Como cuidadores nuestro interés está en ofrecerles a perros y gatos la mejor calidad de vida posible a lo largo de todos los años que nos acompañen. Para ello es importante saber que atravesarán distintas etapas vitales, cada una con unos cuidados específicos.

Por lo tanto, identificar estas fases nos permitirá ajustar nuestros cuidados a sus requerimientos, favoreciendo su salud y su bienestar. En el siguiente artículo, nos centramos en la etapa geriátrica para aprender cuáles son las señales de envejecimiento en perros y gatos.

¿Cuándo son viejos los perros y los gatos?

No hay una edad fija que marque la vejez de los animales de compañía. Especialmente en el caso de los perros, existen muchas diferencias según las razas y los tamaños. Se sabe que las razas más grandes maduran más tarde y envejecen antes, teniendo una menor esperanza de vida. Justo al contrario sucede con los perros pequeños.

En general, podemos decir que a partir de los 7-8 años un perro o un gato estaría entrando en la etapa geriátrica o, en otras palabras, se encontraría en una fase avanzada de la madurez. El envejecimiento es un proceso fisiológico que va a provocar una serie de cambios en el animal, exactamente igual que en las personas.

Pero esto no implica que no debamos acudir al veterinario. Algunos de estos cambios pueden ser signos clínicos de diversas enfermedades que pueden tratarse para mantener al máximo la calidad de vida del animal.

Cambios físicos en la vejez

El proceso de envejecimiento provoca, de modo natural, modificaciones que afectarán a todos los sistemas del organismo del animal. Son cambios que se pueden detectar tanto en los perros como en los gatos mayores, aunque estos últimos tienden a ocultarlos. Por este motivo, pueden ser mucho más sutiles y, en consecuencia, más difíciles de detectar.

Esto suele complicar el diagnóstico y el tratamiento de algunas dolencias más comunes en los animales ancianos, pues se desenmascara la enfermedad cuando ya se encuentra en fases avanzadas. Destacamos los siguientes cambios físicos a los que prestar atención:

  • Pérdida de la movilidad, mucho más evidente en los perros.
  • Cambios en el peso, que puede aumentar o disminuir.
  • Incremento en la ingesta de agua (polidipsia).
  • Eliminación de más cantidad de orina (poliuria).
  • Problemas dentales, como la pérdida de dientes.
  • Merma en la audición y en la visión.

Cambios de comportamiento en el envejecimiento

El envejecimiento no solo afecta a los animales en el plano físico, sino que también puede ocasionar sintomatología a nivel conductual. Estos son algunos de los cambios que, como cuidadores, podremos observar:

  • Disminución de la actividad física y, en general, de la energía.
  • Reducción del tiempo de autoacicalado en el caso de los gatos. Podemos darnos cuenta si vemos el pelo más mate, con caspa, nudos, rastas o incluso con suciedad, sobre todo en zonas concretas a las que quizás el gato no consiga ya llegar.
  • Irritabilidad, que puede relacionarse con el dolor y acostumbra a provocar que el animal se muestre arisco ante las interacciones.
  • Ansiedad y nerviosismo en situaciones que antes no lo desencadenaban o no con tanta intensidad.
  • Cambios en los patrones de sueño, con un aumento del tiempo de descanso durante el día y una disminución a lo largo de la noche.

Enfermedades más comunes en el envejecimiento

Algunas enfermedades son más comunes en los animales de edad avanzada. Los cambios asociados a la vejez que hemos mencionado pueden indicarnos que el animal está enfermo y no solo que es mayor.

Por esta razón, es importante que los cuidadores tengan presentes cuáles son las enfermedades más habituales de la etapa geriátrica. De esta manera, podrán estar pendientes de las señales que pueden indicar patologías.

Es cierto que muchas son crónicas y degenerativas, es decir, no van a poder curarse, pero sí tienen tratamiento que, sobre todo si lo iniciamos cuanto antes, contribuirá a mejorar la calidad de vida del animal. Así, debemos estar pendientes de:

  • Hipertensión: aumento de la presión arterial que puede conducir a diferentes complicaciones en la salud, incluso de gravedad.
  • Hipertiroidismo: se diagnostica más en los gatos y se debe a un exceso de hormonas tiroideas.
  • Diabetes: esta enfermedad endocrina puede diagnosticarse tanto en perros como en gatos. Implica un aumento de la cantidad de glucosa en la sangre.
  • Osteoartrosis: enfermedad muy habitual que suele afectar a los gatos a partir de los 12 años y a los perros a partir de los 8. Repercute en la movilidad normal del animal y causa dolor debido a la degeneración de las articulaciones.
  • Enfermedad renal crónica: más frecuente en los gatos, suele pasar inadvertida hasta que ya se encuentra en fases avanzadas, pues el organismo va compensándose.
  • Problemas cardiacos: sobre todo los perros sufren problemas en las válvulas del corazón. Se sabe que algunas razas tienen una mayor predisposición.
  • Cáncer: los gatos y los perros mayores pueden sufrir distintos tipos de tumores de mayor o menor gravedad.

Cómo combatir el envejecimiento

El envejecimiento, como proceso fisiológico que es, no se puede revertir. Pero sí podemos implantar medidas para intentar que la vida se alargue o que, por lo menos, los años que viva nuestro perro o gato sean de calidad. En la etapa geriátrica es recomendable prestar atención a estos aspectos:

  • Alimentación: se recomienda suministrar una dieta adaptada a esta etapa vital. Existen diferentes opciones comerciales que suelen ser ricas en proteínas de alta calidad y bajas en calorías, ayudando a mantener el peso y la condición física. Por supuesto, si al animal se le diagnostica alguna enfermedad que puede tratarse desde la alimentación, el veterinario prescribirá una dieta específica. El veterinario también puede recomendar suplementos nutricionales.
  • Ejercicio: es importante que el animal siga manteniendo una actividad física suficiente, lógicamente, acorde con sus capacidades. Es posible que debamos acortar los paseos u optar por juegos más suaves.
  • Higiene: la boca es un punto de atención, pues es más frecuente que surjan problemas. Pueden necesitarse limpiezas profesionales con ultrasonidos. También hay que vigilar pelaje, oídos, ojos y uñas.
  • Veterinario: es aconsejable acudir a revisión veterinaria, como mínimo, un par de veces al año, más si se ha diagnosticado alguna enfermedad, y siempre que detectemos cualquier anomalía.