También conocida como falsa preñez, embarazo psicológico o pseudociesis, la pseudogestación es una condición hormonal fisiológica en la que, en pocas palabras, la perra actúa como si estuviese preñada sin estarlo realmente.

Muchas veces es un proceso leve y autolimitante, que se resuelve por sí solo en un corto espacio de tiempo. Pero, en ocasiones, puede complicarse y requerir tratamiento veterinario. En el siguiente artículo hablamos de la pseudogestación en perras, su sintomatología y su tratamiento.

¿Qué es la pseudogestación?

Para comprender qué es la pseudogestación hay que saber cómo funciona, básicamente, el ciclo sexual de las perras. En principio, van a tener un par de periodos fértiles al año, separados por unos 6 meses de reposo.

Durante lo que se conoce como celo (proestro y estro) se concentra toda la actividad, apareciendo una sintomatología fácilmente reconocible, que incluye hinchazón de la vulva, sangrado vaginal, atracción de los machos, etc.

La finalización de la receptibilidad sexual marca el inicio de un periodo denominado diestro, que es el momento en el que se puede producir la pseudogestación, relacionada con unos niveles elevados de prolactina. Es más frecuente que suceda durante la primavera y el otoño, ya que son temporadas en las que suele haber más celos.

La pseudogestación, de media, aparece unos 3 meses después del último periodo de celo. Se cree que se produce para que perras que no han sido fecundadas puedan segregar leche con la que poder amamantar a los cachorros de otras, si fuera necesario. Como es lógico, la pseudogestación solo puede presentarse en perras enteras, es decir, que no han sido castradas.

Signos clínicos de pseudogestación

La pseudogestación es una condición hormonal fisiológica, pero, en ocasiones, desencadena una sintomatología sobre la que hay que intervenir, pues repercute en la calidad de vida de la perra y en la convivencia con ella, además de desencadenar problemas de salud.

Así, los signos clínicos de la pseudogestación pueden ser tanto físicos como psicológicos. Destacamos los siguientes:

  • Cambios en el comportamiento habitual, pudiendo aparecer agresividad, que se explica como un intento de defender a los cachorros.
  • Reducción de la actividad normal, pero incremento de la inquietud, los gemidos, etc.
  • Pérdida del apetito.
  • Desarrollo de conductas maternales, como preparar el nido, escarbar en el suelo o cuidar de juguetes que la perra adopta como si fuesen cachorros.
  • Aumento del tamaño de las mamas y, en ocasiones, endurecimiento.
  • Secreción de leche.

Tratamiento de la pseudogestación

En función de cada caso, el veterinario decidirá cuál es el tratamiento más adecuado. Los más leves pueden resolverse por sí solos en cuestión de unos 10 días, pero es posible que, en algunos, surjan complicaciones.

Se dispone de distintos fármacos a los que se puede recurrir para disminuir los niveles de prolactina y tratar la sintomatología, sobre todo en las situaciones más graves. La medicación se combina con medidas de manejo en el hogar. Entre estas destaca el uso del collar isabelino para evitar que la perra acceda a las mamas.

Hay que recordar que el lamido va a estimular la producción de leche, que debemos impedir, pues una de las complicaciones más habituales de la pseudogestación es la mastitis (inflamación e infección de las mamas).

También es adecuado intentar aumentar el ejercicio, ya sea con paseos o con juegos. El objetivo es favorecer la retirada de la leche, cansando a la perra y manteniéndola entretenida.

Tradicionalmente, se ha tratado la pseudogestación con diferentes remedios caseros y con la retirada de la comida y/o el agua. Pero lo más sensato es seguir las recomendaciones del veterinario antes de recurrir a este tipo de medidas. No todas están respaldadas por la evidencia científica y podrían resultar inefectivas o incluso perjudiciales.

Prevención de la gestación

En la actualidad, la medida más efectiva para evitar la pseudogestación o tratarla una vez ha aparecido es la castración. Hay que tener en cuenta que es probable que una perra que presenta una vez signos clínicos de pseudogestación vuelva a mostrarlos de forma recurrente en cada nuevo celo.

La castración, que consiste en la extracción de los ovarios y/o del útero, es la forma más efectiva y duradera de evitar la pseudogestación, ya que interrumpe el ciclo sexual de la perra. Puede hacerse antes del primer celo, lo que también aporta otros beneficios para la salud de la perra, como la reducción del riesgo de aparición de tumores en las mamas.