Lo cierto es que esta pregunta no tiene una respuesta única, ya que hay que tener en cuenta múltiples factores antes de poder contestar. A continuación examinamos los aspectos negativos y positivos de regalar un animal en estas fechas.
Los perros sienten
Parece una obviedad, pero hay que recordarlo cada cierto tiempo. Los perros no son objetos que puedan comprarse, entregarse y ejercer el derecho a devolución si no cumplen con las expectativas.
Por eso siempre que se plantee la convivencia con un perro hay que explorar la posibilidad desde la perspectiva de que se trata de un ser vivo con necesidades y gastos que hay que cubrir durante toda su vida.
Esta fácilmente puede superar los diez años. No se trata de lo que nos gusta o lo que queremos hacer o conseguir de ese perro. Hay que ponerlo a él en el centro para saber si somos los adecuados para hacerlo feliz.
Un perro, ¿regalo sorpresa?
Irrumpir en un hogar llevando un perro como regalo sorpresa sin consultar antes con las personas implicadas tiene todas las papeletas para acabar en fracaso. Y el perro será el mayor perjudicado, pues le tocará una vida infeliz o, peor, el maltrato o el abandono.
Por eso no es buena idea nunca. Además, si nos decidimos a acudir a una asociación protectora para adoptar, no nos entregarán ningún perro sin conocer antes personalmente al futuro cuidador.
Un perro como buen regalo
La opción de regalar un perro en Navidad no siempre es una mala idea. Para ello lo primero es tener la completa seguridad de que la persona agasajada verdaderamente desea un perro. También es fundamental saber con toda certeza que se encuentra en las circunstancias adecuadas para poder hacerse cargo del animal y garantizarle una buena calidad de vida.
Por ejemplo, nuestra madre de ochenta años puede adorar a los perros grandes, pero no será buena idea regalarle un Dogo de Burdeos. Igualmente, una persona que viaja constantemente por motivos laborales y nunca está en casa no va a ser un buen cuidador para un cachorro.
Por eso, si queremos regalarle un perro a alguien lo ideal sería entregarle una especie de vale y acompañarlo a una protectora para que sea la asociación la que valore sus condiciones y entregue en adopción al perro que mejor se adapte a ese cuidador.
Es mala idea regalar un perro
Ya hemos apuntado varias razones que dificultan que regalar un perro sea una buena idea. Pero hay que tener en cuenta, también, lo que implica hacer regalos justo en Navidad. En este momento del año en el que se intercambian presentes, en cierta manera, nos vemos arrastrados a cubrir esa necesidad social.
Por eso puede surgir el impulso de pensar en un perro para solucionar rápido, muchas veces gratis, un regalo cuando ya no se nos ocurre nada. Por desgracia, la sobrepoblación canina hace que sea relativamente sencillo encontrar perros regalados sin ningún control, que se dan antes de las ocho semanas que, como mínimo, deben pasar con su madre y hermanos.
Hacerse con un perro de esta forma y en esta época también tiene otro componente destacado, que es la falta de reflexión profunda sobre lo que en verdad representa convivir con un perro. La ausencia de reflexión lleva a tomar malas decisiones. En este caso, el primer perjudicado será el perro.
Regalar un perro a los niños
La época navideña es un período de especial ilusión para los más pequeños de la casa. Son muchos los que adoran a los perros y desean por encima de todo tener uno en casa. Ya sea Navidad o cualquier otra época del año, nunca es buena idea regalar un perro a un menor sin el consentimiento previo y expreso de sus progenitores.
Por mucho que el niño lo quiera, normalmente son los adultos los encargados de sus cuidados básicos y, por supuesto, de sufragar sus gastos. Solo ellos pueden valorar la madurez del niño para hacerse responsable de un perro.
También son los que saben si el contexto familiar es el adecuado para incorporar un nuevo miembro. Además, hay que tener en cuenta que hasta el niño más fan de los perros crece y puede perder por completo el interés. ¿Quién se hará entonces cargo del animal?
Dónde acabarán los perros que se regalan en Navidad…
Desde hace años se publican estadísticas periódicas que recogen la cantidad de animales que son abandonados cada año. Cada una de ellas señala el verano como una época especialmente conflictiva. Se relaciona con el elevado número de abandonos que se produce cuando los supuestos cuidadores inician sus vacaciones.
En ese momento deciden que el cachorrito que tan adorable parecía en Navidad es ahora un perro casi adulto, de mayor tamaño y más difícil de controlar, que ya no puede seguir formando parte de la familia por cualquiera de las absurdas excusas que se inventan. Sirva como reflexión final para pensarlo muy bien antes de regalar un perro.