Desde temprana edad nos enseñan a través de dibujos animados que los animales son iguales que nosotros, y de esa forma los humanizamos por sus conductas. Esto es positivo porque nos ayuda a empatizar y a cuidar a las mascotas como corresponde, ofreciéndoles lo necesario y aportando cariño.
Por lo tanto dicha visión favorece aspectos fundamentales que por fortuna han mejorado la vida de nuestros perros. Cada día nos preocupamos más por nuestras mascotas y les otorgamos todos los cuidados necesarios en diferentes niveles.
Esto, a nuestro parecer es una magnífica noticia, siempre y cuando no caigamos en la humanización del perro en todos los aspectos. Sin duda la humanización favorece que entendamos que también tienen sentimientos, y que compartimos aspectos como seres vivos y que necesitan de nuestro cariño, atención y dedicación.
Pero no podemos humanizar en el 100% de los ámbitos (nutrición, sistema digestivo, sistema respiratorio, necesidades para sentirse completos, educación, etc).. Tendemos a pensar que nuestros gustos deben ser los suyos, pero no debemos olvidar que se rigen por reglas diferentes y que esto puede «chocar» en algún aspecto.
Poniendo algún ejemplo dentro de los muchísimos que podríamos nombrar estarían su aparato digestivo y la necesidad de separar comidas, la diferente forma al humano de transformar las proteínas en energía, los alimentos que nosotros podemos digerir y ellos no, la forma de relacionarse y saludarse, instintos naturales que nosotros tenemos ya atrofiados pero ellos no, nuestra necesidad de espacios grandes en nuestro hogar y el estrés que les supone a ellos espacios grandes cuando les dejamos solos, etc… Dedicaremos diferentes artículos para conocer las diferencias y comprendedlas.
Pero fundamentalmente y en lo que basamos este artículo, estaría en la forma de disfrutar. Nosotros los humanos podemos disfrutar estando en casa tranquilamente, en el sofá, viendo la televisión y charlando con nuestra familia, y los podemos colmar de todo tipo de comodidades (cama, juguetes, etc), pensando que ya hemos «cumplido».
Pero nunca debemos olvidar que ellos necesitan algo más. Necesitan interactuar con nosotros y con otros de su especie. Necesitan sentirse perros. Necesitan utilizar sus sentidos para conseguir objetivos. Necesitan ser útiles. Como expertos en el mundo de la formación y adiestramiento canino durante muchos años, y en nuestros estudios realizados, comprobamos que los perros a los que les damos todo hecho, los perros sin normas y sin objetivos dejan de ser perros y ello deriva en estrés, que a su vez lo dan salida de diferentes formas en función de sus características (ladridos, morder en casa, estereotipias, fobias, agresividad, anulación de habilidades sociales, etc..).
Con ello no queremos decir, ni mucho menos que no les demos todos los caprichos en casa, comodidad, juguetes, camas, etc.. Sino que todavía nos faltaría algo más.
Con algo tan sencillo como ver las características de nuestro perro (agilidad, concentración, olfato, pasión por jugar con mordedores, saltos, etc..), y para completar su felicidad, sería indispensable la interacción con ellos, que utilicen sus sentidos para conseguir objetivos, bien sean nuestra felicitación, su comida o cualquier motivación que tengan.
Sí, ya sé, hoy en día no disponemos de mucho tiempo… Pero no estamos hablando de trabajos profesionales, ni la obligación de apuntarnos a grupos de trabajo (oci, agility,etc) ni siquiera de añadir tiempo dedicado a ellos, es simplemente aprovechar parte de sus paseos para que los protagonistas seáis el binomio perro-dueño.
Los perros diferencian por lo general su comportamiento en casa de su comportamiento fuera de ella. Y fuera de ella, en la mayoría de los casos, los dueños pasamos a ser ese «incordio» que no me deja cruzar la acera para oler a esa hermosa perrina, ese «aburrido» que no me deja morder el balón de ese niño, ese «soso» que me llama y me persigue para ponerme la correa y volver a casa, etc…
Somos «amigos en casa, y «enemigos» fuera de ella.
Si siguiéramos una breve rutina, en la que fuera de casa guiáramos a nuestro perro para obtener éxito en ejercicios y ello conllevara una recompensa que ese perro en concreto deseara, pasaríamos de ser incordio, aburridos y sosos, a ser ese guía que admiraran, y valoraran porque tiene la seguridad y capacidad para guiarme a los recursos que deseo. Y con esa visión viene la aceptación de normas. Y esos ejercicios nos convierten en la parte más importante de su atención, y por lo tanto disminuye dicha atención a otros estímulos externos que pueden ser causa de conflicto.
Y lo más importante, con todo ello los perros utilizan sus sentidos e instintos para conseguir objetivos y con ello su visión hacia nosotros y con todo ello la disminución o eliminación de stress que derivaría en problemas más complejos.
Tendemos a asociar la palabra «adiestramiento» a la necesidad de solucionar un problema claro que ya exista. Y ese es un gran error.
Da igual el ejercicio o los ejercicios. Podrían ir desde esconder algo para nuestro Beagle, hasta ejercicios sencillos de obediencia premiados con mordedor o juguete para nuestro Pastor Belga o Pastor Alemán o American, rodear arboles a distancia para nuestra raza de pastoreo, saltos para nuestro perro si no tiene mucho peso, trucos para nuestro perro de raza pequeña que conlleven concentración, etc etc…
Podéis seguir nuestro facebook para ver numerosos ejemplos de distintos ejercicios con distintos perros, y en breve podréis seguir nuestro canal de youtube para aprender cómo realizarlos o podéis inventaros muchos más…pero nuestro consejo es que ese «humano» de 4 patas al que le damos todo tipo de caprichos, le demos los mismos caprichos pero dejándole ser perro y con ello ser más feliz y mejorar nuestra relación perro-guía.
Y por otro lado, aplicar normas supone establecer una relación correcta, y no improvisar en cada paseo, en función de si tenemos prisa, de nuestro estado de ánimo, de los que nos rodean en ese momento, etc… Conocer que los perros se adaptan excelentemente al siempre y al nunca, pero lo que no comprenden es el «a veces». Pero en esto profundizaremos en otro artículo.
En definitiva, no entender que a diferentes niveles (educación, salud, nutrición) el perro es un perro, puede perjudicar en diferentes grados su educación, su salud, y una alimentación correcta. Y por supuesto, esto no está reñido con saber que compartimos sentimientos, y que debemos ofrecerles el cariño y los cuidados que corresponde.
Por lo tanto, cuanto más sepamos del perro, mejor vida le podremos ofrecer, y para ello debemos adaptarnos a sus necesidades como especie (en diferentes campos) , y no pretender conseguir lo contrario, porque esto último estaría relacionado con nuestra felicidad pero no con la suya..