Estos orejones desarrollan lazos muy cercanos con todos los integrantes del hogar, desde el nene travieso hasta el abuelo. ¡Incluso pueden llevarse bien con los gatos! Los Bretones son canes con una mente despierta y dispuesta a afrontar desafíos, por lo que no debes olvidarte de estimular su curiosidad a menudo.

¿Te preguntas si son enérgicos? Pues piensa en los conejitos Duracell: sus baterías también duran y duran y duran… De hecho, los Bretones necesitan realizar mucho ejercicio físico. Por tanto, la familia que adopte a un perro de esta raza deberá ser capaz de seguirle el ritmo. Aprende todo lo que tienes que saber sobre ellos en el siguiente artículo.

Datos básicos

  • Tamaño: entre 43 y 52 cm de altura
  • Peso: entre 13 y 18 kilos
  • Esperanza de vida: entre 12 y 15 años
  • Ideales para: familias activas con niños, practicar deportes caninos, para la caza menor y el senderismo.

Orígenes del perro Bretón

Como su propio nombre indica, estos canes provienen de la Bretaña francesa. Allí fueron criados durante siglos por campesinos y furtivos. Su especialidad es la caza de todo tipo de aves de presa, como patos, faisanes y perdices. Los registros más antiguos de la raza son visuales, ya que es común verles en tapices y cuadros de artistas franceses, flamencos y holandeses del siglo XVII.

Se especula que la variedad actual de Bretones se originó a mediados de 1800 a partir del cruce de una hembra autóctona con un Spaniel galés. El resultado fue una raza de canes ágiles, apropiados para la caza, a la vez que dóciles y atractivos estéticamente. Esto último hizo que fueran de los favoritos en las exposiciones caninas europeas.

Conocido inicialmente como Bretón Spaniel, en 1982 se eliminó la consideración de Spaniel. Esto se debe a que el método de caza del Bretón es diferente: mientras que estos últimos persiguen a sus presas para que levanten el vuelo, los Bretones solo apuntan el lugar donde se esconden.

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Características físicas del Bretón

Los Bretones tienen un tamaño medio y un cuerpo compacto, con patas ligeras que le dan un  aspecto enérgico y ágil. El pecho es profundo y con un cuello recto y firme que se inserta en unos hombros bien marcados. Su lomo presenta una ligera caída hacia los cuartos traseros. Las patas delanteras son elegantes y no muy delgadas, mientras que las traseras son amplias y bien musculadas.

La cabeza de un Bretón debe estar en proporción con el resto del cuerpo, con un cráneo redondeado y un hocico de tamaño medio. Los ojos están algo hundidos, con una expresión inteligente, alerta y expresiva. Los colores oscuros son más habituales, aunque también se encuentran ejemplares en tonos ámbar. Puedes identificar a un Bretón por sus cejas pobladas, desarrolladas para proteger los ojos de arbustos y de la maleza. Las orejas de estos canes tienen una forma triangular, son largas y cuelgan a cada lado del rostro.

El manto es muy denso, con un pelo recto u ondulado, pero nunca rizado. La textura del pelaje no debe ser excesivamente sedosa, pero tampoco de alambre. Las combinaciones de colores más habituales son el anaranjado y blanco o el hígado y blanco; esta última puede ser también tricolor con marcas naranjas en las cejas, el hocico, las mejillas, las orejas, las patas y la cola.

Así es el carácter de un Bretón

Los Bretones son perros curiosos, joviales y atentos por naturaleza. Si bien son independientes, están siempre pendientes de complacer a los miembros de su familia.  Se adaptan bien a los hogares con muchos integrantes y también a vivir con personas solas.

Pasar tiempo con los suyos es su actividad favorita, casi tanto como jugar con los más pequeños de la familia. Sin embargo, debido a su gran impulsividad y a su entusiasmo, debes controlar de cerca las actividades que realice con niños de corta edad, pues podría lastimarles sin querer.

Este tipo de perro necesita tener mucha interacción con la familia. No le dejes solo durante largos periodos de tiempo, pues se volverá neurótico y destructivo. Una buena solución – si pasas bastantes horas fuera – es tener otro perro de una raza con un temperamento similar. De este modo ambos se harán compañía.

Por lo general son canes muy inteligentes y necesitan estímulos tanto físicos como mentales durante el entrenamiento. Debes tener mano firme y paciencia para evitar que se salgan con la suya. Enseñarles a acudir a tu llamada es prioritario, pues les encanta correr por espacios abiertos y, a veces, pueden “olvidar escucharte”. Nunca utilices métodos severos o castigos, ya que será contraproducente.

Su versatilidad como cazadores y su gran resistencia física son cualidades que pueden ser reconducidas hacia deportes como el Agility, la Obediencia o el Dock Diving. Les encantará acompañarte a correr, a rodar en bici o a caminar por el campo.

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¿Qué clase de cuidados necesitan estos perros?

Los Bretones necesitan bastante espacio. Una casa con patio o un chalet es lo ideal para ellos. ¿Y podrían adaptarse a vivir en un piso o en una gran ciudad? Solo si puedes hacerles suficiente compañía y brindares la gran cantidad de ejercicio que requieren.

Debes saber que precisan varias salidas diarias de – al menos – una hora. Durante este tiempo tienen que realizar una actividad intensa como correr en un espacio controlado, jugar a traer la pelota o practicar algún deporte. En el caso de cachorros menores de 2 años limita el ejercicio a media hora, pues sus articulaciones no están bien desarrolladas y podrían verse afectadas.

Aunque su pelaje es resistente al frío y a la humedad, los Bretones tienen que vivir dentro de casa. Si les dejas dormir fuera desarrollaran ansiedad por separación. Por último, su manto es fácil de mantener, pues pierden muy poco pelo durante el año. En consecuencia, solo necesitan un cepillado diario y un baño cuando estén muy sucios.

La salud en el perro Bretón

En cuanto a salud se refiere, no hay enfermedades congénitas específicas de la raza. Pese a ello deberás tener cuidado con ciertas dolencias como la displasia de cadera y de codo o el hipotiroidismo.

Los Bretones también tienen cierta tendencia a sufrir ataques de epilepsia. Entre los síntomas más habituales de este padecimiento están las carreras frenéticas o la necesidad de esconderse.