Nacido en las montañas escocesas, el Deerhound o Lebrel Escocés está acostumbrado a ver todo desde las alturas. Destaca por su gran tamaño y su pelaje rústico, aunque también por su carácter amistoso y una mirada orgullosa que recuerda su pasado noble. Majestuoso y altivo, es un perro para personas seguras de lo que quieren. ¿Te animas al desafío?
Datos básicos
- Tamaño: los machos deben tener una altura mínima de 76 cm y las hembras de 71 cm, según la FCI.
- Peso: entre los 36 y los 46 kilos
- Esperanza de vida: de 8 a 11 años.
- Ideales para: vivir en casas grandes en el campo o en las afueras; familias de todo tipo; caza.
Historia del Lebrel Escocés
El Lebrel Escocés es tan antiguo como las Islas Británicas. Se dice que cuando llegaron los primeros escoceses, los antepasados de los Deerhound ya estaban allí. Otras versiones aseguran que la variedad vino desde Oriente, de la mano de comerciantes fenicios. Sea como sea, nadie conoce a ciencia cierta el secreto de sus orígenes. Durante siglos fueron utilizados para perseguir a los lobos y luego para cazar ciervos. De hecho, demostraron ser tan buenos en esta labor que se les quedó el nombre: “deer”, significa ciervo y “hound”, sabuesos.
Debido a sus grandes dotes para la cacería se convirtieron en los preferidos de los nobles escoceses. De hecho, solo los aristócratas tenían permitido contar con ejemplares de Lebrel Escocés, algo que también les valió el mote de “Perros Reales de Escocia”. Esta exclusividad y su gran tamaño llevaron a que en la actualidad haya pocos ejemplares. Fueron reconocidos oficialmente en 1886.
Principales características del Deerhound
Son perros de grandes dimensiones. Su contextura física se asemeja a la de los galgos, aunque de tamaño más pesado. Tienen un cuello fuerte y largo, con una línea superior bien arqueada que desciende hacia la cola. El pecho es profundo, pero no muy amplio. Los huesos de la cadera están bien separados entre sí.
Las patas son anchas y rectas, con extremidades traseras largas y de muslos poderosos. Los pies son compactos, con dedos bien angulados. La cola es gruesa en la raíz y se afina hacia la punta. Es larga, llegando casi a la altura del suelo, y está bien cubierta de pelo.
La cabeza es alargada, sin stop apreciable. El cráneo es plano, con una leve protuberancia sobre los ojos. El hocico se estrecha hacia la punta, finalizando en una trufa oscura. Los ojos son de colores oscuros y de forma redondeada. Las orejas son de inserción alta, plegadas hacia atrás en estado normal y semi-erguidas en actividad.
Los perros de esta raza cuentan con un pelaje grueso, apretado y desgreñado. Al tacto se presenta como de alambre. Los colores habituales son el gris-azulado oscuro o claro, los tonos leonados o rojos con máscara, patas y cola negra. Son tolerables las manchas blancas en el pecho, los dedos y la punta de la cola.
El temperamento del Lebrel Escocés
Si bien su tamaño puede ser intimidante, sus modales no lo son. Es una de las razas más gentiles y cariñosas del universo canino. Con la familia serán afectuosos y buenos compañeros. Son muy leales y, a pesar de ser unos bonachones, defenderán a los suyos si ven que están en peligro.
Adoran a los niños y les buscarán constantemente para jugar, especialmente durante sus primeros 3 o 4 años de vida, cuando muestran una energía inagotable. Sin embargo, por sus grandes dimensiones, pueden ser un problema con los pequeños de corta edad.
También mantendrán buenas relaciones con otros perros, aunque siempre preferirán a los que tengan un tamaño similar al suyo. Al ser tan amistosos con todos no son una buena elección como perros guardianes.
Por otro lado, no son canes fáciles de educar. Los lebreles tienden a ser un poco perezosos a la hora del adiestramiento. Tampoco les gusta mucho obedecer órdenes. El entrenamiento para hacer sus necesidades también requiere de paciencia.
Su instinto de persecución está muy marcado, lo que es un inconveniente a la hora de convivir con animales pequeños. Incluso con una socialización adecuada es probable que intenten perseguir a un gato o a un conejo con el que comparten casa. Por todo ello, no se recomienda su adopción como primer perro.
Cuidados que precisa un Lebrel Escocés
Un Deerhound jamás se adaptará a un piso de ciudad o a una casa de dimensiones reducidas. Aunque sus necesidades de ejercicio son moderadas, cuando corren necesitan una buena cantidad de espacio. Un paseo diario de media hora no es suficiente para mantenerles equilibrados, pues deben tener un lugar donde puedan moverse con libertad.
Lo ideal es disponer de una vivienda con jardín. La valla debe tener una altura considerable para evitar que escape en busca de presas. Por eso mismo, durante las salidas, siempre debe ir con correa. Pero recuerda que tienen una gran fuerza, por lo que el entrenamiento en obediencia es fundamental para que no te arrastren si deciden salie corriendo tras una ardilla.
Suelen ser canes muy activos durante la etapa de cachorros, pero debes evitar que se esfuercen demasiado hasta que termine su crecimiento. A partir de los 5 años tienden a tranquilizarse y será más habitual que se sienten a ver la tele a tu lado o que duerman la siesta bajo el sol.
Los lebreles son naturalmente gregarios y necesitan sentor el cariño de su familia. Si los dejas solos durante mucho rato, lo más probable es que desarrollen un comportamiento destructivo, y con su tamaño pueden destruir bastante.
Pierden pelo moderadamente a lo largo del año y se recomienda un cepillado semanal para evitar enredos. Por su tipo de pelaje es mejor utilizar un cepillo desenredante en las primeras dos pasadas y finalizar con uno de puntas de metal. Los baños solo cuando sea necesario, especialmente si su manto empieza a oler fuerte.
¿Cómo es la salud del Lebrel Escocés?
Entre las enfermedades relacionadas con esta raza destaca la displasia de cadera y de codo, la torsión gástrica o el hipotiroidismo. La cardiomiopatía dilatada, una afección cardíaca, también tiene cierta incidencia en los ejemplares de Lebrel Escocés.
Otro problema habitual es que, debido a su bajo porcentaje de grasa corporal, suelen ser muy sensibles a la anestesia. Esto es algo que los veterinarios deben tener en cuenta cuando sea necesario sedarles; por ejemplo, si van a ser sometidos a una cirugía.
Otra dolencia que puede aparecer es el osteosarcoma, una variedad muy agresiva de cáncer de huesos. Finalmente, la deficiencia de factor VII es un defecto genético que afecta a su capacidad para coagular la sangre, lo que puede causar hemorragias graves incluso en heridas pequeñas.