La aparición en nuestro gato de una barriga hinchada y blanda es siempre motivo de consulta con el veterinario, ya que es un signo de problemas que pueden revestir gravedad. La hinchazón puede deberse a distintas causas, como la acumulación de líquidos o los tumores.

Solo el veterinario podrá examinar al gato y realizar las pruebas necesarias para llegar a un diagnóstico y establecer un tratamiento. A continuación, examinamos las principales causas de que un gato tenga la barriga hinchada y blanda.

Peritonitis infecciosa felina (PIF)

Esta grave enfermedad vírica que afecta a los gatos es, en numerosos casos, mortal. La causa un coronavirus felino que se reproduce en las células intestinales de estos animales y provoca una diarrea leve que suele ser autolimitante, es decir, se soluciona sola en cuestión de días.

Pero, en ocasiones, el virus sufre una mutación, que es la que desencadena el PIF. Existen varias presentaciones de la enfermedad. Cuando la barriga aparece hinchada y blanda estamos ante lo que se conoce como PIF húmeda. Es la forma más grave y con peor pronóstico.

El proceso de la enfermedad lleva a una acumulación de líquido en el abdomen. Hay una depresión del sistema inmune, pérdida de proteínas o vasculitis, entre otras modificaciones patológicas.

No existe un tratamiento que cure la PIF, aunque se están estudiando algunas opciones. En la actualidad, se trata la sintomatología con una dieta específica, suplementos, fluidoterapia o interferón.

Tumores

Las masas tumorales localizadas en la región abdominal pueden provocar ascitis, que es el nombre que recibe la acumulación de líquidos en el abdomen. En este caso, el diagnóstico puede incluir pruebas de imagen o el estudio del líquido extraído, que puede revelar la presencia de células tumorales.

Es importante determinar qué tipo de tumor es, ya que de la identificación va a depender tanto el tratamiento como el pronóstico. Este puede consistir en la extracción quirúrgica y/o la administración de radio o quimioterapia.

Hay que tener en cuenta que estos tumores pueden romperse y sangrar y desencadenar otros signos clínicos como los siguientes, que deben hacernos buscar atención veterinaria lo antes posible:

  • Vómitos.
  • Diarrea.
  • Polidipsia (aumento de la ingesta de agua).
  • Poliuria (mayor eliminación de orina).
  • Apatía.
  • Adelgazamiento.
  • Pérdida del apetito.

Hipoalbuminemia

La albúmina es una proteína producida por el hígado. Cumple importantes funciones en el organismo, como regular el equilibrio hídrico o la presión osmótica. Cuando sus niveles son bajos, aparecen signos clínicos como la ascitis, por eso podríamos ver al gato con la barriga hinchada. Este líquido contenido en el abdomen será transparente y acuoso.

La hipoalbuminemia es un signo clínico que surge en diferentes patologías, como las enfermedades hepáticas, inflamatorias o las nefropatías o enteropatías perdedoras de proteínas. Al haber varias causas posibles, es importante que acudamos al veterinario para que examine al gato y le realice las pruebas pertinentes.

Estas suelen incluir analíticas de sangre y de orina y, como mínimo, ecografías. Lógicamente, el tratamiento va a depender de la causa, pero siempre pasa por controlar, en lo posible, la sintomatología del animal. Algunos pueden necesitar ingreso, ya que dejan de comer, manifiestan dificultades para respirar, etc.

Traumatismos abdominales

Cuando se produce un traumatismo en la zona abdominal, una de las consecuencias puede ser una barriga hinchada y blanda. Con traumatismo nos referimos a golpes considerables, como el que puede provocar un atropello, una patada o una caída desde gran altura.

En estos casos, la hinchazón puede deberse a la rotura de algún órgano, como el bazo, el hígado o un riñón. En el abdomen se acumulará un líquido turbio y con sangre. Si lo que se rompe es la vejiga, será orina lo que se encuentre en esta cavidad.

Es fácil entender que se trata de situaciones de enorme gravedad que van a requerir asistencia veterinaria inmediata. Lo primero que hará el profesional será estabilizar al gato y realizar las pruebas pertinentes, como analíticas, radiografías o ecografías, para encontrar el origen del daño.

El tratamiento pasará por una intervención quirúrgica para reparar las lesiones. Por desgracia, esto no siempre es posible, de ahí la importancia de prevenir los traumatismos, manteniendo al gato en un entorno seguro, vigilando puertas y ventanas, colocando mosquiteras, etc.

Piometra

La piometra es el nombre que recibe la infección localizada en el útero. Por lo tanto, solo la pueden sufrir las gatas enteras. Esta enfermedad puede presentarse de varias maneras. En el caso de la piometra cerrada, se caracteriza por el acúmulo de pus en el interior de la cavidad uterina.

Esta acumulación puede llegar a romper el órgano, con lo que su contenido, purulento y turbio, acabaría en el abdomen, provocando su hinchazón. Es una urgencia veterinaria. De hecho, cualquier manchado en una gata entera, fiebre, pérdida del apetito, etc., debe consultarse con el veterinario, ya que puede ser señal de piometra.

Estos casos pueden resultar fatales. El tratamiento pasa por una intervención quirúrgica para retirar el útero y limpiar la cavidad abdominal. Para prevenir estas situaciones se recomienda la castración de las gatas antes del primer celo.