Son muchas las personas que quieren convivir con un animal de compañía. Los animales aportan a nuestra vida múltiples beneficios, pero hay que ser consciente de que también requieren cuidados, adaptados a sus circunstancias particulares.

Esto implica que se debe adoptar con responsabilidad, informándose antes de las necesidades de cada especie y ejemplar. En este sentido, a continuación repasamos las recomendaciones para garantizar el bienestar de perros y gatos.

Qué es el bienestar animal

El concepto de bienestar se utiliza para determinar el grado de adaptación de un individuo a su entorno. Es nuestra obligación como cuidadores conseguir que nuestro animal vea cubiertas todas sus necesidades fisiológicas y etológicas. Eso es el bienestar.

Se basa en tres pilares, como son la salud física (funcionamiento correcto del organismo), la emocional (ausencia de sufrimiento a nivel psicológico) y la satisfacción de las necesidades etológicas (básicamente, el desarrollo de conductas propias de la especie). Estos pilares se expresan en cuatro áreas: alimentación, alojamiento, salud y comportamiento.

Alimentación

Proporcionar una buena alimentación al perro o gato se incluye entre los cuidados básicos que, obviamente, necesita todo ejemplar, con independencia de su especie y características. Una buena alimentación impide que el animal sienta hambre y le permite mantener un buen estado de salud y una condición física y un peso óptimos.

No solo se trata de ofrecer una dieta adecuada a las características del animal, según su estado, nivel de actividad física, posibles enfermedades que padezca, etc., sino que, también, hay que controlar aspectos como la higiene de los comederos, las cantidades suministradas, la frecuencia de las tomas, etc.

Debemos tener en cuenta que tanto la obesidad como la desnutrición son factores que afectan al bienestar del animal. Por otra parte, debe garantizarse el acceso a agua limpia y fresca durante las 24 horas del día.

Alojamiento

El alojamiento del animal debe tener las dimensiones adecuadas para garantizar su confort durante el descanso, comodidad, libertad y facilidad de movimientos y protección frente a los elementos climatológicos adversos.

Esto cobra especial relevancia cuando el animal vive o pasa tiempo en el exterior. En este segundo caso, si dejamos al animal por unas horas en una caseta, transportín o similar, hay que tener en cuenta el tiempo de estancia para adaptar las dimensiones y demás elementos. No puede faltar una cama confortable. Además, se requiere:

  • Entorno seguro, alejado todo lo posible de peligros potenciales (tóxicos, cables, ventanas abiertas, etc.).
  • Temperatura adecuada, evitando la exposición tanto a altas como a bajas temperaturas, recurriendo a medidas de protección, de ser el caso, como el uso de prendas de ropa para el invierno o el establecimiento de los paseos en horas de menos sol durante el verano. Para determinar la temperatura idónea hay que tener en cuenta edad, condición corporal, raza, tipo de manto, salud, etc.
  • Enriquecimiento ambiental, que, básicamente, se trata de la creación de entornos complejos y adecuados a las necesidades de cada especie, de forma que los animales puedan expresar las conductas que les son naturales, como jugar, saltar, correr, rastrear, rascar, etc.

Salud

La asistencia veterinaria a los animales debe ser una constante a lo largo de su vida.  Por supuesto, esta siempre la deben proporcionar profesionales titulados que trabajen con técnicas basadas en la evidencia científica. La atención debe centrarse en:

  • Medicina preventiva, para ayudar a mantener la salud del animal. Esta prevención incluye visitas regulares al veterinario y el seguimiento del calendario de desparasitaciones internas y externas y de vacunaciones.
  • Asistencia veterinaria tanto en caso de urgencias como en el momento en el que detectemos cualquier anomalía. Es importante conocer los puntos de riesgo de cada animal, por ejemplo, su propensión a sufrir determinadas enfermedades, y de la zona de residencia, ya que hay enfermedades más habituales que otras según el territorio.
  • No infligir dolor en el manejo, por ejemplo, utilizando collares eléctricos, estranguladores o de púas, ni recurriendo a mutilaciones estéticas (corte de orejas, colas, desungulación, etc.) que atentan contra el bienestar animal.
  • Importancia del control de la natalidad, tomando las medidas que aconseje el veterinario.
  • Eutanasia, cuando el padecimiento del animal no se puede ya aliviar.

Comportamiento

Todos los cuidadores deberían informarse antes de adoptar para conocer las claves de comportamiento de su animal, su lenguaje corporal y sus expresiones faciales. Es vital para conseguir una buena comunicación.

Además, en el caso de los perros, deben conocerse los métodos de entrenamiento más adecuados, que siempre deben basarse en el refuerzo positivo y no en el castigo. De tener que recurrir a profesionales en este campo, debemos asegurarnos de que están titulados y que trabajan solo con técnicas basadas en la evidencia científica.

Especialmente en los perros, es fundamental atender a la socialización, sobre todo entre las 8-10 semanas de vida. Este periodo es altamente sensible, por lo que se recomienda exponer al animal a todos los estímulos posibles para que, en el futuro, no le supongan un trastorno. Esto evita problemas de comportamiento. Además, debemos garantizar a los animales:

  • La expresión de su comportamiento natural, es decir, de las conductas específicas de cada especie.
  • Las interacciones sociales con humanos y con otros animales. Todos los animales domésticos necesitan contacto con la familia a diario y no pueden estar largos periodos de tiempo solos. La privación de contacto es fuente de estrés y puede desembocar en problemas, como ladridos excesivos o estereotipias.
  • La actividad física, los paseos, la exploración del entorno, los juegos, etc.