La adopción de animales, por suerte, está a la orden del día y cada vez son más las personas que recurren a las asociaciones protectoras para hacerse con un nuevo miembro de la familia. La entrega suele realizarse tras la firma de un contrato de adopción.
Qué es el contrato de adopción para perros
Un contrato de adopción es como cualquier otro contrato que se firma entre dos personas. En este caso, lo que se acuerda es la entrega de un animal. Por eso, a grandes rasgos, el contrato va a recoger los datos del perro, así como los de la asociación protectora que lo cede en adopción y los del nuevo cuidador que se lo llevará a casa.
Además, el contrato suele detallar al compromiso al que se llega entre ambas partes. Por ejemplo, puede incluir cláusulas relativas al seguimiento para comprobar el estado del animal o su devolución en caso de no poder atenderlo más. También puede firmarse el compromiso de esterilización si el animal se entrega todavía entero.
Se contempla, así mismo, el derecho a recuperar al adoptado si en algún momento la asociación constata que no se está garantizando su bienestar. Aunque los contratos de adopción son similares en todas las protectoras, es importante que pidamos el de la asociación que nos interesa, ya que puede haber variaciones.
Por qué y para qué sirve el contrato de adopción
A no pocas personas interesadas en la adopción les desanima enfrentarse a un contrato de adopción. Lo consideran como una muestra de desconfianza o temen que la protectora pueda hacer uso de él para retirarles el animal.
Pero lo cierto es que este contrato es la única forma que tiene la protectora para intentar asegurar el bienestar del animal que ha entregado. De ahí las cláusulas relativas a su devolución, siempre y cuando esté desatendido o maltratado.
Por otra parte, es posible cambiar la perspectiva y entender el contrato como un seguro de que el animal va a estar bien cuidado si, por alguna circunstancia, ya no nos podemos hacer cargo de él. Si hemos firmado una cláusula de devolución, solo tendremos que llamar a la protectora.
El proceso de adopción
La firma del contrato de adopción es el último paso de todo un proceso. Este se inicia con una búsqueda hasta encontrar el animal que nos llama tanto la atención como para quedarnos con él. Es una decisión que requiere tiempo y conviene revisar todas las protectoras de la zona.
También hay que leer las condiciones de adopción que solicita la protectora en cuestión. Si estamos de acuerdo tendremos que ponernos en contacto por mail o teléfono y expresarles nuestro interés. Normalmente se mantiene una conversación para saber si el animal escogido se adapta a las circunstancias del futuro adoptante.
Por ejemplo, si nos entusiasma un perro que no soporta a los gatos y convivimos con un felino en casa, la protectora no nos va a considerar aptos para esta adopción. Pero, si parecen coincidir adoptante y adoptado, la protectora nos enviará un cuestionario de preadopción o nos fijarán directamente una entrevista presencial.
Preguntas antes de adoptar
Tanto si la conversación se desarrolla vía mail como en persona, de lo que se trata es de que la protectora conozca nuestras circunstancias vitales para saber si podemos hacernos cargo del animal que pretendemos. A algunos futuros adoptantes les parecen demasiadas preguntas o demasiado íntimas.
Pero no hay que perder de vista que las personas que se han hecho cargo de nuestro futuro animal lo han recogido, muchas veces en condiciones penosas, lo han recuperado tanto como para que pueda ser feliz en un nuevo hogar y tan solo pretenden asegurar el éxito de la adopción.
Por ejemplo, si trabajamos todo el día fuera de casa, no vamos a poder hacernos cargo de educar a un cachorro. Lo mismo que si pasamos el día en el sofá, no podemos pretender que sea feliz en nuestro hogar un perro que necesita correr varias horas al día. De ahí que el cuestionario sea tan exhaustivo.
La entrega del perro adoptado
Si pasamos exitosamente la entrevista previa es habitual que conozcamos al animal y, si la sensación es buena, lo normal es que se inicien los trámites para la firma del contrato. Las protectoras suelen entregar a los animales desparasitados interna y externamente, vacunados, esterilizados si cuentan con la edad suficiente y microchipados.
Así, en el momento de la firma, nos darán también su cartilla sanitaria, que es la constancia oficial del estado del animal. Tras la firma, por fin podremos llevar a casa al nuevo miembro y nada más tendremos que contactar con la protectora periódicamente para que puedan conocer la evolución del animal.
El contrato de adopción tiene costes
No es la firma del contrato en sí misma lo que supone un desembolso económico, sino la adopción. Es decir, la asociación asume unos gastos cuando recoge a un animal. Los básicos son los de alimentación, desparasitación o vacunación, pero también hay que sumar la castración o el microchipado.
Además, algunos de estos animales se recogen en condiciones tan extremas que necesitan una gran inversión económica para recuperarse. La asociación sufraga todas estas intervenciones con sus propios fondos y la pequeña contribución que solicita a cambio de la adopción nunca va a cubrir todo este gasto. Es una ayuda.
¿Y si no se cumple el contrato de adopción?
El contrato de adopción de un animal cuenta con la misma validez que cualquier otro contrato firmado. Por lo tanto, si no se respetan las cláusulas establecidas, puede haber consecuencias a nivel legal.
No solo la protectora tendrá la posibilidad de reclamarnos si no mantenemos el animal en buenas condiciones. Por ejemplo, si no se cumplen con las condiciones de la entrega estipuladas en el contrato, también podemos reclamar nosotros ante quien corresponda.