Estos perros tienen muy claro que su lugar en el mundo está junto a las personas, pues necesitan ser parte de una familia tanto como el respirar. Son de temperamento positivo y disfrutan de cada momento, siempre con una expresión amable y una mirada cargada de inteligencia. Su historia está llena de matices que te sorprenderán. ¿Sabías que la raza debe su nombre a Kee, un perro que fue un ícono de la lucha patriótica de los holandeses? Continúa leyendo este artículo para saber más sobre los Keeshond, unos compañeros incansables.

Datos básicos

  • Tamaño: entre 45 y 55 cm.
  • Peso: entre 25 y 45 kilos.
  • Esperanza de vida: entre 12 y 14 años.
  • Ideales para: residir en pisos o casas. Familias.

¿De dónde proviene la raza Keeshond?

Originarios de Holanda y relacionados con razas como el Samoyedo, el Chow o el Spitz finlandés, estos canes tienen una historia muy agitada. Su primera función, alrededor del siglo XVII, fue la de acompañar a los marineros que surcaban del río Rin. Sin embargo, a mediados del siglo XVIII estuvieron involucrados en las turbulencias políticas de los Países Bajos. Durante los enfrentamientos entre la monarquía y los patriotas, los Keeshond se convirtieron en un símbolo de estos últimos y fueron diezmados tras la victoria de los aristócratas.

Los pocos ejemplares que sobrevivieron lo hicieron gracias a que fueron escondidos en granjas alejadas o en algunas barcas. En 1905 se llevaron a algunos Keeshond a Gran Bretaña, donde se formó un club para evitar su desaparición. Años después, en Holanda, se comenzó a redescubrir a estos perros y gracias a la labor de la baronesa de Hardenbroek la raza volvió a tomar notoriedad.

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Características del Keeshond

Los Keeshond tienen un cuerpo compacto y un torso más bien corto, al igual que su espalda, que cae ligeramente hacia los cuartos traseros. El pecho es ancho y profundo, mientras que su vientre está moderadamente recogido. Sus patas son gruesas, rectas y bien proporcionadas en relación al resto del cuerpo. La cola, muy tupida, es de un largo medio. Suelen llevarla recogida y apoyada sobre el lomo.

La cabeza es de tamaño mediano, con forma de cuña y presenta rasgos similares a los de un zorro: orejas puntiagudas en lo alto del cráneo, ojos oblicuos de color marrón oscuro con mirada vivaz y un hocico mediano con trufa negra.

Su pelaje es de doble capa. El subpelo es lanoso y ceñido al cuerpo, mientras que el exterior es largo y recto. La cabeza está recubierta por un pelo más corto y suave que llega a ser aterciopelado en las orejas. El cuello del Keeshond está completamente tapado por una imponente melena que le llega hasta la altura de los hombros. Las combinaciones más habituales son las de gris y negro, gris con crema y negro, gris con plata y negro o plata y negro.

¿Cómo es el estándar de los perros Keeshond?

Una de las características imprescindibles en un Keeshond son las marcas y los sombreados alrededor de los ojos, conocidas como “gafas”. Ello les da a estos canes una expresión alerta e inteligente. Otras faltas al estándar son los ojos de colores claros, las orejas no erguidas o el pelo rizado. Tampoco se acepta una cola que no esté bien apoyada sobre el lomo.

Carácter de la raza Keeshond

Estos perros están criados para ser buenos amigos. Se llevan muy bien con los peques, con quienes jugarán sin problemas (aunque siempre deben estar bajo el control de un adulto si hay niños de corta edad cerca). En el hogar se muestran siempre de buen humor, especialmente cuando forman parte de la vida familiar. Tienden a expresar su felicidad físicamente, especialmente corriendo en círculos.

A pesar de que ladran bastante, no lo hacen para intimidar y aceptarán a cualquier visitante de la familia sin ningún inconveniente. En realidad, son demasiado amistosos para ser perros guardianes. Se acercan sin miedo a los extraños y con los perros desconocidos tampoco suelen tener muchos problemas.

El entrenamiento con ellos puede ser complicado al principio, ya que a veces pecan de «listillos», pero una vez que comprenden quien manda son muy obedientes. Recuerda que la mejor manera de asegurarte de que un perro es equilibrado, es socializándole desde una edad temprana y educarle a través de un método de refuerzo positivo.

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Cuidados de un perro Keeshond

Los perros Keeshond se adaptan muy bien a la vida en pisos de ciudad, aunque necesitan hacer ejercicio moderado todos los días. En un apartamento no tendrán problema en acompañarte cuando ves la tele, mientras que en una casa con jardín disfrutarán corriendo. Pero más allá del espacio, lo que necesitan es contacto con las personas, pues la soledad les amarga y ladrarán constantemente para expresarlo.

Por otro lado… ¡Les encanta el frío! Si quieres darles un gusto sácales a pasear cuando el termómetro esté a menos 5 grados. Por el contrario, en verano, preferirán quedarse en el lugar más fresco de la casa. Si bien les gustan los espacios abiertos, no disfrutan de pasar mucho tiempo en el jardín, pues lo suyo es estar con la familia.

El pelaje del Keeshond necesita un cuidado constante. Tendrás que cepillarles al menos cada dos días para evitar que sus largos pelos se enreden con su manto interno. Además, esta raza muda de pelo dos veces al año, ocasiones en las que el cepillado deberá ser diario. El manto de estos canes no precisa ser cortado muy a menudo, a excepción de un recorte estético en patas y corvejones.

La salud del Keeshond

Algunas de las enfermedades relacionadas con esta raza son oculares, como las cataratas o la atrofia progresiva de retina. Los Keeshond también son sensibles a problemas como el hipotiroidismo, los ataques de epilepsia o la diabetes. Asimismo, pueden verse afectados por padecimientos óseos como la luxación patelar o la displasia de cadera.

La enfermedad de Willenbrand tiene una cierta incidencia en esta raza. Se trata de una afección que genera problemas en la coagulación de la sangre. Aunque actualmente no tiene cura, si está bien controlada no es mortal y permite una calidad de vida aceptable.

La enfermedad de Addison es otra dolencia que puede atacarles. Causa una disminución del apetito, cansancio y vómitos. El principal problema es que suele ser difícil de diagnosticar y no se detecta hasta que está ya muy avanzada. Si se repiten los síntomas mencionados, deben realizarse exámenes médicos cuanto antes.