tamaño: entre 52 y 62 cm de altura, según la FCI.
- Peso: entre 25 y 40 kilos
- Esperanza de vida: entre 10 y 12 años
- Ideales para: realizar labores de guarda; vivir en casas grandes o en fincas; familias.
Orígenes de la raza Aïdi
Aunque el estándar considera que es un can de origen marroquí, su procedencia es incierta. Los romanos o los fenicios podrían haber expandido esta variedad por el Mediterráneo. Finalmente, este tipo de canes se asentó en el norte de África, donde desarrollaron sus características y fueron domesticados por las tribus nómadas de la zona. Esto hizo que también comenzaran a ser conocidos como “perros de las montañas del Atlas”.
Aunque muchos consideran que su función principal era como perro pastor, el Aïdi no conduce al rebaño: se limita a cuidar que no sea atacado por depredadores. Por ejemplo, los feroces chacales del desierto africano. Debido a su gran coraje y a lo fácil que es instruirles, se han convertido en una de las razas más utilizadas por las fuerzas de seguridad marroquíes. También son muy apreciados como perros de compañía.
Características físicas del “Perro de las montañas del Atlas”
De aspecto rústico y líneas sólidas, los Aïdis tienen una constitución resistente, bien musculada y atlética. Su cuello es poderoso, sin papada visible, mientras que el lomo es fuerte y ligeramente arqueado.
Su pecho es profundo, notablemente inclinado y llega hasta los codos. La línea inferior presenta unas costillas bien marcadas y un vientre medianamente recogido. La cola alcanza la altura del corvejón. Además, está bien cubierta de pelo, lo que es indicativo de la pureza del ejemplar.
Por otro lado, poseen una “cabeza de oso”, de apariencia delgada y bien proporcionada respecto al resto de su anatomía. El cráneo es macizo y de forma cónica. Se afina gradualmente hacia el hocico, en el que destaca una trufa ancha de tono oscuro. Los ojos tienen tonalidades que van del ámbar al pardo. ¿Y las orejas? En los Aïdi son medianas, con las puntas redondeadas.
El manto es denso y áspero, aunque en zonas de la cara y de las orejas se presenta más corto y fino. Además, suele crecerles una crin en la zona del cuello, especialmente a los ejemplares machos. Al ser de doble capa y muy abundante, este pelaje es perfecto para protegerles del clima y de las mordidas de los animales salvajes. Los colores más habituales son el leonado, el marrón y el negro.
La personalidad del Aïdi o “Perro de las montañas del Atlas”
Estos canes suelen ser extremadamente fieles, afectuosos y dóciles con su círculo más íntimo. Son protectores y atentos, especialmente con los más pequeños. Además, pueden compartir el hogar con otros perros si se conocen desde jóvenes.
Dentro del hogar son muy tranquilos, aunque necesitan un trabajo para mantenerse equilibrados. Poseen mucha energía, por lo que deben desfogarse por medio del deporte, realizando tareas de vigilancia o dando paseos. El aburrimiento puede hacer que sean ruidosos o destructivos.
Su linaje les convierte en grandes perros guardianes. Con los extraños son más desconfiados, por lo que una socialización temprana es fundamental para evitar comportamientos agresivos. El Aïdi siempre está alerta y suele avisar de cualquier presencia con sonoros ladridos.
En el adiestramiento hay que estimularles tanto física como mentalmente. Así evitarás que desarrolle hábitos indeseados. La persona a cargo del entrenamiento debe ser firme y constante; nunca severa en exceso, pues los canes difícilmente olvidan un trato brusco e inadecuado.
Los cuidados que todo Aïdi precisa
Los Aïdi nunca se acostumbrarán a vivir en un espacio reducido. Si bien prefieren pasar la mayor parte de su tiempo en el hogar, es importante que cuenten con un patio lo suficientemente grande para corretear. Una casa amplia en un pueblo del interior o una granja son los lugares más apropiados para esta raza.
En el caso de vivir en un ambiente urbano, recuerda que debe salir de paseo -al menos- tres veces al día. Procura llevarle siempre atado, pues, aunque no tiene instinto de caza, puede mostrarse agresivo con los animales más pequeños. Con perros desconocidos también pueden surgir algunos problemas, debido a su carácter territorial.
En cuanto al cepillado, lo ideal es hacerlo una vez por semana con movimientos largos y suaves que distribuyan el aceite natural de su pelo. Esto evita que la suciedad quede adherida. Por esta misma razón, los baños solo serán necesarios tres o cuatro veces por año.
En épocas de muda sí deberás intensificar el uso del cepillo y hacerlo a diario para no verte inundado de pelo. Los machos mudan una sola vez por año; las hembras, dos.
La salud del “Perro de las montañas del Atlas”
Entre las afecciones más comunes de los ejemplares de la raza Aïdi destacan las displasias de codo y de cadera, que pueden limitar su movilidad. También son habituales las torsiones de estómago, una condición que suele aparecer cuando ingieren alimentos demasiado rápido o al ejercitarse después de comer.
Por otro lado, los oídos son una de las partes más delicadas de su cuerpo. Debido a la forma de sus orejas tienden a acumular humedad y hongos, por lo que es importante revisarlas a menudo y tratar a tiempo cualquier síntoma de infección.